(Dedicado a Tibisay Lucena, Presidenta del
CNE)
Artículo escrito para El Otro País de Este
Mundo
Tibisay Lucena, Presidenta del Consejo Nacional Electoral |
Con un 98.02 de las actas electorales
procesadas, la Presidenta del Consejo Nacional Electoral de la República Bolivariana
de Venezuela, Tibisay Lucena, el
candidato Hugo Rafael Chávez Frías, acredita su victoria en las pasadas
elecciones presidenciales del 7 de Octubre, para el período 2013-2019.
El Polo Patriótico, coalición que apoyaba la
candidatura de Hugo Chávez, obtuvo 8.136.637 votos, lo que supone un 55.26% del
total de votantes; mientras su oponente, Henrique Capriles, representante de la
ultraderecha proimperialista, apoyado por la llamada Mesa de la Unidad
Democrática, obtuvo, 6.499.575, un 44.13%. La diferencia entre ambos candidatos
supera los 11 puntos. Fijándose la participación en más del 81% del censo
electoral.
El terror de los medios
Las elecciones presidenciales tenían a todas
luces una trascendencia especial. No sólo en el plano interno, donde se jugaba
la continuidad o no del proyecto de transformaciones que vive el país sino
también en el plano internacional, donde se dilucidaba, entre otras muchas
cosas, la consolidación de los proyectos de integración que se viven en
Suramérica y El Caribe. La expectación ha sido por dichos motivos
extraordinaria.
En este ambiente, la campaña orquestada por
los medios de comunicación transnacionales, mejor llamarles “medios del
terror”, ha sido de una virulencia también extraordinaria. Según Atilio Borón, en
su artículo, “Chávez, los mentirosos y el Infierno de Dante” (a cuya lectura
pueden acceder a través de la página web de alai-amlatina, la recomiendo con
mucho ardor), “En la Divina Comedia Dante Alighieri describe con artesanal
minuciosidad los diferentes círculos del Infierno. Son nueve, pero nos interesa
el octavo porque es el que está destinado a castigar a los mentirosos, entre
los cuales sobresalen los malos consejeros, los charlatanes y los falsarios,
gentes que mienten a sabiendas y sin escrúpulo alguno. Si el gran florentino
tiene razón en su descripción, las recientes elecciones venezolanas sumaron una
enorme cantidad de candidatos a penar para siempre en ese círculo infernal”.
Ni dentro ni fuera del país se ha podido vivir
al margen de esta política de terror mediático. Roy Chaderton, embajador de
Venezuela ante la Organización de Estados Americanos (OEA), comentaba en
entrevista realizada por Walter Martínez, en el programa de Venezolana de
Televisión y TeleSur, “Dossier”, que se ha tratado de una campaña planificada,
estructurada y única a nivel mundial. Quiere ello expresar que una vez decidida
una matriz de opinión desde los centros de poder imperialista articulados a
través de los medios del terror, dicha matriz puede ser vista a través de CNN,
por ejemplo, pero también escuchada en una emisora de radio local, en cualquier
parte del mundo.
En la creación de ese mundo de ficción y
mentiras, se han reproducido mensajes que pueden sonarnos añejos pero que
siguen provocando un fuerte impacto entre amplísimos sectores de la opinión
mundial. Venezuela es una dictadura, el Presidente es un tirano, no existe
libertad de expresión, el sistema electoral no es confiable, la votación está
mediatizada por la inseguridad pública y la corrupción generalizada, etc. Y, a
pesar del triunfo obtenido por el Polo Patriótico, la matriz seguirá
funcionando, ya lo hemos podido comprobar, porque es la base de una estrategia
que tiene como objetivo último dar cobertura a una futura intervención militar.
Lo aseveraba Roy Chaderton en la mencionada entrevista.
El poder de los medios del terror se ha
manifestado de tal modo y con tal envergadura en los últimos años, que muchos
analistas comenzaron a denominarlo como “el cuarto poder”, y a caracterizarlo
como instrumento bélico en permanente acción. La necesidad de hacerle frente,
en su doble finalidad de provocar pánico y de generar consensos (cosmovisiones,
hegemonía), se ha convertido en una necesidad histórica en la República
Bolivariana de Venezuela, donde se ha favorecido el surgimiento y desarrollo de
multitud de medios comunitarios y libres. A pesar de lo cual la dictadura
mediática sigue implacable, como demuestran las cifras, recogidas en el
mencionado artículo de Atilio Borón, “… de los 111 canales de televisión existentes
en Venezuela sólo 13 son públicos, y que tienen una audiencia de apenas el 5.4%
como demostraran Jean-Luc Mélechon e Ignacio Ramonet en una nota reciente. Y en
los medios gráficos la situación es aún peor, porque el 80% está en manos de
una oposición radicalmente enfrentada al gobierno…”
La victoria popular contundente, en este marco
de terror mediático, cobra una significación de cualidad excepcional.
¿Un país dividido, confrontado?
La cadena Ser, al poco de conocerse el primer
comunicado del CNE, emitía el siguiente parte de noticias (la cita no es
textual): victoria contundente del Presidente Hugo Chávez, quien volverá a
asumir un nuevo mandato para el período 2013-2019…”si su salud se lo permite”.
Esa misma mañana pude comprobar que esta “coletilla” había aparecido en los principales
medios y agencias del terror de todo el mundo. La segunda, con igual magnitud
divulgativa, “una vez más se constata que Venezuela es un país dividido,
confrontado”.
A primeras horas de la mañana, la misma
emisora de radio española entrevistaba a la Ministra para la Juventud, Maripili
Hernández, quien sin poder contener la emoción y la alegría que se vivía en
esos momentos en su país, contestaba de manera clara y directa, que el país no
estaba dividido o confrontado por los resultados electorales. La división,
dijo, se arrastra desde tiempos históricos. Al inicio de la Revolución
Bolivariana, un 68% de la población era pobre y un 25% vivía en pobreza
extrema. ¡Ese sí era un país dividido, una sociedad confrontada! El hambre y la
desesperación condujeron al “Caracazo” en 1989. Explicó seguidamente que al
inicio de la Revolución, uno de cada cinco venezolanos con derecho a votar
estaba excluido del sistema por el simple hecho de no tener ningún documento
que acreditara su existencia. Por ello, explicó, el censo electoral era de 8
millones y, tras el esfuerzo realizado en estos últimos años, la cifra ha
superado los 17 millones. ¡Ese sí que era un país dividido, una sociedad
confrontada!
Por supuesto que a la Pepa Bueno no le
gustaron ni poco ni mucho las contestaciones de la Ministra. Como dicen por
estas tierras, “ajo y agua”, “a joderse y a aguantarse”.
Estas preguntas insidiosas, estas matrices de
opinión, tengo que reconocerlo, me ponen de los nervios. Alguna vez el desarrollo
histórico tendrá que obligarnos a ponernos de acuerdo en las reglas del juego;
de igual manera que es universal, o casi, el sistema métrico decimal. Si
Venezuela es un país dividido o confrontado por unos resultados electorales,
también lo son Estados Unidos, Inglaterra, Francia, España y tantos más; países
cuyos sistemas electorales no suscitan, por otro lado, el alto nivel de
participación ni el bajo nivel de abstención, que se han conseguido en las
pasadas elecciones del 7 de Octubre en Venezuela.
Por cierto que en la victoria del “Candidato
de la Patria”, el Partido Comunista de Venezuela ha aportado cerca de medio
millón de votos.
La dialéctica del proceso revolucionario
Comentando con el profesor de la Universidad
Simón Bolívar, Jesús Peña Cedillo, el resultado obtenido por el candidato de la
ultraderecha proimperialista, me respondía, con bastante sentido del humor, “…
ellos son 6 millones y medio, pero dadas las condiciones en que seguimos dando
estos procesos, a mi no me sorprende esta situación. Me sorprende que haya 8
millones que sigan votándonos”…”incluso con los errores que se han cometido en
todos estos años, el cambio que ha sufrido el país es impresionante. A pesar de
lo que mucha gente piensa nosotros ganamos por la gestión del gobierno”.
Esto es tan así, que hasta el candidato
opositor, el niñato fascista, ignorante y golpista, se ha reivindicado como
seguidor de Lula da Silva, ha tenido que adoptar hasta la vestimenta del
chavismo (ropa deportiva con la bandera de ocho estrellas), y mentir un millón
de veces al afirmar que mejoraría las Misiones Sociales, y que entre sus
prioridades estarían mejorar la salud, la educación, el trabajo para los
jóvenes, etc.
Cierre de Campaña |
Existen los sectores recalcitrantes que siguen
pensando que los ranchos los inventó Chávez, que no se están construyendo
viviendas o que no ha sido reparado el puente que conduce a la Guaira, que la
economía del país está hundida, etc. Sectores que siguen enfermos de
“infofrenia”, viviendo en el limbo de los idiotas al margen de la realidad; que
siguen defendiendo el pasado de modo infantil, ideológico, ese pasado en el que
todos eran felices, hermanos… Frente a ellos están amplísimos sectores
populares que han visto transformada su vida, que han conquistado derechos, que
tienen un proyecto futuro lleno de esperanza para ellos y sus hijos, un
proyecto de sociedad distinta, la socialista, expresión que se ha hecho
cotidiana y es motivo de debate y estudio.
A la llegada del Presidente Chávez, en
1998, la situación de la otrora “brillante”
clase media dejaba mucho que desear, golpeada por la situación general del país
e impedida para mantener el tipo de vida anterior. Estos sectores tradicionales
se han ampliado con la llegada de nuevos asalariados públicos, técnicos,
sectores comerciales, etc., gracias al crecimiento económico que vive el país y
a las grandes políticas públicas que han mejorado las condiciones generales y
abierto perspectivas negadas hasta entonces para el conjunto de la población. Aun
así, y a pesar de parecer contradictorio, en estos sectores se encontrará buena
parte del voto recibido por el candidato de la ultraderecha proimperialista.
Y no podría ser de otra manera. A pesar de los
logros conquistados, no es despreciable el efecto perverso del terror y la
mentira mediática a que están sometidos inclementemente estos sectores.
Agreguemos a esto que estamos ante un proceso revolucionario que sigue
desenvolviéndose en un marco capitalista, lo que no deja de pasar factura día a
día. La atracción real, material, del modo de vida capitalista permea al
conjunto de la sociedad como un sueño. En palabras de Jesús Peña Cedillo, “no
hay 6 millones y medio de oligarcas, pero sí 6 millones y medio que quisieran
serlo, aunque solo sea en sus sueños”.
En el fondo, pues, el problema de la hegemonía
y el tema de la base material en la que ésta debe fundamentarse.
Mientras que la República Bolivariana de
Venezuela vive este magnífico proceso revolucionario, con la victoria popular
sin paliativos obtenida en las pasadas elecciones del 7 de Octubre, la
dialéctica revolucionaria encontrará, seguro, nuevos cauces de desarrollo y los
pueblos de América Latina y El Caribe, podrán respirar y seguir construyendo un
modelo de integración distinto al ALCA y su Segunda y Definitiva Independencia.
Carmen Morente
Plataforma Simón Bolívar de Granada
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