(Escrito para El Otro País de Este Mundo)
"La
educación es la clave para conseguir el cambio en una sociedad. El mundo no
puede cambiar si no cambia sus dioses, sus valores. Si queremos lograr algo,
debemos quitar valor al dinero, que es lo que mueve la actual sociedad".
José
Luis Sampedro
Recientemente se ha abierto de nuevo el debate sobre la
organización docente de los estudios universitarios, al proponer el ministro
Wert una nueva distribución de créditos académicos entre el grado y el posgrado.
Lo llamativo de esta propuesta es que se realiza sin que
ninguna agencia de evaluación de la calidad haya analizado, hasta la fecha, los
efectos causados por el llamado “plan Bolonia”.
Esto ocurre a pesar del verdadero asalto al poder que los
nuevos tecno-burócratas de verborrea pedagógica han realizado en todas las
instancias de la enseñanza europea y española.
En apariencia se trata de decidir el número de cursos que
tendrán los “nuevos” grados y posgrados. El carácter presuntamente flexible de la
propuesta (3+2, o 4+1) introduce un elemento de confusión más en el ya caótico
sistema universitario español.
Se recupera el viejo lema del neoliberalismo
económico “"laissez faire,
laissez passer", que en la versión más
moderna de nuestros ilustrados neoliberales
vendría a decir algo así como, “que cada uno haga lo que quiera”.
Se
utiliza la tan cacareada “autonomía universitaria” para introducir un poco más
de ruido, y sobre todo de caos, dentro del sistema público universitario
español, convencidos de que el caos,
junto con la desinversión pública, tendrá un efecto demoledor en el
funcionamiento del sistema público de enseñanza universitaria y quedará así
probado ante la opinión pública que la Universidad española puede, en gran medida,
cerrarse sin que esto afecte al normal funcionamiento de la sociedad y de la
economía del país.
Si el debate fuera sólo académico sus consecuencias serían
leves pero detrás de la enésima reforma universitaria de carácter neoliberal se
esconde un proyecto económico estratégico.
Nadie sabe explicar el porqué, pero el precio de la
matrícula de posgrado (los conocidos máster que, en correcto castellano,
deberían de llamarse maestrías, como así se las conoce en México) es mucho
mayor que el de grado, diferencia que no se produce en los países de nuestro
entorno.
El máster se presenta a la
sociedad como la panacea universal para lograr un puesto de trabajo estable y
bien remunerado, siendo la probabilidad de lograrlo tanto mayor cuanto más
elevado sea el coste del mismo. Por esta razón no debe extrañarnos que en
algunas áreas de la economía y la gestión empresarial se cobren 30,000 Euros
por un máster de un curso de duración.
La enseñanza ha dejado de ser un servicio público para convertirse
en una mercancía más dentro de la “economía de mercado”, en la que los
mercaderes imponen sus reglas al resto de la sociedad sin tener que pasar por
el duro trance de las urnas.
Todos los recursos que los nuevos liberales están retrayendo
de la Universidad
pública y del sistema de ciencia podrán dedicarse a pagar la deuda pública que
se ha acumulado mediante el astuto proceso de transferir deuda privada de los
especuladores financieros hacia la deuda pública de los Estados periféricos de la Unión Europea. Es,
¡por fin alguien lo logra!, la cuadratura del circulo.
Salir de este laberinto será difícil, pues para muchos
profesores universitarios la reducción de horas de clase se interpreta como una
ventaja que les permite tener mas tiempo libre o, en el mejor de los casos, más
tiempo para sus tareas de investigación.
Desde hace tiempo se está desmontando el modelo de
Universidad basado en la docencia, la investigación y la extensión
universitaria, para pasar a otro fundamentado en la docencia y la gestión
administrativa.
Nuestros entrañables gobernantes de pensamiento neoliberal y,
muy especialmente el ministro Wert,
están convencidos de que la investigación realizada en nuestras Universidades
es de baja calidad, cara y, además, innecesaria pues tiene poco impacto
económico, presuponiendo que la brecha científico-técnica con los países
avanzados es tan grande que nunca podrá ser recortada.
Por eso las nuevas
Universidades privadas no permiten a su profesorado realizar investigación y
los cargan con una dedicación docente extenuante. Este tipo de universidades
están captando estudiantes capaces de pagar matrículas de grado de 6,000 euros
e interesados en grados y dobles grados con, potencialmente, mayores salidas
profesionales y de trabajo.
Mientras tanto, la Universidad pública española tiene que soportar
contradicciones tales como que en un país que recibe casi 60 millones de
turistas al año, la carrera universitaria con una tasa de paro más alta sea
precisamente la de Turismo.
El objetivo es fomentar el convencimiento en la
sociedad de que la educación no es un bien público y que debe pagarse el coste
real de la misma, discriminando al alumnado desde la escuela infantil hasta la Universidad , por su
origen de clase y no por su capacidad intelectual. Se acaba así con el
principio de igualdad de oportunidades que alguna vez se defendió como base de
una educación inclusiva y no discriminadora socialmente.
Los colegios profesionales, las elites financieras y la
jerarquía de la Iglesia
católica han decidido que la educación es suya y de nadie más.
En este tema,
como en tantos otros, será necesario retomar la tarea educadora que la II ª República Española inició y
esos mismos poderes le impidieron desarrollar mediante el uso de la violencia
fascista. No será fácil salir de la trampa neoliberal pero no tenemos otra
opción si queremos una Universidad española al servicio del pueblo trabajador.
Hay que cambiar de base.
Roque Hidalgo Álvarez
Miembro del Seminario Otro Pensamiento es Posible-Universidad de
Granada.
Totalmente de acuerdo
ResponderEliminarSaludos
AM
SAN ANT ALT