viernes, 22 de mayo de 2015

LA TRANSICIÓN ESPAÑOLA. NUEVOS ENFOQUES PARA UN VIEJO DEBATE

(Granada, 14 de mayo de 2015)

La transición española. Nuevos enfoques para un viejo debate es el título del libro editado por el profesor Julio Pérez Serrano y la profesora Marie Claude Chaput. Madrid. Biblioteca Nueva. 2015.
          Aprovechando la presencia del profesor Julio Pérez en Granada, el Seminario “Otro Pensamiento Es Posible” de la Universidad, convocó un acto en el Salón de Grados de la Facultad de Ciencias Políticas, el pasado 14 de mayo. Tomando como escusa la publicación del libro antes reseñado, pudimos compartir una tarde de reflexiones y enseñanzas junto al profesor.
          Comentar algunos aspectos de su trayectoria como docente e investigador resulta imprescindible en una situación que se alarga ya durante décadas y en la que, para desgracia nuestra, “valen más las relaciones sociales y personales” que los méritos. Como comentó Carmen Morente en la presentación de Julio Pérez Serrano, el debate sobre los méritos y las relaciones forma parte también del debate sobre la Transición Política.
          Doctor en Historia
          Profesor Titular de Universidad en Historia Contemporánea desde 1992.
          Dirige el Grupo de Historia Actual de la Universidad de Cádiz (GEHA) y es Presidente de la Asociación de Historia Actual (AHA). Decir que la AHA no agrupa solo a historiadores e historiadoras sino que está abierta a  todas las Ciencias Sociales. Desde ambas instituciones (GEHA yAHA) ha promovido la participación de expresiones de los movimientos sociales, de investigadores e investigadoras no adscritos al campo universitario, ha defendido la historia oral como fuente, abriendo la actividad universitaria a profesores de instituto, a personas procedentes de la lucha política y del internacionalismo, etc. Gracias al doctor Julio Pérez Serrano, personas como yo, que soy Auxiliar Administrativo en el Hospital Clínico (licenciada en Geografía e Historia, en 1978), pueden ser miembros del GEHA y de la AHA y acceden a ver parte de su trabajo publicado o presentado.
          De 1993 a 2004 dirigió el Programa de Doctorado en Geografía e Historia de la Universidad de Cádiz.
       Ha sido investigador principal en muchos proyectos.
       Profesor invitado en Programas de Doctorado en universidades españolas y latinoamericanas.
          Ha escrito multitud de libros y de artículos en revistas especializadas.
          Ha dirigido 21 Tesis Doctorales y 120 de Licenciatura.
          Miembro del Consejo Directivo de la Asociación de Demografía Histórica.
          Profesor en el Programa de Cooperación Iberoamericana de la Agencia Española de Cooperación Iberoamericana (AECI).
          Miembro del Consejo Asesor de la Revista de Demografía y Director de la prestigiosa Revista de Historia Actual.
          La presentación siguió con estas palabras:
Gracias al Seminario Otro Pensamiento Es Posible por organizar este acto. Gracias a todas y a todos los asistentes al mismo, en este día tan caluroso en Granada.
          Para mí es un reto y un placer hacer la presentación del profesor Julio Pérez Serrano por la sencilla razón de que es un amigo del alma, un compañero y camarada y un gran maestro; quiero decir con esto último, que han sido muchas las lecciones que me ha dado.
          La temática de esta conferencia tiene una actualidad rabiosa; en palabras del profesor Fernando Wulff Alonso, Universidad de Málaga, escritas en 2004, en el Boletín de la AHA, “El que la situación en el campo de los estudios especializados referidos a este momento (la Transición Política) sea distinta es una buena señal de la honda conexión entre los intereses de una parte substancial de los historiadores que se dedican a ello, la exigencia social de esa reflexión y las propias necesidades de articular una memoria consecuente con un sistema democrático, y un buen presagio de la futura construcción de una memoria social y pública bien distinta”; diagnóstico coincidente con el del profesor Viçent Navarro, quien escribía en 2003, en relación al mismo tema: “Es cierto que comienzan a aparecer libros, pero su difusión es muy limitada, resultado del abismo que existe en España entre el mundo intelectual académico y la cultura popular, la cual está predominantemente influenciada por los medios televisivos, en los cuales el silencio sobre tal pasado continúa existiendo”.
          Imagino que esta tensión sigue presente y sigue exigiendo el trabajo académico y social, para acabar con el silencio, la desmemoria y contribuir así a la construcción de una sociedad democrática.
          Después de la victoria del fascismo en España y la pervivencia de la dictadura durante cerca de 40 años, es lógico pensar que la Historia de España, en general, y la Historia del Siglo XX en particular, haya tenido un sesgo ideológico determinado. Pero, ¿cómo explicar el silencio y la desmemoria, pasados ya 40 años de la muerte del dictador?
          Desde mi modesto punto de vista, la clave está en la Transición Política que dio paso a la Restauración Borbónica. Si es difícil, todavía hoy, abordar el tema de la Transición Española, es por el simple hecho de que un debate sobre este período de nuestra Historia Actual exigiría, desde un primer momento, plantear la ilegitimidad de la institución monárquica.
          Sobre el silencio y la desmemoria, el “revisionismo histórico” ha generado dos mitos que impactan por su naturaleza perversa y sus consecuencias sobre la sicología de masas: el primero de ellos es el mito de que la Guerra de España fue consecuencia del proceso de radicalización y confrontación social que la II República favoreció. El segundo de ellos, el mito de que lo único noble y vindicable en nuestra Historia del siglo XX ha sido la Transición Política. Tan noble y vindicable que se ha convertido en producto exportable de uso universal (desde América Latina hasta Polonia, Marruecos o Argelia), en la medida en que sitúa como única vía posible para los procesos de transición, la de cambiar las apariencias sin tocar sustancialmente los mecanismos de dominación. Mito que sigue actuando como “capital no tangible” (expresión del profesor Julio Pérez Serrano), abriendo mercados a las empresas multinacionales de matriz española.
         
Me ha sorprendido recordar, revisando papeles escritos hace más de 10 años, que ya en 2003, el profesor Viçent Navarro, al hablar de la “Transición Inmodélica” (lo cual ya era un auténtico bombazo), plantee, después de su profundo análisis sobre la naturaleza de dicho pacto y sus nefastas consecuencias, que la correlación de fuerzas no permitió otra salida. Recomiendo a cualquiera de ustedes la lectura de todo lo escrito por Viçent Navarro sobre la Transición Inmodélica; se disfruta leyendo su análisis riguroso que no elude ningún tema espinoso, incluido el de la Monarquía, la banca, la Iglesia o el Ejército; el compromiso de la socialdemocracia europea y de los EE.UU., etc.
          Pero, ¿y entonces?, ¿de qué sirve la crítica rigurosa si acaba en puro determinismo histórico?
          Por último, por estar en un centro universitario, acabo esta presentación afirmando que la Transición Política, de la que nos hablará el profesor Julio Pérez Serrano, fue, o siguen siendo (uno de los interrogantes que me gustaría que nos aclarara Julio, los “tiempos” de la Transición), cualquier cosa menos un proceso “pacífico”. Las imágenes que estamos viendo nos hablan de más de 200 muertos (sólo de 1976 a 1979), con nombres y apellidos, asesinados  y asesinadas por los aparatos de Estado y las organizaciones paramilitares a su servicio. Entre ellos, un joven estudiante de esta Universidad, de mi generación, militante de la Joven Guardia Roja, Javier Verdejo. Fue asesinado por disparos de la Guardia Civil, en el mes de agosto de 1976, mientras realizaba en la Playa del Zapico (Almería, su ciudad), mientras escribía sobre un muro una pintada: “Pan, Trabajo y Li…”.
          Gracias

          A continuación, y en base a las notas que tomé durante su conferencia magistral (expresión que utilizó una de las personas que asistieron al acto),  señalaría las siguientes ideas centrales:
         
          1ª.- En respuesta a un interrogante sobre los “tiempos” de la Transición Política Española, señaló que los hay para todos los gustos y cualquiera de ellos tiene sus bases argumentales. Algunos señalan como inicio el atentado contra Carrero Blanco en diciembre de 1973; para otros se cierra con la aprobación de la Constitución Española de 1978… o en el primer Gobierno del PSOE en 1982 o con el ingreso de España en la Unión Europea.
          Esas fechas y sus criterios, expresó el profeso Julio Pérez, no tienen gran importancia. Lo fundamental es distinguir la Transición Política del proceso de modernización democrática.
         
2ª.- El proceso de democratización, la lucha por la democracia, tiene dos siglos de antigüedad en nuestro país, en los cuales se vivieron multitud de avatares. Distinguió tres momentos claves: el primero marcado por la lucha contra el Antiguo Régimen (como hito la Constitución de Cádiz de 1812) y la Guerra de Independencia desarrollada contra la invasión francesa; el segundo marcado por el sexenio revolucionario (1868-1874) y la proclamación de la Iª República Española (1873); y, el tercero, por la Proclamación de la IIª República Española (1931). Teniendo los tres momentos en común su brevedad.
          Señaló que en esos dos siglos (XIX y XX)  predominó el autoritarismo y planteó que la “vía pacífica” ha sido magnificada por la historiografía oficial, sin base sustentadora. Magnificados han sido los períodos del reinado de Isabel II, la Primera Restauración y la Monarquía Borbónica de Juan Carlos I.
          Identificar Transición con Democratización es una estupidez.
         
3ª.- En este marco hay que debatir la significación de la Transición Política en España. La búsqueda de una salida que permitiera el paso del franquismo hacia la Monarquía diseñada desde el propio régimen, tuvo una primera etapa definitivamente autoritaria hasta llegar a la etapa constitucional.
          En cuanto al proceso de democratización que se vivió en ese período tuvo tres expresiones: la primera, reformista (defendida por el régimen de Franco y sus poderes fácticos); la segunda, representada por la “Plata-Junta”, en la que acabaron uniéndose las posiciones de la Ruptura Democrática (defendida por el PCE y otros) con las posiciones de la Convergencia Democrática (defendida por PSOE y otros); y, por último, la defendida por la izquierda revolucionaria que pretendía un cambio de estructuras y no sólo de la forma de gobierno; sin cambio en la dominación económica y social no era viable la democratización.
          Queda claro que se impuso la vía reformista.
          La Amnistía del 15 de octubre de 1977 fue en realidad una Ley de Punto Final. El régimen jamás ha reconocido el mal provocado. En España no es posible el “perdón” puesto que nadie ha reconocido los crímenes cometidos. En nuestro país siguen mandando las mismas familias fascistas que hicieron la guerra.
          En efecto, la Transición fue cualquier cosa menos pacífica. Hace poco tiempo tuve la posibilidad de hacer un trabajo sobre la violencia ejercida contra la rebeldía existente en aquellos años y el número de víctimas era superior a 500; comencé a hacer el trabajo pero decidí abandonarlo porque ni mi estómago ni mi alma lo soportaban.
          Si ahora se vuelve a hablar tanto de la Transición Política es porque se ha convertido en un tema sensible en el marco de un edificio que se cimbrea y porque muchos, por contrario, no encuentran nada mejor en nuestra historia actual.
         
4ª.- Sobre la naturaleza del Régimen de 1978:
       Se trató de un Pacto Político: que tiene como base la Monarquía Parlamentaria.
          Se trató de un Pacto Territorial: que, frente al derecho de autodeterminación de los pueblos, plantea el sistema de las “Autonomías”.
          Se trató de un Pacto Social: mediante el cual los representantes de los trabajadores aceptan que sean éstos los que paguen la crisis. Su punto culminante fueron los “Pactos de la Moncloa”, de abril de 1977.
          Se trató de un Pacto Internacional: aún estamos en el marco de la “guerra fría”; frente al bloque soviético, España queda alineada con los Estados Unidos y la OTAN.
       Son pilares intocables, basados hasta el día de hoy en la desmemoria y el silencio.
          Ahora, dijo el profesor Julio Pérez Serrano, se está intentando una Segunda Transición para quitar toda la porquería que el Régimen de 1978 está evidenciando pero ocultando los problemas del capitalismo.
          España necesita no sólo regeneración; es imprescindible la transformación. Se nos dirá que “no hay condiciones”, pero el capitalismo es despiadado en esta etapa de la globalización. Quieran o no la Revolución va a estar de moda.
          Sobre la Revolución sabemos bastantes cosas; la principal: que ha sido un método de progreso de la Humanidad. Muchos de nuestros problemas tienen que ver con la falta de Revoluciones.
          Tenemos que combatir el discurso monolítico de “no se pudo hacer otra cosa”, que se ha expresado en la forma conservadora, en la liberal y en el marxismo dogmático. Estas tres interpretaciones llegan a la conclusión de que no se pudo hacer nada distinto a lo que se hizo.
          Ha llegado el momento de indagar, estudiar y escribir la historia de la IIª Restauración, es decir, la Historia del Reinado de Juan Carlos I. Existe una analogía muy grande entre las dos Restauraciones. En ambos casos, problemas similares dieron resultados similares. La salida autoritaria está presente, hoy como antes; con el agravante de que el autoritarismo es la salida que se viene apuntalando desde Europa.
         
          Ya, en el posterior debate, Julio Pérez Serrano contestó a los interrogantes que se le plantearon desde el público.
          A la pregunta de si había existido o no en España Revolución Burguesa contestó que sí, que la Revolución Burguesa se produjo en el siglo XIX, que lo que no llegó nunca a consolidarse fue la Revolución Democrática porque las dos expresiones republicanas (Iª y IIª República) fueron muy breves. Franco, aunque parezca una contradicción, terminó la Revolución Burguesa.
          El agravamiento de la crisis del capitalismo, con todas sus consecuencias sociales no debe ser entendido como el germen de la transformación social y política. La crisis, contestó a otro comentario, baja mucho los “ánimos”; es mucho el temor, el miedo, las incertidumbres. La sociedad española está traumatizada.
          Le preguntaron si se podía hablar de “sociedad española”. Entendió que el comentario se refería al carácter plurinacional del Estado, y afirmó que es uno de los problemas que se arrastran del Pacto Territorial.
          En realidad no sólo se necesita otro marco político que sea República; la República, dijo, tendrá que llevar el adjetivo de “Federal”.
          El problema es que el Pacto Territorial, con su propuesta de Autonomías, fue una política de “café para todos”; equiparó las realidades nacionales (Catalunya, Euzkadi, Galizia e incluso Andalucía), con inventos como Murcia…
          Lejos de dar una respuesta a la realidad nacional existente, fomentó el regionalismo y, después de 40 años, estos regionalismos han desarrollado procesos identitarios muy fuertes.
          No hay más salida que el reconocimiento del derecho de autodeterminación de los pueblos que incluye el derecho a decidir la independencia.

Roete Rojo