(Homenaje a las víctimas del fascismo en Granada)
Artículo publicado por El Otro País de Este Mundo
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Panorámica de Viznar. Foto: Paco Mendoza |
Con motivo del 78 aniversario de la proclamación de
Si muero, dejad el
balcón abierto…
Había dejado escrito Federico García Lorca. Ningún paraje
como el Barranco puede evocar mejor la imagen de un balcón.
Defendido a sus espaldas por una sucesión de sierras, se
abre hacia la Vega de Granada, en perspectiva soberbia, desde la que podemos
contemplar Sierra Nevada, Sierra Elvira, los cultivos vegueros tradicionales…y
dos pueblos que lo enmarcan, a derecha e izquierda, compartiendo la
responsabilidad de su defensa: Alfacar y Víznar.
Ambos pueblos fueron alquerías musulmanas de gran prestigio,
lugar de descanso y reposo de los monarcas ziríes, por su situación
privilegiada y sobre todo, por ser el centro desde el que, a partir de la
construcción de la Fuente de Aynadamar
(o de las lágrimas), que recogía las
aguas del nacimiento de Fuente Grande, mediante un complicado sistema de acequias, se
llevaba el agua al Albaicín granadino.
Los moriscos residentes en ambas arquerías fueron expulsados
tras la Pragmática de Expulsión dictada
por Felipe II, siendo repobladas con familias castellanas.
Durante muchas generaciones, al amparo de la bondad de las
aguas de Aynadamar, ambos pueblos se especializaron en la producción del pan
que surtía a la ciudad de Granada. Todavía las personas de mi generación
guardamos el recuerdo de aquellos “panaeros” que bajaban en burro el tan
preciado alimento, pregonándolo en las esquinas de las calles, a las que
bajábamos normalmente las niñas a comprar la cantidad que nuestras madres nos
indicaban. Imágenes que la historia reciente de la ciudad acabó aplastando,
como tantas otras cosas y paisajes.
Inicio de una crónica sangrienta
Son muchas las preguntas que cualquiera puede hacerse sobre
los motivos que llevaron a los fascistas sublevados en Granada, para hacer de
Víznar y del Barranco, los lugares de la crónica sangrienta que se iniciara
nada más tomada la ciudad y parte de la provincia a partir del 20 de julio de
1936.
Lo recóndito del lugar por su complicado acceso, unido a su proximidad a Granada; la cercanía
geográfica a la Fábrica de Pólvoras Santa Bárbara, la presencia de la Iglesia
en Viznar, lugar elegido por los arzobispos para descansar dado su agradable
clima durante el verano…
La cuestión es que en el Palacio de Moscoso y Peralta
(Víznar), el capitán Nestares tenía instalado el cuartel general de Falange en
1936. También hasta Víznar se trasladaron presos, principalmente masones, que
eran obligados a las tareas más ingratas de cavar las fosas, enterrar los
cadáveres cada mañana y quién sabe cuántas vejaciones más antes de ser en
muchos casos “paseados”.
Las cifras de los fusilamientos en Granada están por acotar.
Se habla de más de 6000, repartidos principalmente entre el Cementerio de San
José, el Barranco y multitud de cunetas desperdigadas por el conjunto de la provincia. Ian Gibson afirma que
sumados los de Guadix, la cifra podría ser mucho más elevada. Tampoco se sabe cuántos
fueron asesinados en el Barranco.
En el libro de Antonio Ramos Espejo, “García Lorca en Fuente
Vaqueros”, en entrevista realizada a Ian Gibson, en 1979, se afirma: … aquí, bajo nuestros pies, entre los
pinares que colocaron después de la guerra, yacen miles de víctimas de la
represión…
Desde entonces la zona estuvo sometida a los rigores del
fascismo, quien ubicó en ambos municipios dos centros de adoctrinamiento y
disciplina ideológica: la OJE y la Sección Femenina , en Alfacar y Víznar
respectivamente. Está claro que en más de 40 años tuvieron tiempo de modificar
el paisaje, de ocultar pruebas, de retirarlas, etc. Los pioneros que visitaron
el Barranco, buscando las últimas huellas de Federico García Lorca (Couffon,
Gerard Brenan y Gibson), tuvieron la
oportunidad de dar testimonio de los cambios acometidos, así como del miedo que
se respiraba y de la dificultad para indagar sobre lo sucedido. Sólo manos
anónimas, pero conocedoras de los lugares, en absoluta clandestinidad, dejaron
testimonio regular de lo ocurrido, colocando sencillas flores en determinados
lugares.
Presente y futuro incierto
Hoy, los municipios de Víznar y Alfacar han sufrido una
fuerte expansión urbana, sobre todo el último. Todas las bondades de su clima y
las facilidades actuales para acceder a ambos desde la A-92, explican el
desarrollo y justifican, según el mercado, que posean seguramente el precio por
metro cuadrado edificable más elevado del área metropolitana de Granada.
La historia del lugar no ha sido óbice, para quienes nunca
han tenido escrúpulos, para seguir construyendo hasta aproximarse
peligrosamente al lugar donde se ubican algunas de las fosas, incluida la de Federico García
Lorca y sus tres compañeros de desdicha. En la entrevista citada, Ian Gibson
manifestaba su horror ante la proximidad de las edificaciones: Hay que cercar todo esto.
La devastación del paraje resulta a estas alturas más que
preocupante. Para dar una vuelta más al proceso de degradación del entorno, el
Barranco comparte término municipal con los dos municipios (en la actualidad,
Alfacar gobernado por el PP y Víznar por IU) y cada cual acomete las acciones
que cree oportunas.
Con la construcción del Parque Federico García Lorca, en
Alfacar, de horrible factura y abandono extremo –circunstancia que pudimos
constatar de nuevo el pasado 18 de abril-, pareciera que el lugar donde reposan
los restos del poeta haya quedado bajo resguardo. Junto a la fosa se ha
colocado un monolito en el que reza, “A todas las víctimas de la guerra civil”…
sobran los comentarios.
El Parque sólo se adecenta en el mes de agosto cuando se
concentran en él “intelectuales y poetas”,
más alguna autoridad y algún invitado internacional (algunos de algo más que
dudoso pasado democrático), para rendir homenaje a Federico García Lorca.
Durante el resto de meses del año, la fuente no echa agua, las placas de
cerámica de Fajalauza con fragmentos de versos siguen deteriorándose y la
basura campea a sus anchas ya que los contenedores no son vaciados. Frente al
Parque, un tremendo edificio de apartamentos…
Prosiguiendo el camino serpenteante del Barranco en
dirección a Víznar, la construcción de
un campo de futbol que fue paralizada en su día y a nuestra derecha, una
instalación ganadera que sofoca con su pestilente olor al de los pinos y las
plantas aromáticas del entorno natural. Un poco más abajo, siguiendo la
pendiente, los restos de un gran movimiento de tierras también paralizado hace
años.
Siempre que paseo por este lugar me pregunto qué
encontrarían las máquinas y los hombres que abrieron en la tierra semejantes
heridas.
Barranco de Víznar
Las acciones más decididas para preservar el patrimonio histórico del Barranco se han desarrollado gracias a la voluntad del alcalde de Víznar, LuísAntonio Pérez
Sánchez. Con buen criterio, y a pesar de la escasez de medios económicos, según
nos explica, decidieron adecentar los accesos a una de las mayores fosas. En
1979, según relata Antonio Ramos, el lugar estaba ocupado por una charca de
agua.
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Foto: El País |
Las acciones más decididas para preservar el patrimonio histórico del Barranco se han desarrollado gracias a la voluntad del alcalde de Víznar, Luís
En la actualidad se ha abierto un camino, construido
pequeñas plataformas de madera para sortear obstáculos y colocado unas inmensas
piedras de granito en las que se pueden instalar placas en memoria de las
personas ejecutadas. El lugar es fácilmente identificable por una inmensa
piedra, ubicada al borde del camino, que tiene grabado, “Barranco de Víznar”.
Hasta allí subimos con relativa frecuencia para denunciar
los crímenes cometidos por el fascismo contra las personas que decidieron ser
leales al legítimo gobierno republicano.
Todavía no son muchas las placas colocadas. Según nos explica
el alcalde de Víznar, muchas de las familias afectadas tuvieron que exiliarse
y, pasadas varias generaciones sin que hubiesen regresado, mantener los
vínculos con aquel pasado terrible ha resultado imposible. Por eso, la mayor
parte de las iniciativas han venido de la mano de organizaciones e
instituciones.
En dicha fosa se encuentran muchos trabajadores de la Fábrica Santa
Bárbara , incluido el director de la misma, abuelo del
cantautor granadino, Carlos Cano. Para el comandante Valdés y su banda de asesinos
fascistas, la ocupación de la fábrica y su control fueron estratégicos. También
están allí los restos del profesor D. Salvador Vila Hernández, Rector Magnífico
de la Universidad de Granada. Y un sin fin de hombres y mujeres sin
identificar.
Una polémica que no
acaba
En los medios de comunicación se ha informado sobradamente
de la polémica surgida entre los descendientes de Federico García Lorca y los
descendientes de dos de los enterrados junto al poeta en el Barranco,
ocasionada por la voluntad de estos últimos de desenterrar los cadáveres de sus
familiares y la negativa de la familia del poeta a que se desentierre a
Federico. Interviniendo a favor del desenterramiento el propio Ian Gibson.
Más allá de la pretendida capacidad de presión de la familia
de Federico, el tema no se presenta fácil desde el punto de vista legal.
Reconocer el derecho de unos supone negar el derecho de otros. Y, por si fuera
poco, arrogarse en tema tan delicado la voluntad de los cuartos implicados que
no se pronuncian.
Más allá de la polémica mediática surgen muchísimas
incógnitas.
¿Por qué sólo el interés por la fosa donde se encuentra el
poeta? Y si el proyecto se universalizara para todas las fosas existentes,
¿sería viable? Recordemos que una de las hipótesis plantea la cifra en miles,
¿en cuántas fosas?, ¿sería posible la identificación de los cadáveres dado que
la mayoría de los familiares no se han pronunciado o no pueden pronunciarse
pasados más de 70 años?
Suponiendo que un número determinado de descendientes exigiera
también la identificación de los restos de sus familiares, ¿a cuánto ascendería
el análisis de ADN del total de los restos? Y, no menos importante, ¿cuál sería
y en qué condiciones el destino último de las víctimas no reclamadas?
Sabemos que distintas organizaciones defensoras de la
memoria histórica han conseguido ejecutar planes para identificar en fosas
repartidas por toda la geografía española a multitud de víctimas. Pero dichos
planes, ¿serían viables cuando hablamos de miles, repartidas en no se sabe
cuántas fosas y en un paraje geográfico amplísimo y muy transformado por la
voluntad de ocultamiento, primero, y por la especulación urbanística, después?
Y si esta pretensión se hiciera realidad por muy
descabellada que parezca, ¿cuál sería el futuro del Barranco?
Una propuesta con
bastante sensatez
En una reunión realizada hace algunos años por la Asociación
para la Recuperación de la Memoria Histórica
de Granada, que ampara la petición de los descendientes de Dióscoro Galindo y
Francisco Galadí, dos de los fusilados y enterrados junto a Federico García
Lorca, escuché por primera vez la propuesta del joven alcalde de Víznar; una
propuesta más profunda y abarcadora que la de ir cavando por aquí o por allá,
aunque, y vuelvo a insistir, el interés hasta ahora es exclusivamente relativo a la fosa donde se encuentra el poeta.
La propuesta hecha por el alcalde implicaba en primer lugar,
el compromiso de preservar el Barranco, lo cual exigiría una reglamentación que
lo garantizara. En segundo lugar, la dignificación del lugar, rescatándolo del
silencio aplastante de tantos años. Dignificación que hiciera del Barranco un
espacio dedicado a la pervivencia de la memoria histórica, de la lucha por las
libertades, de explicación de las atrocidades del fascismo. En tercer lugar, la
creación de un Centro de investigación, de estudio (creo incluso recordar que
ofreció suelo de su municipio para concretar la iniciativa), que pudiera ser
receptor de datos, de documentos, de bibliografía, de investigadores, etc, dedicado
a sacar a la luz, para las generaciones venideras, con el mayor rigor histórico
posible, la verdad sobre lo ocurrido.
Hasta el día de hoy, así hay que reconocerlo, las únicas
iniciativas que se acercan a esta propuesta, que nosotros compartimos, son las
realizadas, y descritas más arriba, por el
Ayuntamiento de Víznar.
Luís A. Pérez Sánchez nos explica, cada vez que subimos al
Barranco, que “Federico eran todos”. Absolutamente de acuerdo con él. Sólo que,
pensándolo con absoluta serenidad, todos seguirán siendo Federico en la medida
en que los restos del poeta sigan impidiendo “otros” planes.
Asociación Plataforma Cívica por la República
Roete Rojo
Este artículo fue publicado en el año
2009. Como muchas lectoras y muchos lectores sabrán, el levantamiento de
terrenos para encontrar los restos de Federico García Lorca se llevó a efecto,
sin encontrar rastro. El acontecimiento se convirtió en un gran circo
mediático. En la soledad de la ciudad del desamparo, suspiré tranquila.
Federico, de momento, puede seguir siendo “todas y todos”. Al margen de esta
operación de búsqueda, ninguna otra iniciativa para preservar el Barranco se ha
llevado a efecto.
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