El 18 de julio pasado me entrevistaban en la Radio del Sur, para saber mi
opinión sobre los últimos acontecimientos que estaban siendo noticia en todas
las agencias, referidos a la aparición, de nuevo, del nombre de Mariano Rajoy,
Presidente del Gobierno, en los famosos “papeles de Bárcenas”.
Otra
noticia que daba vueltas por los medios era el anuncio por parte de Rubalcaba,
secretario General del PSOE, mayor partido
de la oposición, de promoción de una moción de censura.
Habían sido
convocadas para ese día “barbacoas de chorizos” ante las sedes del PP, en
muchas ciudades españolas y también en otras extranjeras en las que ya es
visible la emigración de jóvenes españoles en paro, para protestar contra la
crisis y la corrupción generalizada. Explicaban en la Radio del Sur lo que
significa la palabra “chorizo”, además de su acepción habitual, en nuestro
país: ladrón. A la hora de la entrevista las movilizaciones ya se habían
realizado; grupos de ciudadanos habían acudido a estas movilizaciones que no
fueron ni masivas ni numerosas, convocadas por organizaciones sociales vinculadas
al 15M, a las “mareas” y, a última hora, por Izquierda Unida. En Madrid, donde
la participación fue mayor, la policía nacional impidió que los manifestantes
se aproximaran a la calle Génova, sede central del PP.
Pareciera
que, al menos para medios extranjeros, estos acontecimientos habían creado
muchas expectativas, en el sentido de que Mariano Rajoy pudiera dimitir en los
días siguientes o que prosperara la moción de censura del PSOE e, incluso,
pudiéramos estar próximos a la convocatoria de elecciones generales
anticipadas. Sobre estos temas tenía que dar mi opinión, que intento
sistematizar ahora por escrito para Roete Rojo.
Comenté en
la entrevista que ninguno de estos
“escenarios” se concretarían. Mi certeza al respecto, creo, pudo causar alguna
incertidumbre en mi entrevistador.
No eran
previsibles dimisiones. Las y los personajes políticos cuestionados por su
implicación en actos de corrupción
“tienen una jeta que se la pisan”, explicando que la expresión utilizada significa
que no tienen vergüenza, ni moral, ni ética. Como decimos los lugareños, “aquí
no dimite ni Dios… lo asesinaron”.
Tampoco
prosperaría la moción de censura ya que el PP tiene mayoría absoluta en el Parlamento,
que era impensable que algún diputado o alguna diputada del partido en el
Gobierno cambiara su voto, que los partidos nacionalistas de derechas ya habían
anunciado que no la apoyarían; en principio, tampoco IU por distintos motivos.
Se trata pues de una política de gestos que mantiene la atención de los medios
de comunicación, permitiendo una tibia sensación de que existe oposición al
Gobierno, en un panorama en que las encuestas consolidan la caída electoral del
PSOE.
De momento
tampoco se avizoran unas elecciones anticipadas. Los que gobiernan lo han dicho
por activa y por pasiva. Contaron con la mayoría absoluta en las pasadas
elecciones generales. Una especie de “cheque en blanco”, no se cansan de
repetir, que les permite y les obliga a terminar el mandato, según su
interpretación.
Un aspecto
importante del problema es que los casos de corrupción y su llegada a los
tribunales de justicia no sólo afectan al Partido Popular. La geografía
política del Estado es una mancha de aceite corrupta que afecta a todos por
igual, o mejor dicho, afecta a todos según el grado de representación y
participación en los poderes del Estado, central, autonómico, provincial y
local. Hemos vivido un período de capitalismo salvaje, especulativo y corrupto,
en el que poderes públicos, entidades financieras y empresas privadas eran la
misma cosa y el dinero negro corría como torrente desbocado de un lugar a otro
hasta los bolsillos de representantes públicos, intermediarios, mafias, familiares,
amigotes… Hasta que la olla a presión de la crisis explotó.
Uno de los
casos más emblemáticos ha sido la corrupción desvelada en la tramitación de los
Expedientes de Regulación de Empleo desarrollados por la Junta de Andalucía, gobernada por el PSOE, hoy en
los tribunales bajo la responsabilidad de la jueza Alaya. Los escándalos
en Catalunya afectan a los principales
partidos. En el País Valenciá, el dinero de la corrupción mancha a las y los
gobernantes de los últimos diez años, en las Illes Baleares más de lo mismo: en
Nafarroa, Galizia, Cantabria, etc.
La crónica negra afecta a la
Casa Real , a los Tribunales de Justicia,
ministros y ministras, alcaldes y alcaldesas, expresidentes del gobierno, etc.
Un asco. En verdad no me apetece una relación exhaustiva de nombres o
entidades. Apenas un puñadito de encarcelados esperando sentencia, algunos
jueces y juezas presionados las 24 horas del día, inhabilitaciones para impedir
el curso de las investigaciones, impugnaciones de jueces y fiscales, conflictos
de competencias para torpedear los procesos abiertos, etc. Todo, con perdón,
huele a mierda. Lo cual obliga a una reflexión más profunda y meditada que la
interpretación de la cotidiana noticia.
Esperé a que pasara la comparecencia del presidente Rajoy para
escribir estas líneas, con la intención de comprobar hasta dónde mis
previsiones pecaron de pesimistas o fueron acertadas. La vida sigue igual, como
en la canción de Julio Iglesias.
Por último comentar
que como la entrevista se realizó el 18 de julio, ello me permitió
recordar que hacían justo 77 años del golpe militar de Francisco Franco contra
la joven II República Española, el único proyecto reformador, modernizador y
democrático que ha vivido la sociedad española en el siglo XX. En su derrota violenta y en la instauración
de una dictadura fascista que pervivió casi por 40 años, debemos indagar para
explicar nuestra historia actual y los elementos que para la reflexión
propondré en próximo artículo.
En la ciudad del desamparo,
6 de agosto de 2013
Roete Rojo
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