El 11 de abril de2013 el Consejo
Nacional Electoral de Venezuela hacía públicos los resultados de las Elecciones
Presidenciales: 7.587.579 electores habían apoyado al candidato Nicolás Maduro
Moros; un 50.61%. Ese mismo día comenzó el golpe de estado de la oposición
fascista, agrupada en la llamada “Mesa de la Unidad Democrática”… Nada nuevo
sobre el mapa.
Leopoldo López, cabecilla de la
MUD, arengaba a sus seguidores para que “descargaran su arrechera (cabreo,
indignación) en la calle”, y surgieron las “guarimbas” (lucha callejera,
atentados, desórdenes, etc), que se desarrollaron en todo el país,
principalmente en los Estados fronterizos con Colombia y en la capital,
Caracas. Con el saldo de 43 muertos y centenares de heridos.
La estrategia golpista iniciada
ha tenido como en ocasiones anteriores distintos elementos: apaciguadas las
guarimbas arreció la guerra económica contra el pueblo (desabastecimiento,
contrabando, sobreprecio astronómico de productos de primera necesidad, etc);
una fuerte campaña internacional contra Venezuela, cuyo punto más fuerte fue el
Decreto firmado por el presidente Obama, declarando a Venezuela un peligro para
la seguridad de los EE.UU. La guerra mediática estaba servida.
En este contexto, el 6 de
diciembre de 2015, se producen elecciones legislativas, siendo los resultados
negativos para el Gran Polo Patriótico que obtuvo 46 diputados frente a los 99,
obtenidos por la MUD. Comienza el golpe institucional. La nueva Asamblea ha
intentado desconocer a la Constitución Bolivariana de Venezuela desde el primer
momento de su instalación. Así, con su mayoría, sancionó en sesión celebrada el
29 de marzo la “Ley de Amnistía y Reconciliación Nacional”, declarada como
anticonstitucional el 11 de abril por el Tribunal Supremo de Justicia, ya que,
entre otras cosas desconoce el Artículo 30 de la Constitución Bolivariana, que
reconoce los derechos de las personas que hayan sido objeto de violación de sus
Derechos Humanos.
El constitucionalista Hermann
Escarrá la ha denominado “Ley de Guerra”; otros, “Ley de Impunidad”, ya que
pretende obviar los delitos de “lesa humanidad”, absolviendo de sus
responsabilidades directas a los autores de los mismos como Leopoldo López,
Antonio Ledezma, Daniel Ceballos, Iván Sivonovis, Manuel Rosales, etc.,
partícipes de las guarimbas y de los golpes de Estado; legitimando delitos como
el terrorismo, la corrupción y el tráfico de drogas.
Nadie duda de que está en marcha
otro golpe. Que Obama haya vuelto a declarar a Venezuela un peligro para los
EE.UU. de Norteamérica, así lo indica. La reacción de los medios de
comunicación en todo el mundo que han volcado su campaña sucia contra la
República Bolivariana de Venezuela, también. “Resoluciones” en apoyo a dicha
Ley se han sucedido desde instituciones como la OEA; o lo intentan en el
Parlamento Europeo o desde el Congreso de los Diputados de España, aunque está
estancada en la Comisión de Exteriores al haberse negado la representación de
IU, Podemos e Ezquerda Republicana de Cataluña. La Comunidad de Madrid ha
colocado carteles pidiendo la amnistía para Leopoldo López.
Para vergüenza nuestra, la causa
contra Venezuela es utilizada en España por cirios y troyanos en su guerra
interna. Descorazona y desespera la falta de ética que demuestran; mientras nos
hundimos en un mar de corrupción y crisis económica e institucional, Venezuela
se utiliza como un talismán que mueve resultados en las encuestas de previsión
de voto.
La diplomacia venezolana tampoco
descansa defendiendo los criterios y haciendo el relato de los crímenes que
dicha Ley pretende absolver. El Comité de Víctimas de las Guarimbas, que
reclama Verdad, Justicia y Reparacion, tampoco; viajando a cualquier lugar o
institución donde puedan ser escuchados. Hace unos días, uno de sus portavoces
declaraba, “pido a Pablo Iglesias que reflexione sobre sus declaraciones sobre
Leopoldo López y que se coloque al lado de las víctimas y de la justicia”.
Los secuaces, en ambos lados del
Atlántico, tendrán que aprender que “Venezuela se respeta”, aunque parecen
duros de mollera en sus objetivos de destruir la Revolución Bolivariana. Están
como gallitos tras el pírrico triunfo de Macri en Argentina, de la victoria del
No en el Referendum en Bolivia y de las dificultades que atraviesa Dilma
Rousseff en Brasil. Son incapaces de comprender que las cosas cambiaron mucho
en América Latina en los últimos 15 años, y que los pueblos no van a permanecer
impasibles, ya lo están demostrando, ante la liquidación de los derechos
obtenidos.
En el 85 aniversario de la
proclamación de la II República Española y a 14 años del triunfo del pueblo
bolivariano de Venezuela frente al golpe de Estado contra el Presidente Hugo
Chávez, es más válida que nunca la consigna: ¡¡En Venezuela: No Pasarán!!
Roete Rojo
Y NO PASARAN. jajajajajaja
ResponderEliminarANA MARIA
SAN ANT ALT
VENEZUELA