Federico a la edad de 21 años. Fotografía de Rogelio Robles Romero |
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quisiera tu rostro de escarola verde,
verde como tu
querías que fuera, verde,
y apartar con
mis manos las hojas rizadas
hasta encontrar
tus sempiternos ojos soñadores.
Me detendría en
el rizo de tu pelo negro
como cada
mañana al levantarme, negra,
derrotada al
final por tu presencia serena
que huele a
vega, jámila y espliego.
Ay, Federico,
qué sería de mí sin tu mirada,
sin tus labios
callados y habladores
que acompañan
silencios o entonan canciones
mientras
despierto al hambre diaria de la vida.
Jugando al dime
y al direte te escondes y apareces
vestido de loco
trotamundos, risueño de cal,
entre suspiros
de tiernos brotes verdes,
verdes como tu
querías que fueran, verdes.
Como niño
travieso me persigues mientras guiso
buscando en los
bolsillos del mandil la golosina
en forma de
beso o arrumaco, medicina
para el mal de
amor que destiñe los labios.
Siempre me
acabas derrotando y la derrota
me acompaña
pegajosa en la jornada dura
convertida así
en larga y fina mordedura
de amor eterno
que desquiciado brota.
Ay, Federico,
que sería de mí sin tu mirada
que guardo para
mí sin compartirla,
celosa del
resto de árboles y risas
que llenan de
tristes vacíos mi jornada.
¿En que piensas
mi lindo hombre-niño-adolescente?
¿Dónde guardaste
tus madrugadas tibias?
¡Déjame
prepararte un plato de pálidas endivias
para enmarcar
tu rostro y alegrar tu frente!
¿Qué más te
puedo ofrecer en la cocina?
Marianita
Me ha llegado y no es fácil, casi estoy atrofiado para leer poesía. Hace demasiado tiempo que leo en diagonal.
ResponderEliminarNo entiendo la metáfora de la escritura en "diagonal"; las cosas son así, compañero, no todos los lenguajes son percibidos de igual manera. En casa, a mi mascota siempre le gustó que le leyera poesías, afirma no entender nada, pero lo relaja y le suena a música clásica.
ResponderEliminarEl trasfondo del poema es muy simple: La fotografía de Federico preside mi cocina; está realizada con una técnica fotográfica que implica que su mirada te persigue allá donde estés (por eso le llamo en ocasiones "Federico Perseguidor". Se me olvidó poner la fecha, sería por 2001, cuando pasé seis meses con un collarín rígido después de que me pusieran una prótesis de titanio en el cuello para sustituir un disco cervical que optó por vivir su propia vida... y se marchó. Pasaba mucho tiempo en la cocina, respondiendo a la mirada de Federico y así surgió el poema. Besos, Roete Rojo
Hermoso poema Carmen.
ResponderEliminarEn tiempos no muy lejanos también coloque en mi dormitorio fotos de aquellos que quiero mucho y nunca olvido.
Me dieron fuerza para sobreponerme a una fuete rectificación cervical.
Estás tu. Gracias por tus sabios consejos en esos días tan dificiles.
Ana aria