domingo, 20 de enero de 2019

ANDALUCÍA TRAS EL 2 D: ¿CAMBIO DE CICLO HISTÓRICO?


(Escrito para El Otro País de Este Mundo)
          
Los resultados de las elecciones al Parlamento Andaluz, celebradas el pasado 2 de diciembre, son de sobra conocidos y han desatado un torrente de análisis para poder explicarlos, que inciden en su trascendencia fuera del ámbito andaluz.

          El resumen de los resultados sería:

Participación: 58.65%, inferior al 63% de las celebradas en 2015

Abstención: 41.35%, superior al 36% de las celebradas en 2015

Voto en blanco, 1.58% y voto nulo 2.20%

Votaron 3.691.859 electores y electoras

Se abstuvieron de hacerlo 2.602.546 electores y electoras

          Obtuvieron representación parlamentaria:

PSOE: 1.009.243 votos    27.95%        33 escaños

PP         749.275               20.75%        26

CS        659.631               18.27%        21

AA         584.040               16.18%        17

VOX       395.978             10.97%        12

Como colofón a estos resultados el día 18 de Enero de 2019 tomaba posesión de la Presidencia de la Junta de Andalucía Manuel Moreno Bonilla, candidato del PP, con el apoyo de CS y VOX. Gran noticia para los titulares: por primera vez, tras la II Restauración Borbónica, el PSOE era desbancado de la Presidencia y del Gobierno de la Junta de Andalucía. Por este motivo todos los analistas hablan de un “cambio de ciclo”; circunstancia cierta, pero anunciada, que no ha ocurrido de la noche a la mañana. El PSOE hace años perdió en las capitales de provincia y en las grandes ciudades de Andalucía, lo cual significó el primer cambio profundo, ya que las ciudades habían sido los bastiones de la “izquierda” históricamente. A lo que hay que sumar que ya se vio obligado a gobernar en minoría tras las dos últimas elecciones andaluzas, primero con IU y después con CS. Andalucía se suma así a la tendencia de pérdida de influencia social y electoral en los que fueron sus otros “nichos” (expresión de los tecnócratas), como es el caso de Catalunya.

¿FIN DEL CACIQUISMO?

El caciquismo político ha tenido su expresión contemporánea y máxima en la actuación del PSOE andaluz, que se ha comportado como una poderosísima máquina de generación de clientelismo, nepotismo, reparto de beneficios económicos condicionados a la “lealtad”, prebendas, etc. 

Con el “engordamiento” inoperante del aparato administrativo autonómico, hasta convertirlo en mastodóntico, repartió trabajo en cantidades ingentes entre los “suyos y allegados”. El modelo inundó la geografía andaluza de un extremo a otro sin excepción. Los casos de corrupción más mediáticos, como el de los ERES, expresan con nitidez la naturaleza del fenómeno.

Lo único que diferencia este nuevo caciquismo del histórico es que no ha ido acompañado del turnismo; el poder ha sido hegemonizado con mano de hierro por una sola fuerza política casi durante 40 años; las huellas de este monopólico ejercicio del poder tardarán lustros en desaparecer; de aquí que, al margen del cambio de nomenclatura, debamos ser escépticos antes los augurios de “cambio de ciclo”.

El singular tripartido que ha desbancando al PSOE y a la sultana del poder y de Sevilla levanta banderas anticorrupción, achicamiento de la administración, regeneración y auditorías externas, pero poco hará más allá de cambiar unos gestores por otros, pues para eso gobiernan ellos ahora. Ni tocarán las “agencias externas”, ni al resto de chiringuitos montados por el PSOE para derivar servicios de la administración pública hacia el sector privado, política liberal ideario también de las fuerzas del nuevo Gobierno; como mucho, repetimos, habrá cambio de nombres y de algunos beneficiarios.

CRISIS ECONÓMICA Y HARTAZGO

Se insiste en que los motivos del retroceso del PSOE en Andalucía han sido principalmente la corrupción y el “autoritarismo” en la gestión. No niego que  estos aspectos hayan tenido su influencia en el período último. Más creo que debemos aterrizar sobre las condiciones objetivas, y la situación que atraviesa la clase obrera y otros sectores populares andaluces; no por casualidad en casi todos los baremos sociales se sigue a la cola del Estado. Sin ir más lejos un índice de paro del 24.4%, que asciende por encima del 58%, referido a los sectores comprendidos entre los 20 y los 25 años (datos de la EPA). Será por eso que el 80% de los jóvenes andaluces opine que tendrá que emigrar para conseguir un empleo y que por primera vez en muchas generaciones, los jóvenes vivirán en peores condiciones que sus padres. Un panorama desolador.

El impacto del modelo de integración a la CEE, primero, y a la UE, después, exigieron el sacrificio de sectores e industrias fuertes como la naval o la automotriz, de alta cualificación y estabilidad de mano de obra; la petroquímica, la minería, la industria de fertilizantes, etc. Las sucesivas reformas dentro de la PAC (Política Agraria Común), han concentrado las ayudas fabulosas recibidas en manos de los grandes propietarios: viejas castas latifundistas y nuevos grandes propietarios; sin que ningún Gobierno del PSOE haya ni tan siquiera intentado que se aplique la “Ley de Impuesto sobre la Tierra”, que fue presentada como una gran conquista política y social y está impresa en el Estatuto. Mientras se generaban dos focos de acumulación salvaje de capital, basados en la superexplotación de la mano de obra emigrante: los cultivos tempranos bajo plástico o no.

Como andaluza he escuchado muchas veces aquello de “se han hecho muchas cosas, Andalucía está desconocida”… en fin, sería inviable pensar que en casi 40 años las cosas no cambiaran nada… sería inconcebible que siguiéramos sin agua potable ni saneamientos en poblaciones rurales distantes apenas 20 kilómetros de la capital de provincia, sobre todo teniendo en cuenta las extraordinarias cantidades de recursos recibidos de la Unión Europea en sus distintas etapas de formación. Por mucho que hayan robado. Es un discurso demagógico y reaccionario.

La constatación real, nos guste o no, es que seguimos siendo la cola del tren de España y de Europa, y que nuestro presente y nuestro futuro sigue marcado por dos constantes típicas del subdesarrollo: que debemos seguir emigrando y que nuestra única materia prima generadora de riqueza es el sol y el turismo (principalmente bares y chiringuitos; los tours operadores extranjeros se llevan el grueso del pastel). Así lo dispusieron las oligarquías y, hasta ahora, nadie ha conseguido vencerles el pulso. Pasado el boom del ladrillo e instalada la crisis, muchas ilusiones y perversiones ideológicas se han desvanecido. La confrontación entre la Andalucía “oficial” (la de Canal Sur) y la real (paro, precariedad en el empleo y los servicios, falta de perspectivas, etc.), ha generado un hartazgo sin precedentes, que explica la abstención y la victoria de la derecha más recalcitrante; al ser incapaz la izquierda de presentar un proyecto con alternativas reales que exigen compromisos, pues nada se podrá cambiar sin cambiar las estructuras de fondo… y ahí nuestra izquierda se caga.

LAS ELECCIONES ANDALUZAS EN SU CONTEXTO 

Que corren malos tiempos para la lírica es conocido también. La ola de derechización y surgimiento de organizaciones fascistas y neonazis que rozan o participan ya del poder en Europa es una realidad, al mismo tiempo que se desploma la influencia de la socialdemocracia. Es el efecto de la crisis económica y de las secuelas de las “primaveras árabes” (que ya casi nadie se atreve a aplaudir).

Más cerca de nuestra casa, la situación catalana ha incidido de forma directa sobre la derechización (no sólo de la derecha) sino en general de todos los partidos del sistema; jugando Susanita un papel mezquino e irresponsable al posicionarse en su pugna contra Sánchez en un lugar difícil de ser distinguido de la derecha más españolista. 

Imposibilitando la primera moción de censura, que de prosperar hubiese supuesto un acercamiento a las fuerzas del independentismo, y un previsible futuro menos convulso; pactando con CS en Andalucía, disputando la Secretaria General a Sánchez, etc., ha quemado todas las velas, que soplaban “varones” y demás bribones,  para inmolar a SU partido (para Susanita todo era SUYO, ha sido terrible aguantar todos estos años el discurso de MI, MI, YO, YO…).

Comienza ahora el discurso del miedo por el ascenso de VOX y el pacto tripartito de las ultraderechas. El voto de Vox ya ha sido analizado: se trata de un voto de mediana edad, de derechas de toda la vida, de ingresos altos; un voto urbano, en el que destaca un 50% de mujeres y sólo un 2% de jóvenes, y un buen nivel de formación.

El tema sería ahora estudiar el por qué del fraccionamiento y posterior reagrupamiento del voto ultraconservador y cómo van a influir estos dos fenómenos en los procesos electorales que se avecinan; y qué consecuencias pueden tener. En el tema de género ya hemos visto una muestra.

Ahora bien, engañaremos de nuevo a la gente si planteamos que VOX es el fascismo de los años 30, el falangista con cinto de cuero negro y pistola, por mucho que su estética y valores incivilizados nos los recuerden. Los de VOX no son “nacionalsindicalistas”, su proyecto no es estatista ni paternalista sino liberal al extremo: acabar con los restos del Estado del bienestar… y no sabemos si también con la caridad como alternativa de sobrevivencia.

Voxiferan y voxiferan  exigiendo la expulsión de más de 60.000 inmigrantes no regularizados. Es pura comedia. Sólo pretenden precarizarlos y superexplotarlos más. De sobra saben que estos inmigrantes mantienen la alta productividad agrícola bajo los plásticos y que los “patriotas españoles” no están dispuestos a comerse el mojón. Y disculpen la vulgaridad del lenguaje.

Roete Rojo