miércoles, 18 de enero de 2012

Desde la poesía, digo

Terrible situación ésta en la que me encuentro. Hacer públicos algunos de  mis ensayos como poeta.
            Viene el recuerdo inmediato de las sabias palabras del gran Maiakosvski; palabras que leí hace décadas y que quedaron para siempre grabadas.
            Ser poeta es un oficio como otro cualquiera, decía Maiakovski. Por lo tanto hay que dedicarle tiempo y mucho aprendizaje. Recuerdo la imagen: el poeta debe cada mañana salir a la calle con su libreta para anotar todo tipo de cosas que haya podido observar, sentir, oler… con ese material debe trabajar un horario fijo, con disciplina, como cualquier obrero o campesino, debe rendir cuentas y someterse, ahora diríamos, a controles de calidad y de utilidad social; debe ganar su salario, el suficiente para llevar una vida digna…
            Desde entonces mi relación con la poesía no ha sido fácil. Nunca pude dedicarle el tiempo ni el esfuerzo y, según el pensamiento del gran poeta revolucionario, no he llegado a superar el nivel del peón menos cualificado.
            Cada vez que he vuelto a intentarlo he escuchado cómo me hablaba al oído el protagonista de la novela de García Márquez, “El amor en los tiempos del cólera”: - Vas por mal camino, roete rojo, tú ya sólo podrás escribir informes políticos o artículos de opinión política.
            Llevaba razón Florentino Ariza, lo sabía de buena tinta porque le había ocurrido en primera persona. Tanto escribir cartas de amor que quedó incapacitado para escribir cartas comerciales.
            En los períodos espasmódicos en que he reincidido en el empeño, muchas veces he acudido a la valoración de personas del oficio. El veredicto ha sido demoledor. ¡Muchos adjetivos!, ¡De este poema sólo se salva una metáfora!, ¡Algo consigues con el ritmo pero al intentar modularlo con la rima pierde el valor!, ¡Te va mejor la prosa, en la poesía estás forzada!, etc. Recordando a Georges Brassens, “y yo allí con mi papel hice el gilipollas, madre, y yo con  mi papel hice el gilipooollas."
            En cualquier caso la sabiduría popular añade que con la edad nos volvemos como niños y perdemos la vergüenza.
            En los últimos diez años la mayor parte de mis poemas han sido escritos en la ciudad de Caracas, mecida por los vientos cálidos de la “Revolución Bonita”, de sus borrascas, palos de agua y golpes de corazón. Los voy guardando con curiosidad en un cajón que he titulado, “Poemas Caraqueños”, volviendo con regularidad a ellos para contar los adjetivos que contienen.
Comienzo esta sección, brindándoles el más breve de todos, pidiendo perdón a mis hermanos del Caribe, tan poco acostumbrados a las palabrotas. Puesto que por mi parte he hecho grandes avances para comprenderlos, estudiarlos y aceptarlos como son, les pido la misma tolerancia.
            Desde la ciudad del desamparo, a 17 de enero de 2012
            Roete Rojo
PD. Respetaré el seudónimo con los que fueron firmados.


Palomas 
Cuánto me jode
siempre que
a verte vengo,
esa paloma soez
que te caga la cabeza

Día 19, agosto, 2004. Plaza Simón Bolívar
La Loca Manuela Granadina

1 comentario:

  1. Pájaros...crueles animales donde los haya.Sin ir más lejos las palomas son carnívoras y se picotean hasta morir...Qué insensato el humano querer identificarlas con la PAZ. Nada más lejos de la realidad Roete Rojo! Ayns...

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