domingo, 5 de abril de 2015

VENEZUELA NO ES UNA AMENAZA: ES LA ESPERANZA


(Escrito para el Otro País de Este Mundo)


       Arrecia la campaña de los medios contra la República Bolivariana de Venezuela. “Nada nuevo sobre el mapa”, podríamos decir; la agresión es “tan vieja como el hambre”, expresión que escuché a mis mayores repetir. Sin embargo la nueva arremetida tiene un componente que la hace más indigna y peligrosa que en otras ocasiones puesto que se da en el contexto de la declaración del Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, a través de la palabra directa de su Presidente, el negro-blanco, Premio Nobel de la Paz (de los cementerios), de que Venezuela es una amenaza para la seguridad del país más poderoso de la tierra.
         La reacción del imperio USA hay que entenderla en el marco del fracaso de la última intentona golpista para derrocar al legítimo Gobierno que preside Nicolás Maduro Moros. Como tantas veces hemos escrito, la oposición fascista venezolana lo ha intentado todo, menos la vía democrática, para derrocar a los gobiernos legítimos que, desde 1999, inician la transformación del país mediante la llamada “vía bolivariana”.
         Los instrumentos son de sobra conocidos: violencia callejera promovida por sicarios con secuela de muertos, guerra económica contra el pueblo, campañas de terror psicológico a través de los medios controlados por la oligarquía y, ahora, a través de las redes sociales; asesinatos selectivos de dirigentes revolucionarios, intentos de golpe de Estado en colaboración con sectores procedentes de las Fuerzas Armadas, etc. Instrumentos que a veces se alternan, otras veces se suceden y algunas otras se desarrollan al mismo tiempo, siempre tutelados y apoyados por la embajada de los EE.UU. en Venezuela y el uribismo colombiano, su aliado más criminal en el área. No olvidemos que el objetivo último, dados los fracasos permanentes de la oposición, no es otro que justificar una intervención militar.
         El último intento de golpe ha sido denominado por sus protagonistas como “La Salida”, pero, como en otras ocasiones, el tiro les ha salido por la culata.
         En la última arremetida, por fin, pues la paciencia del pueblo también tiene sus límites, algunos responsables del fallido golpe de Estado, pillados “in fraganti”,  que repetía en muchas de sus matrices al de 2002 contra el Presidente Chávez, han sido detenidos. Evito escribir sus nombres pues ya son más que conocidos por la opinión pública española gracias a que los medios no han dejado de publicitarlos y hecho de ellos auténticos “mártires” de la libertad; campaña en la que también ha colaborado Podemos con su cobarde expresión, “No me gusta que detengan a un alcalde en ningún lugar del mundo”, que han ido repitiendo sus representantes.
         La campaña internacional se ha sucedido con un plan bien meditado, uniendo circunstancias que se producían en la República Bolivariana de Venezuela y manteniendo la tensión periódica en los medios e instituciones españoles. En la campaña difamatoria y de agitación política han intervenido también los partidos políticos, a través de sus representantes en el Parlamento Europeo, llevando una resolución contra Venezuela, aprobada a principios de marzo y que ha contado con el voto en contra, entre otros, de Izquierda Unida y Podemos; esta última fuerza habrá llegado a la conclusión de que el bajo impacto de lo que ocurra en el Parlamento Europeo no se traduciría en pérdida de votos, que parece ser su única preocupación estratégica.
         Ni siquiera la irrupción en escena de un personaje como Felipe González se sale de los guiones anteriores. En cada coyuntura crítica aparece algún descerebrado que actúa como vocero de la oligarquía fascista venezolana: José María Aznar, el superjuez-Garzón, Iñaki Anasagasti…; procedentes de distintas “tradiciones” ideológicas tienen en común su odio de clase hacia la Revolución Bolivariana.
        
¡Venezuela se respeta!
        
El Gobierno venezolano y sus legítimas instituciones han respondido con una contundente batalla interna y externa que sigue en pie; movilizando a las organizaciones populares, políticas, comunales, milicias, etc. Millones de ciudadanos y ciudadanas participan en las mismas. Todas las movilizaciones exigen que Barak Obama retire el Decreto Presidencial y deje de intervenir en los asuntos internos; la exigencia de que se respeten la soberanía y la independencia de un país y un pueblo en el que se han materializado las aspiraciones libertarias acumuladas desde siglos y no está dispuesto a doblegarse.
         A fecha de hoy, 4 de abril,  la campaña interna de recogida de firmas supera los 4 millones. El Consejo Nacional Electoral será el encargado de auditarlas y certificarlas. Serán entregadas al Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, en la VII Cumbre de las Américas que se celebrará en Panamá durante los días 10 y 11 de abril.
         No descansa el compromiso del pueblo venezolano en estos días en que celebran la Semana Santa. En multitud de localidades las gentes han vestido de “Judas” a los personajes de la última trama golpista, que han sido quemados, según la tradición popular.
         En el plano internacional la defensa de Venezuela se viene desarrollando en dos planos que son complementarios: el primero, el esfuerzo diplomático para conseguir el pronunciamiento del mayor número de gobiernos y países del mundo frente a la agresión imperialista; el segundo, las actividades desarrolladas por el movimiento de solidaridad antiimperialista.
         Estos gringos de mierda no quieren entender que América Latina dejó de ser su patio trasero hace tiempo. La IV Cumbre, celebrada en 2005, en Mar del Plata (Argentina), fue el escenario del hundimiento del Tratado de Libre Comercio (ALCA), en las propias narices de Bush, quien abandonó airado la reunión sin entender la posición contraria de aquellos negros, indios y macacos que hoy son gobierno en muchos países del área y que se atrevieron a decirle “NO”.
         Venezuela no está sola. El papel que ha jugado en la consolidación de espacios de integración regional, su defensa efectiva de un mundo multipolar y su prestigio internacional han hecho posible la inmediata reacción de la CELAC, MERCOSUR, ALBA, GRUPO 77+CHINA, etc.
         A estas alturas, la subsecretaria de Estado de los EE.UU., Roberta Jacobson, admite sentirse “decepcionada” por la reacción y el amplio apoyo de los países latinoamericanos contra las acciones adoptadas por el Presidente de su país. Dijo además que Estados Unidos no pretende hacer de la Cumbre de las Américas un espacio en el que la situación de Venezuela sea el tema protagonista…¡Se las ven venir!
         Cinco millones de mensajes, enviados desde todas las partes del mundo, exigen a través de Twitter a Barak Obama que retire el Decreto.
         Los acontecimientos siguen “en pleno desarrollo”, que diría el periodista uruguayo-venezolano, Walter Martínez, en su programa de VTV y TeleSur, Dossier. Nuestros medios criminales y sus cómplices, nada dicen; aumentando así la impresión entre nuestra ciudadanía de que el mundo-mundial condena a la “dictadura venezolana” y que ésta, gracias a nuestra honrosa participación, está aislada y a punto de caer.

Más de quince años al pie del cañón

Como si de un mal sueño se tratara puedo abrir la carpeta en la que tenemos reseñadas las actividades realizadas por la Plataforma Simón Bolívar de Granada y llegar a la conclusión de que estamos en el año 2001.
En aquel entonces recortábamos noticias sobre Venezuela que aparecían en los medios escritos españoles. Dividíamos un folio doble (A-3) en dos partes, a la izquierda situábamos como titular “Lo que nos dicen” y, a la derecha, “Lo que ocurre”. Hacíamos cientos de fotocopias que eran pegadas en todas las Facultades de la Universidad de Granada, en los lugares de reunión de los y las estudiantes, en los sindicatos, asociaciones, paradas de autobuses, etc.
Por desgracia, sólo con cambiar la fecha de edición de los diarios, esos carteles podríamos pegarlos cualquier día de esta semana… o de la próxima…como si el tiempo se hubiese detenido.
En realidad lo que se ha detenido, e incluso retrotraído, es el pensamiento de izquierdas, así como sus posibles organizaciones políticas.
Ningún pensamiento, ninguna campaña de contrainformación puede articularse en el vacío. Por contrario necesita de organizaciones que, más pequeñas o grandes, puedan servir de vehículo de transporte que las materialicen en una base social más amplia. Al menos así nos educamos los militantes antifascistas.
Hay quienes me podrían contestar que ahora están las “redes sociales”. Nada tengo contra ellas. El problema es que, en demasiadas ocasiones, a través de dichas redes lo único que conseguimos es difundir un posicionamiento entre los sectores que ya tienen esa posición.
         Entender lo que está ocurriendo en la República Bolivariana de Venezuela debiera de resultarnos fácil si la “Transacción Política” española no hubiese cerrado a cal y canto la memoria histórica de los pueblos de España. Este es uno de los mayores obstáculos que encuentra el movimiento de solidaridad antiimperialista para desarrollar su trabajo: una doble pedagogía que necesita explicar qué pasó aquí para abrir las puertas a entender qué está pasando ahora en Venezuela; para entender, como dice el lema de la campaña internacional de solidaridad, “que Venezuela es nuestra esperanza”
         Durante los años que duró la Guerra de Vietnam, la lucha del pueblo vietnamita fue nuestra lucha; su victoria fue celebrada como nuestra propia victoria. Cuando el golpe contra el Gobierno de la Unidad Popular en Chile, estando nosotros en plena dictadura fascista, participamos del dolor como si la herida la hubiésemos recibido nosotros. El mismo pensamiento y sentimiento que arrastró a miles de jóvenes de todo el mundo a sortear obstáculos, en apariencia insalvables, para llegar a España a defender a la II República  de las garras del fascismo internacional. Salvar a la República Española significaba salvarse a ellos mismos y a la clase trabajadora de sus países de lo que vendría después.
         Tener conciencia de que el derecho a huelga o la jornada laboral de 8 horas fueron posibles gracias a la lucha de los trabajadores y las trabajadoras en todo el mundo; conquistas sociales que se saldaron con represión y muerte y que quedaron como patrimonio colectivo de la clase obrera a nivel mundial.
         Acumulamos demasiadas faltas:
          La falta de conciencia democrática, la que nos hace ciudadanos y ciudadanas.
         La falta de conciencia antiimperialista, la que nos hace defensores del derecho de autodeterminación de los pueblos.
         La falta de conciencia de clase, la que nos hace sentirnos parte de los destinos de la clase obrera a nivel mundial y por ende, internacionalistas.
         Ausencias que son el meollo de nuestra gran tragedia, un corsé que nos impide transformar nuestra realidad más próxima; que nos impide entender el mundo que nos rodea y tomar una posición coherente con nuestros intereses.
         El vacío que nos dejan ha sido ocupado, para nuestra desgracia, por ideologías ajenas a dichos intereses; a saber: el individualismo salvaje, el neocolonialismo y el eurocentrismo; estos últimos, dadas las condiciones de putrefacción del sistema político y de crisis económica y social extrema en que vivimos, expresiones del nivel de ignorancia y estulticia que padecemos. ¡Así nos va!
        

         Roete Rojo