(Homenaje
a las mujeres rebeldes de todos los tiempos)
Judith Reyes |
Una
letrita que apenas si entendíamos al escucharla en cintas regrabadas decenas de
veces: “Uno y uno suman dos, dos y uno suman tres, gorilita, gorilón, que feo
te ves... Instituto Politécnico Nacional”.
Ahora,
sin embargo, tengo entre mis manos varios CDs de Judith Reyes, algún libro
escrito por ella y algún otro escrito sobre ella. Mujer-huracán que todo lo
saca de cuajo, recorriendo caminos intransitables, creando comités de apoyo al
pueblo campesino, a los maestros o a los estudiantes mexicanos. Guitarra en
mano, contando la historia de su pueblo.
Cuántas
mujeres no me habré encontrado en los últimos tiempos. Mujeres que lo fueron.
No muñecas de algodón que se muestran para ser lamidas por lenguas lascivas de
papel moneda. Mujeres hasta el último momento, destruidas con saña por todos
los poderes y con esa delicadeza que espanta hasta en la distancia.
La
más íntima de todas, Tina Modotti[1] , nuestra “María”
olvidada. La pienso saliendo con la población civil de Málaga que era
bombardeada en su huida hacia Almería. Pasó en mi tierra y nadie lo recuerda.
Tina Modotti en el balcón (Foto Edward Weston) |
Corazón
roto, rostro ajado, pelo encanecido rodeado de luto negro, como mujer
mediterránea. Cuarenta y seis años que se muestran en una fotografía con todo
el dolor del mundo sobre sus hombros.
Los
ojos de “María” espantan y su mirada me obliga a bajar la vista. Entonces
comienzo a sentir “odio de género”, qué cosas. Odio a todos los que
tuvieron el privilegio de hacerle la
crueldad de su última historia más negra si cabe. Y entonces prefiero
recordarla como se mostraba en aquella foto que Weston le hiciera en la terraza
de su casa, en México DF, mostrando su magistral cuerpo y ese gran pubis negro
y rizado, también mediterráneo.
"Campesinos" (Foto Tina Modotti) |
Judith
sigue con sus corridos. En este momento denuncia la “Alianza para el
Progreso” y la imagino como miembro de la Real Academia de la
Historia de México. Como ella misma explica: el corrido escribió la historia de
México que era ocultada y manipulada, llevándola de aldea en aldea, de pueblito
en pueblito, contando con gran rigor todos los acontecimientos, describiendo
personajes con la cámara cinematográfica de sus palabras.
Desnudo (Foto Edward Weston) |
Me
pregunto si María y Judith llegarían a conocerse. No recuerdo haber leído nada
al respecto. Tampoco se de algún corrido que cuente la historia de María. La
vida oculta tantas cosas y nuestra existencia es tan insignificante...
¿Y
qué decir de Manuelita Sáenz? Hija “ilegítima” de soltera mantuana con casado
de semejante estirpe. Experta en saltar tapias de conventos, hasta que encontró
en Bolívar la expresión de sus sentimientos patrióticos y ansias de mujer.
Escandalosa, valiente, ordinaria, refinada, “Sol del Perú” por méritos
propios... Su destierro y muerte en el
inmundo puerto de Paita, inválida y ganándose la vida fabricando dulces para
marineros, esperando a Garibaldi y Simón Rodríguez... todos sus recuerdos
quemados en la hoguera y su cuerpo envuelto en cal, en cualquier epidemia.
Siempre
estuve “convencida” de que iría al infierno y para ello intenté acumular
méritos, no fuera que la competencia por entrar en tan calientico lugar me
dejara en la calle.
Pensaba que, seguro, en el infierno me encontraría con todas
ellas. Con María, con Judith, con Lina Odena[2], con la pecadora Frida , con
Manuelita y con tantas otras.
Y
ahora el Papa va y se descuelga con el asunto de que el “infierno” no existe.
Debe formar parte de la presión del pensamiento único: todos uniformados para
el cielo.
¡Ay,
no!, no le vamos a conceder ese gusto, señor don Papa. La timba del infierno ya
la tenemos preparada, le guste o no, señor. Tina caminará desnuda con su cámara
haciéndole fotografías descaradas a Mella, mientras Frida dibuja a Rivera con
unos inmensos cuernos y Judith con su guitarra denuncia todos los hechos que
ocurren entre los “puros-machos” del lugar y Manuelita con su brocha y su letra
escolástica escribe en las calderas consignas soeces contra Arias[3], el
renegado-venezolano..., mientras Lina Odena demuestra su magnífica competencia
militar organizando un ejército para tomar, también, el cielo.
Yo,
como siempre, estaré en un rinconcito, fastidiada con este collarín que acabará
quitándome incruentamente las arrugas del cuello y escribiendo, de a ratos, mis
cortos interminables.
Fecha
del original: febrero del 2001
Firmado: La jirafa-roja
[1] Famosa fotógrafa italiana (Undine, 1896). Llegó junto a su familia a
los EE.UU. como migrantes económicos. Fue actriz del cine mudo. Viajó a México,
con el fotógrafo norteamericano, Edward Weston, en 1922. Allí se relacionó con
la vanguardia política y cultural de la época. Siendo
compañera y discípula de Weston, se convirtió en una de las más grandes
fotógrafas del mundo. También se hicieron muy famosos todas las fotografías que
Edward Weston hizo de ella. En México conoció al dirigente cubano, Julio
Antonio Mella, convirtiéndose en su compañera. Acusada de la muerte de Mella,
sin base alguna, el acoso y la persecución contra Tina se agudizaron. Fue
expulsada de México en 1930, iniciando
un terrible exilio, ya que era buscada por los gobiernos fascistas europeos. Su
compromiso político la llevó a participar en la Guerra de España como militante
del Socorro Rojo Internacional; utilizando documentación falsa, su nombre fue
María. Acompañó a la población civil en su huida de Málaga hacia Almería. Miles
de personas, principalmente ancianos y ancianas, y mujeres con niñas y niños,
fueron atacadas por tierra, mar y aire, por las tropas fascistas. Regresó a
México sin documentación; los trámites para legalizar su estancia en el país,
favorecidos por el Presidente Lázaro Cárdenas quien anuló la orden de expulsión
que sobre ella recaía, llegaron tarde pues Tina moriría de un ataque cardíaco
en 1942.
[2] Militante comunista catalana que participó en la Guerra de España, en
un destacamento militar del legítimo gobierno de la II República
Española. Cerca del Pantano de Cubilla, en Granada, fue
sorprendida por una escuadra de falangistas. Antes de entregarse decidió
quitarse la vida.
[3] Se trata de Arias Cárdenas, compañero del Presidente Hugo Chávez,
quien en la fecha en que se escribe este corto, había roto sus relaciones con
el Movimiento V República y estaba haciendo campaña para presentarse a las
elecciones presidenciales frente a Chávez.
Cuando hablo de la imagen destrozada de Tina, me refiero a su última fotografía, si mal no recuerdo, la del pasaporte que la llevó a México por última vez. Por más que he rastreado en la red, no he conseguido localizar dicha foto. Si alguien me ayuda, se lo agradecería. Desde la ciudad del desamparo, Roete Rojo
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