sábado, 9 de marzo de 2013

DON ENRIQUE MOLES ORMELLA: UN CIENTÍFICO BRILLANTE Y COMPROMETIDO CON EL PUEBLO


Con este artículo sobre el profesor y científico republicano comienzo a darle contenido a una de las “etiquetas” que en el blogs aún permanecían vacías, “Compañeros Almas y más”.

La frase no es mía, se debe a la sensibilidad y genialidad del payador uruguayo, Alfredo Zitarrosa, quien la utilizó en  un disco grabado en la República Oriental del Uruguay, en 1989, titulado “Sobre Pájaros y Almas”, y en el que está acompañado por el guitarrista Numa. En la Cara 2, en primer lugar aparece “Su Alma”, dedicado a un viejo comunista, del que “todos sospechan tiene miles y miles de compañeros almas y más”.

Recomiendo la audición de este disco, que no es fácil de encontrar y del que yo sepa, no se ha hecho versión en disco compacto. Pero imagino y guardo la esperanza de que los más duchos en el manejo de las nuevas tecnologías puedan acceder a él.

Pura poesía hablada y tocada, resulta sobrecogedora la voz de Alfredo. Washington Benavides, en la contraportada, lo califica de “testamento lírico”.

Además de payador, y gran conocedor del folklore latinoamericano, Alfredo Zitarrosa tenía una voz única por magnífica. De hecho, antes de dedicarse a la música, era conocido por sus programas de radio como “la voz”. En este disco cualquiera puede comprobar que es cierto todo lo que aquí escribo pues Alfredo ejerce principalmente de narrador. En un disco donde se cuentan cuentos; todos, por su lirismo y por estar basados en personajes y circunstancias reales provocan fuertes emociones en el oyente.

Vaya, pues, desde esta entradilla, mi homenaje sentido a quien fuera también militante comunista y frenteamplista; quien al volver del exilio, pensando que su gente lo habría olvidado y con fuertes penas internas por no haber sufrido desde dentro del “paisito” las mismas resistencias y violencias que sus paisanos (¡como si el exilio no hubiese sido para él el más terrible de los tormentos!), quedó perplejo al ser recibido por una multitud en el aeropuerto de Carrasco (Montevideo); muchedumbre que lo esperaba como a un héroe hermano y que, poco tiempo después, llenó el Estadio Centenario para, tras una ovación interminable, guardar un terrible silencio, para escuchar su amada y popular voz. Inició su canto con “El violín de Becho”.

Todos deseamos tener “miles y miles de compañeros almas y más” y, seguro, los tenemos. Sólo se trata de reconstruir la trenza de las solidaridades, de sabernos comprometidos en el mismo proyecto, generación tras generación. Intento explicarme: gracias a mi compañero alma y más, Roque, he descubierto a otro compañero alma y más, a Enrique Moles Ormella, quien me ha abierto la puerta para conocer a otros tantos… casi hasta el infinito.

“La soledad son cuatro mundos: el de la mentira, el de la vergüenza, el del miedo y el de la soledad… ¡Quién pudiera amar después de roto! Alfredo Zitarrosa, en “De pájaros y almas”.
¡Rompamos las cadenas de la mentira, la vergüenza y el miedo! Y la de la soledad, se romperá sola.

Volviendo al artículo, su autor es el profesor de la Universidad de Granada, Roque Hidalgo Álvarez, doctor en Ciencias Físicas, quien no deja de sorprenderse de la ingente tarea que sus colegas republicanos desarrollaron incluso en condiciones de guerra. El artículo ha sido publicado recientemente por El Otro País de Este Mundo.

La existencia de este sector de la intelectualidad republicana es bastante desconocido incluso entre los científicos de hoy; por eso el esfuerzo para “sacarlos” a la superficie y “ponerlos a trabajar de nuevo”, está resultando una tarea grata e ingrata al mismo tiempo. Grata por el descubrimiento de personalidades que lo dieron todo por un proyecto  colectivo y distinto de sociedad, más libre, más culta y más justa; grata también por lo que supone de ampliación numérica de compañeros almas y más.  Ingrata por la constatación del olvido obligado, primero por el terror del fascismo (y el miedo consiguiente) y luego por la mentira  (y la vergüenza consiguiente) de la Transacción Política Española, proceso que ha intentado volvernos autistas o locos, aplastándonos en una soledad demoledora, sin esperanzas.
Desde esta página animo al compañero Roque para que siga sumando nombres, rostros y esfuerzos en la larga lista de nuestros compañeros almas y más.
           
En la ciudad del desamparo
Roete Rojo


D. Enrique Moles Ormella: 
Un científico brillante y comprometido con el pueblo.


Hubo un tiempo en nuestro país en que la mayoría de los intelectuales y, muy especialmente médicos e investigadores, tenían un pensamiento progresista, es decir, defendían el progreso de su gente, de su pueblo. Un destacado miembro de esa intelectualidad progresista fue D. Enrique Moles Ormella.

Enrique Moles Ormella nació el 26 de agosto de 1883 en la Villa de Gracia (Barcelona). Estudió Farmacia en la Universidad de Barcelona terminando sus estudios en 1905 con las máximas calificaciones.Posteriormente se trasladó a la Universidad Central de Madrid donde obtuvo el grado de Doctor en Farmacia en 1906 (durante muchos años la Universidad Central de Madrid, hoy Complutense, fue la única Universidad española que podía otorgar el título de Doctor). Tras un breve periodo como Auxiliar en la Facultad de Farmacia de Barcelona es pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios en varios ocasiones (1908-1910, 1912 y 1915-1917) y como producto de sus trabajos en el extranjero obtiene el grado de Doctor en Física (Ginebra 1916) y en Química (Leipzig 1918). Así mismo obtiene el grado de Doctor en Química en la Universidad de Madrid (1922). El profesor Moles era capaz de hablar en castellano, catalán, francés, inglés, alemán, italiano y entender el polaco y el ruso. Fue capaz de escribir 264 artículos desde 1902 hasta 1953 y publicar uno en 1931 en la prestigiosa revista “Nature” sobre la determinación del peso atómico del flúor.

Según narra quien fuera su discípulo, el profesor Augusto Pérez-Vitoria(1), el 12 de abril de 1927 se celebró en la Facultad de Farmacia de Madrid la oposición para designar al catedrático de Química Inorgánica de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid. Después de  tres votaciones el tribunal decide por unanimidad proponer a D. Enrique Moles. Los estudiantes presentes en la sala estallan en aplausos, abucheos, vítores y hasta imprecaciones e insultos de  todas clases según fueran “molistas” o “antimolistas”. Era una manifestación más de la tensión existente entre la renovación y el inmovilismo imperantes esos años en la Universidad y sociedad españolas. D. Enrique Moles contaba entonces con 40 años y era un simple Auxiliar de Química Inorgánica cuando años antes la Universidad de Ginebra lo había nombrado “Privant-Docent”  y había recibido invitaciones de las Universidades de Baltimore (EE.UU) y Zúrich para ser profesor de Química Física. Como muchos científicos de su generación estaba convencido de la necesidad de hacer buena ciencia en su país. Era la conciencia que la Institución Libre de Enseñanza inculcó en muchos investigadores españoles desde 1876 hasta 1939. En su caso y, muy probablemente por lo que había podido vivir en Alemania, el profesor Moles estaba convencido de que el desarrollo de la Química en España daría lugar también a un desarrollo económico no visto hasta entonces.

El 6 de febrero de 1932 se inauguraba oficialmente el Instituto Nacional de Física y Química(I.N.F.Q.). Este Instituto de investigación era más conocido por “el Rockefeller”, pues su construcción fue posible gracias a la financiación recibida años atrás por la Fundación Rockefeller. El profesor Moles estuvo encargado de la sección de Química Física y siempre fue un ferviente defensor de la enseñanza práctica de la Química, siendo vocal del Instituto del Material Científico, organismo creado por el Estado para dotar a los centros de enseñanza e investigación de instrumentación científica.

En su discurso de ingreso en la Academia de Ciencias el 28 de marzo de 1934, el profesor Moles afirmaba “El enemigo fue siempre el mismo: la Administración y la burocracia. Los mejores planes, las mejores intenciones, los propósitos más ideales, quedan destrozados contra el muro inconmovible de la rutina”. El proceso de acumulación del capitalismo español fue tan diferente al del resto de Europa que no necesitó casi nunca de la ciencia para mejorar su rentabilidad. El escaso interés que la burguesía española tuvo y continua teniendo por el desarrollo científico-técnico  explica el escaso desarrollo industrial y la baja productividad de la economía española, así como sus elevadísimas tasas de paro. 

Investigadores como el profesor Moles intentaron a comienzo del siglo XX cambiar esa tendencia parasitaria de la Universidad y sociedad españolas pero fueron derrotados por los inmovilistas de siempre partidarios de un modelo que ya desde 1898 no era económicamente viable.

En 1936 se encargó de la dirección accidental del “Rockefeller” y más tarde fue nombrado Director General de Pólvoras y Explosivos de la Subsecretaria de Armamentos (que en ese momento dirigía D. Alejandro Otero Fernández quien era catedrático de Ginecología y Obstetricia de la Universidad de Granada) en Barcelona.

Una muestra más del compromiso con su gente y el legítimo gobierno del Frente Popular que había sido elegido democráticamente unos meses antes, lo constituye su firma el 31 de octubre de 1936 del manifiesto titulado “Los intelectuales españoles apelan a la conciencia internacional”, en respuesta al bombardeo que unos días antes había sufrido Madrid por parte de la aviación fascista que apoyaba al golpista general Franco.  En el mismo se decía, “Doloroso es para nosotros, españoles que sentimos la dignidad de serlo, tener que proclamar ante nuestro país y ante el mundo que hechos como éste, producidos sin objetivo militar ni finalidad combativa alguna, simplemente por el sádico deseo de matar, colocan a quien los comete fuera de toda categoría humana”.  
El 7 de febrero de 1939, siguiendo las orientaciones del Gobierno de la República, pasa a Francia, iniciando así el exilio, como el 50 % del profesorado universitario español. Se trasladó a Paris y es nombrado “Maitre de Recherche” del CNRS (Centro Nacional de Investigación Científica);institución que curiosamente fue impulsada por Jean Baptiste Perrin-Premio Nobel de Física en 1926-, cuando eraSubsecretario de Estado de Investigación en el Gobierno de Léon Blum  del Frente Popular, entre 1936 y 1937.

Su trabajo en París le permite reiniciar sus investigaciones y disfrutar de una posición estable en un contexto de reconocimiento internacional. No obstante,  en los primeros días de diciembre de 1941 regresa a España y es detenido en la misma frontera y trasladado a la prisión de Torrijos, de Madrid, sin que su hijo, que lo esperaba en la frontera, pudiera ni siquiera verlo. Dos meses después se le dejó en libertad provisional y, lleno de ilusión, inició las gestiones para reanudar sus actividades investigadoras, motivo por el cual había decidido regresar a España. Sin embargo, un grupo de universitarios putrefactos (termino utilizado por Federico García Lorca para referirse a la peor burguesía que habitaba en Granada) logran mediante acusaciones falsas que el profesor Moles fuera de nuevo detenido en la madrugada del 12 al 13 de mayo de 1942 y encarcelado esta vez en la cárcel de Porlier de Madrid. Como indica el gran novelista inglés Graham Green en su obra “Monseñor Quijote”, en España la mejor gente ha estado alguna vez encarcelada.
El 28 de julio de 1942 un consejo de guerra condena al profesor Moles a doce años y un día de prisión por auxilio a la rebelión militar, proponiendo el tribunal que la pena fuera reducida a la de seis años y un día -lo que le hubiera supuesto salir en libertad provisional-, pero disintió el auditor, que propuso la pena de veinte años y un día por adhesión a la rebelión militar, y en su caso pasó al Tribunal Supremo de Justicia Militar. El fiscal solicitó la pena de muerte –sin que haya lugar a su conmutación-, aunque luego, en el curso de la vista, la cambió por la de treinta años de reclusión, siendo el profesor Moles condenado finalmente a la reclusión perpetua el 10 de mayo de 1943. Se encarcelaba así a un profesor universitario de Química Física que había recibido, entre otras muchas distinciones, El Premio Van’t Hoff, de la Academia de Ciencias de Amsterdam (1927), el Premio Solvay, de la Academia de Ciencias de Bruselas (1928); así como, las medallas: Lavoisier de la Sociedad de Química de Francia (1937) , la Gran Cruz de la Orden de la República Española (1933) y de Oficial de la Legión de Honor Francesa (1936) y era Vice-presidente de la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (I.U.P.A.C.). Aunque estos datos son siempre difícil de comprobar es opinión muy generalizada que el profesor Moles fue el introductor en España de la Química Física y está fuera de toda duda su papel como dinamizador de la Sociedad Española de Química y de sus publicaciones como los ya desaparecidos Anales de Química.

D. Enrique Moles salió de prisión al cumplir los sesenta años después de más de tres años de encarcelamiento efectivo. En cuanto fue puesto en libertad empezó a trabajar, y siguió haciéndolo durante los últimos años de su vida, en los laboratorios del Instituto de Biologíay Sueroterapia IBYS, de Madrid.

En 1951 decidieron que fueran cancelados todos sus antecedentes penales pero no se le permitió reincorporarse a la Universidad. 

En la madrugada del 29 al 30 de marzo de 1953, fallecía el profesor Enrique Moles en Madrid, víctima de una trombosis cerebral. Todos los putrefactos de dentro y fuera de la Universidad podían ya vivir tranquilos.

En conclusión, el profesor Moles fue persona de profundas convicciones democráticas que le llevaron a apoyar en todo momento el proyecto de modernización y avance social que representaba la IIª República, capaz de escribir cinco artículos científicos durante su reclusión en las cárceles franquistas. Por desgracia, la amnesia  impuesta primero y asumida después nos ha privado de conocer a todos aquellos científicos que trabajaron duro para que España saliera del atraso científico y social que siglos de dominación borbónica habían provocado, pero que cobran actualidad ahora cuando necesitamos ejemplos de comportamiento y compromiso éticocon  el trabajo bien hecho y la justicia social.

Bibliografía.
(1) Enrique Moles: La vida y la obra de un químico español. Coordinador, Augusto Pérez-Vitoria. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid,1985

Roque Hidalgo Álvarez
Miembro del Seminario
Otro Pensamiento es Posible
de la Universidad de Granada.

Artículo enviado a publicar a “El Otro País de Este Mundo”

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