miércoles, 22 de julio de 2015

SIMÓN JOSÉ ANTONIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD BOLÍVAR Y PALACIOS


(Caracas, 1783//San Pedro Alejandrino, 1830)

Con motivo del 235 aniversario del nacimiento del Libertador, el 24 de julio de este año, me encargaron redactara unas notas centradas en lo que yo considerara el Bolívar-hombre. Lo hice a mi manera, es decir, desde mi punto de vista; desde una visión de alguien como yo que se ha pasado más de media vida aprendiendo cosas sobre el Libertador y amándolo profundamente.

Evité en las notas escritas fechas y otros datos, dando por supuesto que el receptor de las mismas de sobra debía saberlo. Y en cualquier caso, quien quiera saber la fecha de la batalla de Ayacucho o la fecha de redacción del Decreto a Muerte puede buscarlo en la más simple biografía en papel o en la red.

El texto que ahora pueden leer en mi blogs tiene un redactado más amplio y un formato algo distinto a las ideas básicas originales.

Como cualquier hombre o mujer, de cualquier tiempo SIMÓN BOLÍVAR estuvo condicionado por la coyuntura internacional en la que nació.

La época del que sería después “Libertador” estuvo marcada por  grandes  acontecimientos que traspasaron sus lugares de origen; en su biografía puede seguirse el rastro de la influencia de los mismos.

Por supuesto que en el mundo estaban ocurriendo otras muchas cosas que no tenían a Europa como centro, pero conociendo cuál fue el desarrollo y la evolución del personaje en cuestión no se puede negar el impacto de las que a continuación se citan:

1.- La publicación de L´Encyclopedie ou Dictionnaire raisonné des sciencies, des arts y des métiers”, en Francia, entre 1751-177 2; cuyos principales responsables fueron Denis Diderot y Jean Le Rond D´Alambert.

Las obras de la Ilustración francesa llegaban clandestinas al resto del mundo occidental (y aledaños); en la mayoría de los casos de la mano de las Logias Masónicas, organización de vocación internacional. Eran motivo de debate en círculos cerrados, compuestos principalmente por sectores cultos de las clases dominantes, sectores inconformistas, la minoría de profesionales libres, etc. Las Logias jugaron un papel importante en el desarrollo del movimiento independentista en la América Hispana.

2.- El triunfo de la Revolución Francesa en 1789; es decir, la primera gran derrota de trascendencia mundial del Antiguo Régimen.

La burguesía ya había accedido al poder en otros países y con anterioridad, sería el caso de Inglaterra, pero el radicalismo del proceso que llevó a la toma de la Bastilla, la irrupción del llamado “Tercer Estado”; la pasión y talla de sus principales mentores ideológicos y protagonistas políticos. El paradigma de la guillotina, es decir, de la violencia revolucionaria y toda la epopeya de las grandes movilizaciones que se produjeron, etc., seguían impactando pasados los años y derrotado el impulso revolucionario inicial.

3.- La Independencia de los EE.UU. de Norteamérica en 1783 después de una terrible guerra. Sería el aldabonazo: si la Revolución Francesa había demostrado que la sociedad podía superar la servidumbre del Antiguo Régimen, la Independencia de Norteamérica demostraba que las colonias también podían romper definitivamente las cadenas que las sujetaban al mismo.

4.- La crisis del absolutismo borbónico en la metrópoli española. Crisis global que se expresa a niveles políticos en la pugna entre conservadores y liberales. Las nefastas figuras de Carlos IV y su hijo Fernando VII no hacen más que precipitar los acontecimientos. Período de inestabilidad política que estalla con la ocupación francesa, la guerra contra la ocupación extranjera y la intervención inglesa en el conflicto.

Las Cortes de Cádiz escenifican el triunfo momentáneo del estrecho ideológicamente liberalismo español (lo cual no quita que fueran tratados con la máxima crueldad por el Antiguo Régimen); no hay repulsa de la Monarquía Borbónica, sólo declaran al Rey supeditado a las Cortes; iniciada ya la lucha independentista en la América Hispana, los liberales españoles tampoco renuncian al colonialismo, sólo pretenden relaciones de igualdad (¿) con las provincias de ultramar.

5.- La Independencia de Haití en enero de 1804, que además declaró la abolición de la esclavitud. Rompiendo todos los paradigmas anteriores.

Como cualquier hombre o mujer, de cualquier tiempo, SIMÓN BOLÍVAR estuvo condicionado por su origen de clase, por su origen familiar y lugar de nacimiento.

No podemos entender este condicionamiento con criterio determinista pero no cabe la menor duda de que en la formación y en el desarrollo de la personalidad y el carácter son fundamentales.

Bolívar niño vivió en una familia mantuana con todos los problemas resueltos pero, sin embargo, sería muy impactado por la presencia de la enfermedad y la muerte  a temprana edad, para las cuales no existían remedios médicos. Seguro que estos acontecimientos le hicieron muy sensible al dolor humano; lo que ahora diríamos “sensibilidad social”.

Su relación con las esclavas que se cuidaron de atenderlo y “sacarlo adelante” generó en el niño una corriente de afecto y solidaridad que mantuvo hasta el último de sus días. Además de otros elementos de mayor calado intelectual o filosófico, su lucha contra la esclavitud está anclada en estos años de su niñez.

Tuvo mucha fortuna al no ser llevado a educar a un colegio formal. La presencia del enciclopedista, librepensador y roussoniano, Simón Rodríguez, como educador, maestro, responsable, y amigo cuando la edad permitió relaciones de igualdad, fue de una influencia estratégica que puede rastrearse en todas las facetas de la vida posterior del Libertador. Tener durante la adolescencia un maestro de esta envergadura para el que tú eres un nuevo “Emilio”, debe ser una experiencia apasionante. Por eso, Simón Rodríguez, que va y viene en la vida de Bolívar, estará presente en todos los momentos determinantes de su vida.

Río para mis adentros al imaginarme al niño mantuano yendo a la casa de Simón Rodríguez, durante algún tiempo fue alumno-residente, conviviendo con la prole del maestro. Aquella casa pobre, llena de niños y niñas mal vestidos, un desorden total; la fábrica de hacer velas, cada quien a su aire… ¡Un paraíso infantil perfecto!

Inteligente y sensible debió de sufrir con todos los enfrentamientos que su condición de heredero, muertos padre y madre, generaron en otros miembros de su familia. Como dicen en mi tierra, su hermana “tenía más cara que un escaparate de muñecas”… y para qué hablar de su tío al que adoraba…A pesar de lo cual siguió ayudándolos y soportándolos hasta el último día de su vida.

Entiendo que esa orfandad le llevó a anhelar construir una familia propia y, aparte del amor o la pasión, fue el proyecto que intentó sin éxito con su primera y única esposa, Teresa. Su dolor y frustración por su pronta muerte debieron ser tan fuertes que, sumados a otros requerimientos de su posterior compromiso y responsabilidad, jamás volvió a intentarlo. No sabemos qué hubiera pasado si Manuela Sáenz no hubiese sido una mujer casada o el no hubiera sido el Libertador ni el Presidente de la Gran Colombia, ni otras responsabilidades institucionales.

Dentro de este apartado que tiene que ver con los condicionamientos de origen, merece la pena preguntarse cómo se enfrentó a la contradicción “utopía-realidad”.

Bolívar vive la época del desbordamiento de  la burguesía como clase hegemónica, ya sin el lustre revolucionario y su impacto en las sociedades dependientes, como era la colonial; se estaba gestando el orden imperialista.  Pero su referente ideológico será el de la burguesía revolucionaria (igualdad, libertad y fraternidad), trasplantado al mundo colonial (el que él quiere transformar), atravesado por otras contradicciones que por su momento histórico sólo puede intuir o ni eso; lo cual, visto con perspectiva histórica, lo llevó en muchas ocasiones a un callejón sin salida y, seguro, a mucho sufrimiento añadido.

Suelo citar con mucha frecuencia un poema de Roque Dalton que explica a la perfección lo que quiero decir: “No pidas peras al olmo y, sobre todo, no pidas peras en La Habana”.

Toda Revolución tiene que tener un referente utópico, en el sentido de fijar objetivos ambiciosos que siempre se van ampliando.

No nos referimos a este sentimiento o compromiso estratégico sino a la lucha entre realidad y utopía. Bolívar lo dejó reflejado de una manera dramática en sus últimos pensamientos; su afirmación “Hemos estado arando en el mar” o “al final la independencia es el único bien que nos queda”, expresan esa contradicción.

Muy duras las afirmaciones pues debajo de ellas se encontraban cientos de miles de muertos, niveles extremos de devastación, merma de la población que en algunos países llegó, según estimaciones, entre muertes y éxodos, al 40%.

La guerra, y sobre todo las primeras derrotas y el derrumbe de la Iª República, le obligarían a la reflexión, a tomar determinaciones y a entender parte de  la realidad en la que se desenvolvía.

La presencia del ejército de Boves, su composición social popular, su odio a la causa de la Independencia y a los mantuanos que la protagonizaban, debieron de impactarle y le impulsaron a profundizar el referente emancipador, y no sólo independentista, dando un salto por encima de su origen de clase y de su ideario burgués; la derrota de la Iª República y la reflexión posterior radicalizaron su pensamiento y proyecto.

Otro momento de gran crudeza, ya irreversible, debió vivirla cuando las mismas élites criollas que habían reclamado la presencia libertadora de su ejército y le habían declarado todo tipo de honores, nada más darse la vuelta, revertían leyes, perseguían y asesinaban a los verdaderos patriotas, y se repartían las nuevas repúblicas en beneficio propio. Además de denunciar la avaricia humana, ¿llegaría a tomar conciencia de las raíces profundas del fracaso?

Cuando pensara en sus soldados debería romperse de dolor. Él ya sabía que todos los esfuerzos y leyes realizados para garantizarles un futuro digno, no se estaban respetando. Ese ejército que liberó a un subcontinente y jamás fue un ejército de ocupación. Compuesto principalmente por neogranadinos, hostigado y maltratado como si se tratara de una manada de perros rabiosos… y Páez y otros caudillos usurpando las tierras…

No solo fue un estratega militar sino un revolucionario completo

Hombre de profundísimas convicciones que tuvo la virtud de proyectarlas al futuro. Un visionario: que se adelanta a su tiempo o tiene visión de futuro. Destacamos: su profundo republicanismo, su confianza en el desarrollo humano a través de la educación,  su antiimperialismo y su defensa de la unidad latinoamericana y caribeña. Proyectos cuya defensa le ocasionarían no pocos 
enfrentamientos.

Un dirigente político capaz de impulsar pensamiento alternativo: desde la “Carta Profética de Jamaica”, hasta su última carta en su lecho de muerte, desarrolló un gran esfuerzo de comunicación, condensando lo determinante en cada coyuntura, alentando a superar etapas en la guerra y en la construcción de la nueva sociedad. La palabra como articulador y organizador colectivo.

Representante diplomático en su juventud, políglota, redactor de Constituciones, redactor infatigable de cartas, fundador de periódicos; sorprende su capacidad que nos extenúa a los demás sólo de pensarlo…pues además estaba enfermo, muy enfermo; la muerte lo perseguía desde la infancia y la guerra desató en su estado de salud todos los demonios.

Un carácter fuerte en un corazón sensible

Sin ese carácter fuerte que fue forjando desde la infancia no se podría entender cómo afrontó todas las dificultades (“El hombre de las dificultades”).

Que no te acompleje la enfermedad desde la infancia ni la sombra de la muerte.

Hacer de la derrota un aliciente para seguir luchando. “La única batalla que se pierde es la que no se da”. Sus coetáneos, colaboradores, amigos y enemigos no salían de la sorpresa; a veces pensaban que sencillamente deliraba.

La guerra misma que fue una odisea y él siempre en la primera línea; el primer soldado, cruzando los Andes mientras hombres y bestias caían al vacío…cuando llegaban al altiplano, después de haber atravesado la cordillera, el ejército colonial español huía despavorido ante el espectáculo de aquellos hombres sin uniforme, desnutridos, peludos, fieros…

Un carácter fuerte para tomar decisiones difíciles. Decimos esto y nos quedamos tan tranquilos pero habría que meterse en su pellejo: abandonar todo su patrimonio y vida anterior; cómo vivió con el paso de los años su posición frente a Miranda, cuando el derrumbe de la Iª República; qué sintió al firmar “El Decreto a Muerte”; cómo viviría y cuánto no sufriría al indultar a Santander después de no haber perdonado la vida a Piar; ya derrotado, sin pasaporte y enfermo a muerte de cuerpo y de alma, difamado, separado de Manuela, viendo cómo su proyecto de la Patria Grande era destrozado por la oligarquía criolla,…de dónde sacó el valor para rechazar con el pensamiento, conversaciones y escritos, todas las ofertas voluntariosas de que volviera a Venezuela para encabezar la lucha contra Páez y contra Santander y volver al sur, más al sur.

LEALTAD

¡Qué condición  humana tan difícil de mantener en una vida tan azarosa!

Lealtad a los principios, al pueblo, a los soldados, a los esclavos, a los indígenas…lealtad hasta con aquellos que le cercenaban el camino y le golpeaban a traición y por la espalda…Su correspondencia con Santander, por ejemplo, es como para rajarse las venas.

Lealtad para con Hipólita y Matea, lealtad a su familia, lealtad a Teresa, lealtad a Simón Rodríguez, lealtad a José Palacios, a Manuela a quien prohibió le siguiera en su último viaje para evitarle el dolor de acompañarlo en la muerte.

La muerte de Sucre

Precipitó su ruina física y emocional. Su gran esperanza. A quien quiso como al hijo que no tuvo, a quien reconoció los éxitos en el campo de batalla y disfrutó como niño con sus victorias…nombrado Presidente del país que llevaba su nombre y para el que había redactado la más idealista de las Constituciones…asesinado en Berruecos, por la espalda, por cuatro asesinos a sueldo de Obando…

SU MUERTE

Nadie puede decidir cómo nacer pero sí en cierta medida cómo morir sin perder la dignidad.

La última carta del Libertador, así como otros escritos dictados en su lecho de muerte, son UN HOMENAJE A LA NATURALEZA HUMANA  Y LA MÁS IMPORTANTE BATALLA GANADA POR SIMÓN JOSÉ ANTONIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD BOLÍVAR Y PALACIOS.

¡Colombianos!

Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonado mi fortuna y aun mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí que desconfiábais de mi desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado: mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono.

Al desaparecer de en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo hacer la manifestación de mis últimos deseos. No aspiro a otra gloria que a la consolidación de Colombia: todos deben trabajar por el bien inestimable de la Unión. Los pueblos obedeciendo al actual gobierno para libertarse de la anarquía; los Ministros del Santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando sus espadas en defensa de las garantías sociales.

Colombianos: Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye a que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro.

Hacienda de San Pedro de Alejandrino, en Santa Marta, a 10 de diciembre de 1830

SIMÓN BOLÍVAR

Epílogo personal

“El socialismo es amor o no es nada”, dijo un viejo tupamaro uruguayo, a inicios de los años 60, cuando aún no sabía ni que lo era.
“La Revolución  es amor o no es nada”, podríamos generalizar.
Los últimos pensamientos de Simón Bolívar son un ejemplo de ello.

Desde las Montañas azules de le Vega de Granada, a 22 de julio de 2014

Roete Rojo

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