(Granada, 14 de mayo de 2015)
La transición
española. Nuevos enfoques para un viejo debate es el título del libro editado
por el profesor Julio Pérez Serrano y la profesora Marie Claude Chaput. Madrid.
Biblioteca Nueva. 2015.
Aprovechando la presencia del profesor
Julio Pérez en Granada, el Seminario “Otro Pensamiento Es Posible” de la Universidad , convocó
un acto en el Salón de Grados de la
Facultad de Ciencias Políticas, el pasado 14 de mayo. Tomando
como escusa la publicación del libro antes reseñado, pudimos compartir una
tarde de reflexiones y enseñanzas junto al profesor.
Comentar algunos aspectos de su
trayectoria como docente e investigador resulta imprescindible en una situación
que se alarga ya durante décadas y en la que, para desgracia nuestra, “valen
más las relaciones sociales y personales” que los méritos. Como comentó Carmen
Morente en la presentación de Julio Pérez Serrano, el debate sobre los méritos
y las relaciones forma parte también del debate sobre la Transición Política.
Doctor
en Historia
Profesor
Titular de Universidad en Historia
Contemporánea desde 1992.
Dirige
el Grupo de Historia Actual de la Universidad de Cádiz (GEHA) y es Presidente de la Asociación de Historia
Actual (AHA). Decir que la AHA
no agrupa solo a historiadores e historiadoras sino que está abierta a todas las Ciencias Sociales. Desde ambas
instituciones (GEHA yAHA) ha promovido la participación de expresiones de los
movimientos sociales, de investigadores e investigadoras no adscritos al campo
universitario, ha defendido la historia oral como fuente, abriendo la actividad
universitaria a profesores de instituto, a personas procedentes de la lucha
política y del internacionalismo, etc. Gracias al doctor Julio Pérez Serrano,
personas como yo, que soy Auxiliar Administrativo en el Hospital Clínico
(licenciada en Geografía e Historia, en 1978), pueden ser miembros del GEHA y
de la AHA y
acceden a ver parte de su trabajo publicado o presentado.
De
1993 a 2004
dirigió el Programa de Doctorado en Geografía e Historia de la Universidad de Cádiz.
Ha
sido investigador principal en muchos proyectos.
Profesor
invitado en Programas de Doctorado
en universidades españolas y latinoamericanas.
Ha
escrito multitud de libros y de artículos en revistas especializadas.
Ha
dirigido 21 Tesis Doctorales y 120 de Licenciatura.
Miembro
del Consejo Directivo de la
Asociación de Demografía Histórica.
Profesor
en el Programa de Cooperación Iberoamericana de la Agencia Española de Cooperación
Iberoamericana (AECI).
Miembro
del Consejo Asesor de la
Revista de Demografía y Director de la prestigiosa Revista de
Historia Actual.
La presentación siguió con estas
palabras:
Gracias
al Seminario Otro Pensamiento Es Posible por organizar este acto. Gracias a
todas y a todos los asistentes al mismo, en este día tan caluroso en Granada.
Para mí es un reto y un placer hacer
la presentación del profesor Julio Pérez Serrano por la sencilla razón de que
es un amigo del alma, un compañero y camarada y un gran maestro; quiero decir
con esto último, que han sido muchas las lecciones que me ha dado.
La temática de esta conferencia tiene
una actualidad rabiosa; en palabras del profesor Fernando Wulff Alonso,
Universidad de Málaga, escritas en 2004, en el Boletín de la AHA , “El que la situación en
el campo de los estudios especializados referidos a este momento (la Transición Política )
sea distinta es una buena señal de la honda conexión entre los intereses de una
parte substancial de los historiadores que se dedican a ello, la exigencia
social de esa reflexión y las propias necesidades de articular una memoria
consecuente con un sistema democrático, y un buen presagio de la futura
construcción de una memoria social y pública bien distinta”; diagnóstico
coincidente con el del profesor Viçent Navarro, quien escribía en 2003, en
relación al mismo tema: “Es cierto que comienzan a aparecer libros, pero su
difusión es muy limitada, resultado del abismo que existe en España entre el
mundo intelectual académico y la cultura popular, la cual está
predominantemente influenciada por los medios televisivos, en los cuales el
silencio sobre tal pasado continúa existiendo”.
Imagino que esta tensión sigue
presente y sigue exigiendo el trabajo académico y social, para acabar con el
silencio, la desmemoria y contribuir así a la construcción de una sociedad
democrática.
Después de la victoria del fascismo en
España y la pervivencia de la dictadura durante cerca de 40 años, es lógico
pensar que la Historia
de España, en general, y la
Historia del Siglo XX en particular, haya tenido un sesgo
ideológico determinado. Pero, ¿cómo explicar el silencio y la desmemoria,
pasados ya 40 años de la muerte del dictador?
Desde mi modesto punto de vista, la
clave está en la Transición Política
que dio paso a la Restauración
Borbónica. Si es difícil, todavía hoy, abordar el tema de la Transición Española ,
es por el simple hecho de que un debate sobre este período de nuestra Historia
Actual exigiría, desde un primer momento, plantear la ilegitimidad de la
institución monárquica.
Sobre el silencio y la desmemoria, el
“revisionismo histórico” ha generado dos mitos que impactan por su naturaleza
perversa y sus consecuencias sobre la sicología de masas: el primero de ellos
es el mito de que la Guerra
de España fue consecuencia del proceso de radicalización y confrontación social
que la II República
favoreció. El segundo de ellos, el mito de que lo único noble y vindicable en
nuestra Historia del siglo XX ha sido la Transición Política.
Tan noble y vindicable que se ha convertido en producto exportable de uso
universal (desde América Latina hasta Polonia, Marruecos o Argelia), en la
medida en que sitúa como única vía posible para los procesos de transición, la
de cambiar las apariencias sin tocar sustancialmente los mecanismos de
dominación. Mito que sigue actuando como “capital no tangible” (expresión del
profesor Julio Pérez Serrano), abriendo mercados a las empresas multinacionales
de matriz española.
Me
ha sorprendido recordar, revisando papeles escritos hace más de 10 años, que ya
en 2003, el profesor Viçent Navarro, al hablar de la “Transición Inmodélica”
(lo cual ya era un auténtico bombazo), plantee, después de su profundo análisis
sobre la naturaleza de dicho pacto y sus nefastas consecuencias, que la
correlación de fuerzas no permitió otra salida. Recomiendo a cualquiera de
ustedes la lectura de todo lo escrito por Viçent Navarro sobre la Transición Inmodélica ;
se disfruta leyendo su análisis riguroso que no elude ningún tema espinoso,
incluido el de la Monarquía ,
la banca, la Iglesia
o el Ejército; el compromiso de la socialdemocracia europea y de los EE.UU.,
etc.
Pero, ¿y entonces?, ¿de qué sirve la
crítica rigurosa si acaba en puro determinismo histórico?
Por último, por estar en un centro
universitario, acabo esta presentación afirmando que la Transición Política ,
de la que nos hablará el profesor Julio Pérez Serrano, fue, o siguen siendo
(uno de los interrogantes que me gustaría que nos aclarara Julio, los “tiempos”
de la Transición ),
cualquier cosa menos un proceso “pacífico”. Las imágenes que estamos viendo nos
hablan de más de 200 muertos (sólo de 1976 a 1979), con nombres y apellidos,
asesinados y asesinadas por los aparatos
de Estado y las organizaciones paramilitares a su servicio. Entre ellos, un
joven estudiante de esta Universidad, de mi generación, militante de la Joven Guardia Roja, Javier
Verdejo. Fue asesinado por disparos de la Guardia Civil , en el mes de
agosto de 1976, mientras realizaba en la Playa del Zapico (Almería, su ciudad), mientras
escribía sobre un muro una pintada: “Pan, Trabajo y Li…”.
Gracias
A continuación, y en base a las notas
que tomé durante su conferencia magistral (expresión que utilizó una de las personas
que asistieron al acto), señalaría las
siguientes ideas centrales:
1ª.- En respuesta a un interrogante sobre los “tiempos” de la Transición Política
Española, señaló que los hay para todos los gustos y cualquiera de ellos
tiene sus bases argumentales. Algunos señalan como inicio el atentado contra
Carrero Blanco en diciembre de 1973; para otros se cierra con la aprobación de la Constitución
Española de 1978… o en el primer Gobierno del PSOE en 1982 o
con el ingreso de España en la Unión
Europea.
Esas fechas y sus criterios, expresó el
profeso Julio Pérez, no tienen gran importancia. Lo fundamental es distinguir la Transición Política
del proceso de modernización democrática.
2ª.-
El proceso de democratización, la lucha
por la democracia, tiene dos siglos de antigüedad en nuestro país, en los
cuales se vivieron multitud de avatares. Distinguió tres momentos claves: el
primero marcado por la lucha contra el Antiguo Régimen (como hito la Constitución de Cádiz
de 1812) y la Guerra
de Independencia desarrollada contra la invasión francesa; el segundo marcado
por el sexenio revolucionario (1868-1874) y la proclamación de la I ª República Española (1873); y,
el tercero, por la
Proclamación de la
II ª República Española (1931). Teniendo los tres momentos en
común su brevedad.
Señaló que en esos dos siglos (XIX y
XX) predominó el autoritarismo y planteó
que la “vía pacífica” ha sido magnificada por la historiografía oficial, sin
base sustentadora. Magnificados han sido los períodos del reinado de Isabel II,
la Primera Restauración
y la Monarquía Borbónica
de Juan Carlos I.
Identificar Transición con
Democratización es una estupidez.
3ª.- En este marco hay que
debatir la significación de la Transición
Política en España. La
búsqueda de una salida que permitiera el paso del franquismo hacia la Monarquía diseñada desde
el propio régimen, tuvo una primera etapa definitivamente autoritaria hasta
llegar a la etapa constitucional.
En cuanto al proceso de
democratización que se vivió en ese período tuvo tres expresiones: la primera,
reformista (defendida por el régimen de Franco y sus poderes fácticos); la
segunda, representada por la “Plata-Junta”, en la que acabaron uniéndose las
posiciones de la Ruptura Democrática
(defendida por el PCE y otros) con las posiciones de la Convergencia
Democrática (defendida por PSOE y otros); y, por último, la
defendida por la izquierda revolucionaria que pretendía un cambio de
estructuras y no sólo de la forma de gobierno; sin cambio en la dominación
económica y social no era viable la democratización.
Queda claro que se impuso la vía
reformista.
En efecto, la Transición fue
cualquier cosa menos pacífica. Hace poco tiempo tuve la posibilidad de hacer un
trabajo sobre la violencia ejercida contra la rebeldía existente en aquellos
años y el número de víctimas era superior a 500; comencé a hacer el trabajo
pero decidí abandonarlo porque ni mi estómago ni mi alma lo soportaban.
Si ahora se vuelve a hablar tanto de la
Transición Política es porque se ha
convertido en un tema sensible en el marco de un edificio que se cimbrea y
porque muchos, por contrario, no encuentran nada mejor en nuestra historia
actual.
4ª.- Sobre la naturaleza del
Régimen de 1978:
Se
trató de un Pacto Político: que
tiene como base la Monarquía Parlamentaria.
Se
trató de un Pacto Territorial: que, frente al derecho de autodeterminación
de los pueblos, plantea el sistema de las “Autonomías”.
Se
trató de un Pacto Social: mediante el cual los representantes de los
trabajadores aceptan que sean éstos los que paguen la crisis. Su punto
culminante fueron los “Pactos de la
Moncloa ”, de abril de 1977.
Se
trató de un Pacto Internacional: aún estamos en el marco de la “guerra
fría”; frente al bloque soviético, España queda alineada con los Estados Unidos
y la OTAN.
Son pilares intocables, basados hasta el
día de hoy en la desmemoria y el silencio.
Ahora, dijo el profesor Julio Pérez Serrano,
se está intentando una Segunda Transición para quitar toda la porquería que el
Régimen de 1978 está evidenciando pero ocultando los problemas del capitalismo.
España necesita no sólo regeneración;
es imprescindible la transformación. Se nos dirá que “no hay condiciones”, pero
el capitalismo es despiadado en esta etapa de la globalización. Quieran o no la Revolución va a estar
de moda.
Sobre la Revolución sabemos
bastantes cosas; la principal: que ha sido un método de progreso de la Humanidad. Muchos
de nuestros problemas tienen que ver con la falta de Revoluciones.
Tenemos que combatir el discurso
monolítico de “no se pudo hacer otra cosa”, que se ha expresado en la forma
conservadora, en la liberal y en el marxismo dogmático. Estas tres
interpretaciones llegan a la conclusión de que no se pudo hacer nada distinto a
lo que se hizo.
Ha llegado el momento de indagar,
estudiar y escribir la historia de la
II ª Restauración, es decir, la Historia del Reinado de
Juan Carlos I. Existe una analogía muy grande entre las dos Restauraciones. En
ambos casos, problemas similares dieron resultados similares. La salida
autoritaria está presente, hoy como antes; con el agravante de que el
autoritarismo es la salida que se viene apuntalando desde Europa.
Ya, en el posterior debate, Julio
Pérez Serrano contestó a los interrogantes que se le plantearon desde el
público.
A la pregunta de si había existido o
no en España Revolución Burguesa contestó que sí, que la Revolución Burguesa
se produjo en el siglo XIX, que lo que no llegó nunca a consolidarse fue la Revolución Democrática
porque las dos expresiones republicanas (Iª y IIª República) fueron muy breves.
Franco, aunque parezca una contradicción, terminó la Revolución Burguesa.
El agravamiento de la crisis del
capitalismo, con todas sus consecuencias sociales no debe ser entendido como el
germen de la transformación social y política. La crisis, contestó a otro
comentario, baja mucho los “ánimos”; es mucho el temor, el miedo, las
incertidumbres. La sociedad española está traumatizada.
Le preguntaron si se podía hablar de
“sociedad española”. Entendió que el comentario se refería al carácter
plurinacional del Estado, y afirmó que es uno de los problemas que se arrastran
del Pacto Territorial.
En realidad no sólo se necesita otro
marco político que sea República; la República , dijo, tendrá que llevar el adjetivo de
“Federal”.
El problema es que el Pacto
Territorial, con su propuesta de Autonomías, fue una política de “café para
todos”; equiparó las realidades nacionales (Catalunya, Euzkadi, Galizia e
incluso Andalucía), con inventos como Murcia…
Lejos de dar una respuesta a la realidad
nacional existente, fomentó el regionalismo y, después de 40 años, estos
regionalismos han desarrollado procesos identitarios muy fuertes.
No hay más salida que el
reconocimiento del derecho de autodeterminación de los pueblos que incluye el
derecho a decidir la independencia.
Roete Rojo
Roete Rojo
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