sábado, 14 de enero de 2017

NUESTRA MAYOR FORTALEZA ES LA CRECIENTE RESTAURACIÓN DE LA MORAL DEL CHAVISMO


(Entrevista al doctor Jesús Peña Cedilla, profesor de la Universidad Simón Bolívar de Venezuela, para El Otro País de Este Mundo)

P.- La última arremetida contra el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela afirma que los poderes públicos, en concreto el Consejo Nacional Electoral, obstaculizan la realización del Referéndum Revocatorio contra el Presidente Maduro. Con la Constitución y la Ley Electoral en la mano, ¿qué está ocurriendo?

R.- El referéndum revocatorio es de los mayores avances democráticos de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.  Aquellos que desde el exterior exigen su aplicación saltándose todos los requerimientos, mucho bien harían a sus pueblos si incorporaran dicho mecanismo en las constituciones de sus países. Seguro que jamás se atreverán. 

Un referéndum con esos alcances es un procedimiento extremadamente serio. La oposición lo  desmereció con innumerables irregularidades de tramitación, convirtiéndolo todo en un formidable fraude (suplantación de identidad, firmas de muertos, firmas planas, etc.). Sin necesidad alguna, si en verdad querían el revocatorio: sólo precisaban recolectar unas cuatrocientas mil adhesiones.

Al presidente Maduro y a las personas que les robaron su identidad les ampara también la ley. Esas irregularidades y delitos han sido abordados por los tribunales luego de las denuncias de los afectados. Estamos en presencia del funcionamiento del Estado de Derecho y de poderes independientes. Igual sucedió cuando el revocatorio contra Chávez.

Nos encontramos ante una suspensión temporal del procedimiento hasta que se produzca la corrección de las irregularidades y se resuelvan los temas penales. Luego vendría la recolección de las firmas del veinte por ciento del padrón electoral. Todo está bastante claro desde lo legal e institucional, pero es evidente que la agenda opositora es otra.

Nunca el sector opositor ha estado interesado en una salida electoral y pacífica. Iniciaron el proceso revocatorio con tres meses de retraso, amañaron a conciencia la primera recolección de firmas. Buscan propiciar condiciones para un enfrentamiento violento que les abra las puertas del poder sin restricciones democráticas ni constitucionales, única manera de acabar de raíz, a sangre y fuego (a la manera Pinochet), con el chavismo. No buscan un cambio de gobierno, buscan extirpar una cultura, una fuerza interiorizada en el pueblo venezolano; dejando claro urbi et orbi lo que le sucederá a quien ose transitar caminos de auténtica transformación.

No se trata tampoco de la estrategia del golpe parlamentario (aunque intenten simularla), porque ni la constitución venezolana lo permite, ni tendrían la complicidad de otros poderes institucionales. Lo que procura la oposición -y lo hace a conciencia- es una salida inconstitucional, violenta y sin posibilidad de vuelta atrás. El revocatorio, la enmienda, la nacionalidad del Presidente, el juicio parlamentario, etc., son tácticas implementadas durante 2016 para construir las condiciones para la violencia y el golpe duro.

P.- Sabemos que la guerra económica contra el pueblo sigue activada, junto a la aparición de “focos” de violencia fascista en algunos puntos del país. ¿Cuál está siendo la contestación del pueblo de Venezuela.

R.- Debo dejar claro que Venezuela sigue siendo en lo fundamental un país que vive en paz: la gente hace su vida cotidiana trabajando, conviviendo en familia, adelantando proyectos, saliendo de vacaciones,  o celebrando la navidad. etc. Pero es evidente que los ataques contra el país siguen produciendo efectos perversos en el acceso a algunos productos de alta necesidad. Todas las semanas, los venezolanos debemos hacer alguna cola para adquirir algún bien indispensable a precio subsidiado; lejos de la caricatura de una crisis humanitaria. Es lo que desearían, pero no lo han logrado.

Seguimos entrampados en una guerra que no sólo es económica sino multidimensional, lo cual reclama soluciones de tipo estructural, no de corto plazo: acabar con el rentismo petrolero es lo básico, pero lo esencial es construir una sociedad distinta (en lo económico productivo, en la distribución del poder y la propiedad, en el sustrato de valores…), con balances muy alejados de los heredados de la IV República que prevalecen.
Uno de nuestros errores estratégicos es no haber abordado esas tareas con la fuerza, el rigor y los controles necesarios desde los primeros años de la revolución. Lo que se hizo fue al mismo tiempo mucho y poco, y cometimos errores en el manejo de los recursos destinados al cambio estratégico.

Sufrimos un abrazo fuerte del capitalismo que dejamos sin tocar. El capital controla buena parte del tejido económico y cultural. Un inmenso portón abierto para la agresión unificada del capitalismo como sistema, apoyado en acciones conscientes de la oligarquía nacional y extranjera.  Las batallas cruciales se están dando por el control estatal y social de los circuitos de distribución y comercialización. En términos estratégicos la guerra se ganará en el espacio de la producción y la propiedad. Las señales de que algo se avanza en  estos terrenos son cada vez mayores, pero estamos lejos de poder cantar victoria.

Resaltaría la mínima rentabilidad que ha significado esta guerra para los opositores. Lo ocurrido en las elecciones parlamentarias del 2015 (crecimiento vegetativo de la derecha y abstención de dos millones de chavistas) se ha reflejado en los intentos infructuosos de la contrarrevolución de darnos jaque mate a finales de 2016: la toma de Caracas en septiembre (una parte mínima del este opulento); la toma de Venezuela en octubre,  más de lo mismo; el paro general del 28-10, un fiasco absoluto y la toma de Miraflores del 3-11 tuvieron que evitarla; el diálogo propuesto por el presidente Maduro les cayó como agua bendita para anunciar una suspensión honrosa.

Los acontecimientos posteriores (intento de juicio presidencial, retractación de la Asamblea Nacional en su desacato al Tribunal Supremo, sentarse regañados en las mesas de diálogo y la avalancha de insultos que entre ellos se han lanzado, les obliga a postergar las tentativas para 2017.

P.- Las oligarquías de ambos lados del Atlántico siguen empeñadas en aislar a Venezuela, poniéndole trabas en MERCOSUR, promoviendo “resoluciones” fuera del país, o con declaraciones contrarias en la última Cumbre Iberoamericana celebrada. ¿Qué opinión le merece la actividad desarrollada por la Canciller Delcy Rodríguez

R.- El terreno internacional siempre ha sido un campo de batalla duro, más tras la pérdida de Chávez. Las derrotas sufridas en Argentina y Brasil, la claudicación de Uruguay… nos han puesto en la práctica fuera de Mercosur. La actuación de Almagro en la OEA ha hecho mucho daño. Pero ninguno de esos movimientos ha tenido eficacia.  

El diálogo para la convivencia pacífica propuesto por el gobierno ha logrado sobreponerse a las estrategias injerencistas. Esos escenarios tendrían que empeorar muchísimo para jugar algún papel en la reactivación de la violencia política en el país. La batuta de la oposición siempre la tendrán los Estados Unidos; sigue vigente el decreto de Obama, señalándonos como una ‘amenaza extraordinaria’ para esa potencia. La victoria de Trump –y más todavía, la derrota de la Clinton- ha dejadon a la derecha con los planes aparcados (hasta nuevas órdenes).

La Canciller Delcy Rodríguez ha demostrado ser una gran líder. Un cuadro de la revolución puesto a prueba, sometida a todo tipo de ataques (incluidos los de corte machista). Sus más recientes logros han sido la transferencia efectiva a Venezuela de la Presidencia de los No Alineados (Cumbre realizada sin inconveniente alguno en Margarita en pleno delirio opositor) y la muy honrosa presentación anual del país ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU (un orgullo ver una delegación de puras mujeres defendiendo exitosamente a nuestra patria). La Canciller ha demostrado que en los espacios globales seguimos obteniendo victorias y que el discurso opositor sigue siendo ineficaz. Otra cosa son las acciones de los gobiernos derechistas latinoamericanos (y de España), que alimentan las mentiras de los medios globales, empedernidos tergiversadores y encubridores de los verdaderos hechos.

P.- Fracasada la Huelga General y los intentos de “tomar Miraflores”, ¿cómo crees que se comportará la oposición fascista en el futuro?

R.- Sus fracasos recientes la han puesto al borde del colapso. Tuvo que venir un enviado del norte (Shannon) para evitar la división abierta.  Más temprano que tarde abandonarán el diálogo y volverán con su agenda desestabilizadora y violenta en el marco de la guerra generalizada que sufre nuestro país.
Los procesos electorales inminentes volverán a tensionarla por el poder, pero la mano de Shannon siempre estará para reordenar el rebaño. 

El marco institucional de cinco Poderes Públicos (más el Poder Popular) que construyó Chávez ha resistido extraordinariamente los intentos desestabilizadores centrados en el dominio opositor de la Asamblea Nacional (además de la torpeza de sus conjuras): la AN ha cerrado el año subordinándose al Tribunal Supremo de Justicia al retractarse por el desacato cometido al incorporar ilegalmente a varios diputados. Pero sus intentos de generar conflictos se reactivaran en 2017. Veremos mucha tensión en torno a la renovación del Poder Electoral, pero creo que saldremos bien de estos procedimientos institucionales.

Más difícil la tendremos en los próximos procesos electorales si no logramos avances definitivos en el terreno económico cotidiano. La abstención de nuestra base social le seguirá transfiriendo poder a la derecha; esta vez poder local y regional. Una perspectiva más peligrosa que la vivida este año con una Asamblea Nacional en manos opositoras.

P. ¿En qué elementos situaría las debilidades y  fortalezas del proceso bolivariano hoy?

R.- Hasta ahora el mejoramiento de la situación económica es muy pequeño y la sustentabilidad de nuestras medidas está por verse.  Los opositores insisten en sabotear la producción y el suministro de todo tipo de bienes y servicios,  la moneda nacional y la psicología del venezolano. Nuestra contraofensiva, centrada en los Comités de Abastecimiento y Producción (CLAP), muestra demasiada improvisación. Se requiere más audacia en el tema de la unificación cambiaria (pasando del subsidio de productos al apoyo directo a las familias y comunidades, algo ya prefigurado en las tarjetas de alimentación y en la defensa continua del salario), el poder popular (integrado en los CLAP) debe ser todavía más empoderado, y  no se ven suficientes progresos en el castigo a la corrupción

Nuestra principal fortaleza en el terreno político es la creciente restauración de la moral del chavismo. Somos la única fuerza con un proyecto de país aceptado por la mayoría de los venezolanos (incluso por muchos que no votan al chavismo). Estamos movilizados en la calle y hemos recuperado la disposición al combate, mientras la derecha decepciona al mostrarse inepta y enceguecida, y, ahora, más desmoralizada y dividida que nunca. Las estrategias defensivas frente a la guerra se están transformando en ofensivas (dejando un saldo organizativo y de conciencia creciente) y, para bien y para mal, el año próximo se prevé una mejora sustancial en el precio del petróleo.

P.- El Gobierno de Venezuela, desde los tiempos de Chávez, ha llamado al diálogo y a la negociación política de manera sincera, chocando con la irracionalidad de la oposición fascistizada y de los grandes grupos económicos en el país. ¿Esperas algo positivo de la nueva iniciativa?

R.- Cosas positivas ya se han dado en el marco de esa iniciativa.
Se reafirmó que la posición pacífica del gobierno revolucionario es de principios, que eso no se contradice con poseer una Fuerza Armada reafirmada como pilar para el mantenimiento de la convivencia entre los venezolanos, y que dialogar no tiene que ver con renuncias o capitulaciones.
Se desactivó para el 2016 la agenda violenta y los planes de golpe en todas sus variantes. No dudamos que se reactivarán el año próximo, pero con el fardo de esta nueva derrota encima.
Se dividió todavía más la derecha, con los fascistas de Leopoldo López y María Corina Machado más aislados (y encolerizados) que nunca. Pero todas las facciones sin mayor respaldo violento de calle.

No se pueden esperar resultados de reconciliación y convivencia de largo plazo con la oposición fascista venezolana. Nunca abandonará sus propósitos de asaltar violentamente el poder; pero la estrategia del diálogo –además de detenerlos- les ha agregado el coste político que tendrán que pagar cuando decidan (y así lo harán) levantarse de la mesa.

P.- Tengo que reconocer, profesor Peña, que estoy espantada de leer la opinión de la extrema izquierda en Venezuela y fuera de ella, que sus planteamientos se acerquen cada día más a los de la oposición fascistizada, ¿cómo interpreta este fenómeno?

R.- Cierto. Uno se sorprende y piensa que se trata de anomalías inexplicables, pero cuando se revisan otras historias, cercanas y lejanas, se descubre que ese ha sido el destino de los afectados por lo que Lenin llamó ‘enfermedad infantil del izquierdismo’.

Vemos los lamentables posicionamientos de figuras antes chavistas que admirábamos. Podría decir que no los entiendo, pero no es así. Todo se explica por una combinación de diferencias reales  acerca de táctica y estrategia (casi nunca el principal factor), viejos odios personales, desprecios clasistas enmascarados, despechos burocráticos, apetencias desmedidas, egos heridos y –el disparador de todo- mal cálculo político sobre la inminente caída del gobierno. Un oportunismo de poca monta alimentado por nuestra abismal deuda con la formación ideológica, no solo del ciudadano común, sino de mucha dirigencia; lo que permite la llegada de farsantes a altos puestos de dirección.

Sin meterlo en el saco de los traidores, sirva de ejemplo lo sucedido con el actual Ministro de Cultura, un joven empeñado en ejercer bien sus funciones. Éste comunicaba en rueda de prensa que (con asesores de la península, por cierto) iba a lanzar la ‘Marca Venezuela’, como su proyecto estrella desde el Ministerio… poco de cambio profundo de la sociedad y de conciencia acerca de la batalla en la que nos encontramos, se puede derivar de dicha consigna. Que el capitalismo convierte todo en mercancía lo sabemos, pero que esas dinámicas  las impulse el Ministerio de Cultura de un gobierno que aspira a construir el socialismo son palabras mayores. La campaña se retiró; solo lo muestro como ejemplo de lo que para mí es una falla ‘tectónica’ en esta revolución.

Las vicisitudes de la actual coyuntura, cuando la extrema derecha se desnudó completica abandonando con descaro sus falsas pretensiones de un revocatorio contra Maduro, han dejado íngrimos y solos con esa consigna de la derecha a los ultraizquierdistas de todo pelaje que se sumaron a ella a última hora. ¡Ahora solo Marea Socialista, el sindicato UNETE y unos pocos ex-ministros (Navarro, Álvarez, Osorio. Márquez…), piden revocatorio!, dejando de considerar los extremos legales y constitucionales y despreciando irresponsablemente las consecuencias de calado político, económico y de convivencia contra el pueblo venezolano que vendrían aparejadas con la sola convocatoria irregular del procedimiento y en las condiciones de asedio que actualmente sufrimos. Una verdadera vergüenza.

 Roete Rojo