Más que
el sol
quema la
rabia.
Más que
la razón
pesa la
mentira.
El
niñito pasea
un perro
indiferente
de
estúpida alegría.
Amenazó
la madrugada
la bota
del fascismo,
arañando
su presencia
la
libertad conquistada.
Crujieron
los versos
en la noche,
abortando
en la boca
la
pasión de la palabra.
El feto
se revolvió
en el
vientre,
mas la
lluvia hizo
acto de
presencia
limpiando
el odio
pestilente,
helando
de golpe
su
violencia.
Un
hombre lloraba
condolido
su amor
humano
consumado;
torrentes
de rostros
amorosos
le
donaban
el agua
de sus labios.
Su
llanto me arrastra
hasta
ese río
donde
toma cuerpo
la
esperanza
hasta
ayer convulsa,
reprimida,
pobre
mariposa
invertebrada.
Se abren
los diques
y los
puentes
océanos
de llanto hermoso
riegan
las sementeras
de la
vida
donde
ayer reinaba
poderoso
el
desierto y sus heridas.
Y lloran
mis ojos
con los
suyos,
me dejo
llevar
por la
riada
tumultuosa
de la vida,
ya para
siempre
mariposa
risueña,
vertebrada.
Quema
más el sol
del
pueblo
que la
rabia.
Pesa más
nuestro llanto
generoso
que la
nada.
Mañana
del día 16, agosto, 2004. Restaurante la Atarraya , con
una
cerveza Brahma.
Nota. El
día anterior, 15 de agosto de 2004, se había celebrado en la República Bolivariana
de Venezuela, el Referendum Revocatorio. Tras el golpe de Estado de 2002 y el
paro petrolero de 2002-2003,
a la oposición fascista no le tembló el pulso para
utilizar un derecho constitucional, consagrado en la Constitución de 1999, a la que ellos se
opusieron, que les permitía, llevar a plebiscito popular la permanencia o no
del Presidente de la
República , Hugo Chávez Frías. La derrota fue contundente,
convirtiéndose el Referendum Revocatorio en Referendum Reafirmatorio. Fueron
jornadas de una intensidad política y emocional extraordinarias. En este poema
intenté grabar una de las imágines vividas durante esa larga, feliz y
esperanzadora madrugada, tras escuchar, junto a cientos de miles de personas,
la voz del reafirmado Presidente, quien habló desde el Balcón del Pueblo del
Palacio de Miraflores.
Quería añadir que esa madrugada ocurrió algo inesperado: ¡Me alegré de escuchar la intervención de Carter en Venezolana de Televisión! En nombre del "Centro Carter", observador internacional acreditado, informaba positivamente sobre la jornada electoral, daba por válidos los datos emitidos por el Consejo Nacional Electoral y felicitaba al Presidente Chávez. El hombre estaba lívido, no le salían las palabras... era demasiado para él y, además, con buen criterio, tenía miedo. A los pocos días, a la salida de un restaurante caraqueño, un grupo de escuálidos le lanzó tomates y dolares falsos, e intentaron agredirlo...
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