(Intervención
realizada en el Ateneu Roig, en Barçelona, el 4 de febrero de 2012, por
invitación de Amigues de l´Alba, Assamblea Bolivariana de Catalunya, Brigada
Catalana Veneçolana Alí Primera, Brigada Vallesana Simón Bolívar)
Bona tarda, amigues i amics. És per a mi un honor estar
aquesta vesprada aquí per parlar del Día de la Dignitat. Desitjo
que les meves paraules serveixen per reflexionar sobre els nostres problemes
comuns. Per endavant el meu agraiment.
Buenas tardes, amigas y amigos. Es para mi un honor estar
esta tarde aquí para hablar del Día de la Dignidad. Espero
que mis palabras sirvan para reflexionar sobre nuestros comunes problemas.
Gracias anticipadas.
La dignidad sólo la
celebran los que pueden
El pueblo de la República Bolivariana
de Venezuela, inmerso en un proceso profundo de cambios políticos, económicos,
sociales y culturales, luchando por
reconstruir identidades e integraciones en el área geográfica en la que vive,
América Latina y El Caribe, defendiendo su Historia, soberanía y derecho de
autodeterminación, puede celebrar el 4
de febrero como Día de la Dignidad.
El pueblo venezolano, con esta declaración, aprobada por la Asamblea Nacional ,
en 2007, reconoce y pone en valor histórico la significación del levantamiento
cívico-militar, que fuera dirigido por el entonces Teniente Coronel, Hugo
Chávez Frías.
Movimiento fracasado “por ahora”, significó la fractura y
superación de décadas, siglos si lo miramos con perspectiva histórica, de explotación
y dependencia, de injusticias y de violencia de Estado.
Algunos datos sobre aquella coyuntura. Para una población de
alrededor de 18 millones de personas:
Según el escritor Uslar Pietri, producto de la renta
petrolera, Venezuela había tenido unos ingresos directos de, al menos, 10 veces
el Plan Marshall, que sirviera para la reconstrucción de Europa tras la II Guerra Mundial.
Esta cantidad soberbia dejaba como saldo: un 43% de desnutrición crítica, millón
y medio de niños en las calles, 75% de la mano de obra sin cualificación;
25.000 millones de deuda pública; entre un 60/80 de pobreza y un 40% de pobreza
extrema. Un país devastado por el monocultivo petrolero, el abandono del resto
de sectores productivos y dependiente del exterior para el suministro de cerca
del 80% de los insumos. Más de 5000 casos de corrupción denunciados y probados,
etc.
Este panorama desolador fue producto de la aplicación de las
políticas fondomonetaristas y responsable del estallido social del 27 de
febrero de 1989, conocido con “El Caracazo”.
El primero de los ocurridos en América Latina: el “Santiaguezaño”
(Argentina, 1993) y el levantamiento zapatista (México, 1994)
La sublevación de
Jaca, 1930
Si por estos lares tuviéramos vergüenza, perdón, quise decir memoria de nuestro pasado
más reciente, no tendríamos dificultades para entender lo ocurrido aquel 4 de
febrero de 1992, en Venezuela.
También en España tuvimos nuestros momentos de dignidad,
aunque el olvido impuesto por la “Transacción Política ”
(Pacto de Punto Fijo, a la mediterránea), nos haya conducido a la inopia de los
estúpidos en la que vivimos ahora.
El 12 de diciembre de 1930 se producía la sublevación de
Jaca (provincia de Huesca), con la intención de hacer abdicar al rey Alfonso
XIII, proclamar la II República Española y
convocar a Cortes Constituyentes.
Como en la Venezuela de 1992, España vivía una situación de crisis económica
y social; de corrupción institucional, pobreza generalizada y agitación social;
de descrédito del sistema bipartidista (liberales y conservadores) y de la Monarquía Borbónica ,
sostén ideológico, político y militar de la oligarquía
financiero-terrateniente.
Se trató de un levantamiento cívico-militar, respaldado por
el Comité Revolucionario Nacional, formado en agosto de 1930, producto del
llamado “Pacto de San Sebastian”. Dicho Comité diseñó una estrategia que unía a
los sectores progresistas del Ejército con organizaciones de trabajadores, que
serían los responsables de convocar la Huelga General ;
participaban también sectores intelectuales y burgueses.
Dos capitanes del Ejército saltaron al escenario político al
dirigir el levantamiento en la ciudad de Jaca: Fermín Galán y Ángel García Hernández.
Fermín Galán y Ángel García |
Ellos también fracasaron “por ahora”. En menos de 48 horas y
tras un Juicio Sumarísimo, fueron sentenciados a muerte y fusilados.
Mientras la Monarquía respondía con la represión, Fermín y
Ángel se convertían en dos héroes populares. Con su fusilamiento a quien se
estaba fusilando era a la Monarquía.
Proclamadala II República , el 14 de abril de 1931, serían
reconocidos como mártires de las libertades; presos del Comité Revolucionario
formarían parte del nuevo Gobierno Provisional, encargado de convocar a Cortes
Constituyentes. La
nueva Constitución sería aprobada el 9 de diciembre de 1931.
Para cualquier historiador sensato, el levantamiento
cívico-militar de Jaca fue la palanca que catalizó todas las contradicciones y
fuerzas, para el triunfo de la República. Don Antonio
Machado había escrito:
Proclamada
Juicio a los militares de Jaca |
“La primavera ha venido
del brazo del capitán.
Niñas, cantad a coro:
¡Viva Fermín Galán!
La primavera ha venido
y Don Alfonso se va.
Muchos duques le acompañan
hasta cerca de la mar”.
Mentiras y silencio
de los medios
En horas posteriores al 4 de febrero de 1992, aparecen en
los medios de comunicación de nuestro país, unos militares sublevados que
esgrimían el nombre de Bolívar. Los medios repitieron durante horas que el
movimiento fracasado, al que califican de golpe de Estado, respondía al modelo
de los golpes militares de los años 70; los comparaban con los “carapintadas”
de Argentina (1987-1990). Los nombres más repetidos: Videla y Pinochet.
Angustiada por saber, leyendo entre líneas, me decía una y
otra vez que las cosas no podían ser tan simples después del Caracazo.
Carlos Andrés Pérez (CAP) era un político desprestigiado. Yo
conocía las fuertes movilizaciones de estudiantes, trabajadores y capas
populares que se venían desarrollando. Aunque ahora nos pueda parecer mentira,
no teníamos Internet ni correo electrónico. Al menos yo no disponía de esos
medios.
“Gracias” al tratamiento dado a la noticia por el periódico conservador
ABC, pude entender algo más e imaginar qué era lo ocurrido ese 4 de febrero. ABC
hablaba de “una trama cívico-militar” y situaba el nombre de Uslar Pietri entre
los conspiradores civiles (lo cual no quiere decir que fuera cierto);
mencionando algunas otras claves que permitían un análisis más abierto. Eso me
tranquilizó pero tuve que esperar meses para poder entrevistar en La Habana, en
julio de 1993, a
algunos protagonistas de los acontecimientos; de dichas entrevistas publiqué un
artículo en Propuesta Comunista.
Les sorprendería conocer los nombres de algunos de los
entrevistados, muy bolivarianos y chavistas en ese verano de 1993, en una
Habana sufriente (quizás el verano más duro del llamado “Período Especial en
Tiempos de Paz); luego convertidos en fascistas recalcitrantes.
Al fracasar la sublevación, la noticia dejó de tener
presencia en los medios. Por aquí estábamos comenzando los fastos de los Juegos
Olímpicos de Barcelona y la Exposición Universal de Sevilla. Nos gobernaba un
partido hermano de Acción Democrática, el PSOE (ambos miembros de la Internacional Socialista ),
y el Presidente español, Felipe González, era íntimo amigo y socio de CAP.
Venezuela siguió siendo un país desconocido en el mapa,
productor de “culebrones” y habitado por hermosas mujeres. Hasta que en 1998,
el nombre olvidado de aquel teniente coronel, apareció como candidato a las
elecciones presidenciales y, frente a todos los pronósticos, LAS GANÓ, el 6 de
diciembre de dicho año, con más del 56%.
Comenzaba la guerra mediática a muerte.
Entre la
desvergüenza y la ignorancia
Tras décadas de autarquía y complejos estábamos
entusiasmados de nuestra pertenencia a Europa. No importaba el coste, que justo
ahora con la crisis, se ha revalorizado: desindustrialización, dependencia
económica, reforma laboral y del sistema público de pensiones, ingreso en la
OTAN, llegada de los fondos FEDER, etc.
¡Ya éramos europeos!
El mejor caldo de cultivo para pasar del españolismo más
rancio, de ser “la reserva espiritual de occidente”, a engrosar las primeras
filas del eurocentrismo ideológico; una especie de “furor del converso” que nos
obligaba a ser “más papistas que el Papa”, como afirma el dicho castellano.
¿Alguien de entre los presentes considera que el Grupo Prisa
o el Banco Santader son suyos… o nuestros? Pues lamentablemente millones de
ciudadanos y ciudadanas de nuestro país, SÍ LO PIENSAN.
Si buscamos en el diccionario, eurocentrismo significa,
“tendencia a considerar los valores culturales, sociales y políticos de
tradición europea como modelos universales”.
De modo más sencillo: se trata de una minusvalía intelectual
que nos impide entender y respetar lo diferente, permitiéndonos al mismo tiempo
adoptar actitudes paternalistas y autoritarias sin miedo de hacer el ridículo.
No quiero herir la virginidad españolista y eurocéntrica de
nadie, pero las cosas son como son: en nuestro caso, el eurocentrismo como
ideología es el instrumento de una
renovada pretensión neocolonial. Es la otra cara de Telefónica, BBVA, Endesa,
Prisa, Repsol, BSCH, Aguas de Barcelona, etc; de las injerencias de FAES, de la
implicación del gobierno de Aznar en el golpe de estado de 2002 en Venezuela y
de todos los intentos desestabilizadores que han tenido como epicentro el
Estado español, sus instituciones o empresas.
¿Qué sabemos de
Venezuela?, ¿Qué saben los que descalifican y pontifican?
Venezuela es una República joven , forjada en la lucha por la
Independencia del imperio colonial español. Desde 1811 hasta el presente se han
constituido 5 Repúblicas y regido 14 Constituciones.
Los procesos de insurgencia popular-militar han sido una
constante histórica. En su vida como República, la insurgencia de la
oficialidad progresista dentro del Ejército ha sido permanente. Sólo en el
siglo XX: 1928, 1945, 1952, 1958, 1962 y 1992.
El día 23 de Enero es fiesta nacional. Se conmemora el final
de la dictadura de Pérez Jiménez, mediante un levantamiento cívico-militar, tal
día de 1958.
El Ejército venezolano tiene un origen e historia que lo
hace radicalmente distinto al resto de ejércitos latinoamericanos. Un ejército
que fue capaz de liberar a un subcontinente del yugo español, sin convertirse
jamás en un ejército de ocupación.
Estructurar un discurso en base a la falacia de que los
ejércitos existieron a partir de Videla o Pinochet, no es sólo una muestra de
ignorancia histórica, también es una actitud muy peligrosa para esa izquierda
que quiera entender los fenómenos que ocurren un poco más allá de sus narices.
Como escribiera el profesor boliviano Marcos Domich, en
1993, “… el ejército que consiguió la Independencia de las colonias españolas
fue previo a las Constituciones … correspondiendo al nivel de desarrollo social
de aquellos años y dada la ausencia del partido de la Independencia, las
facciones patrióticas se armaron y constituyeron los partidos armados que
trajeron al mundo a los Estados americanos. El Ejército existió antes que las
Repúblicas y contribuyó a la formación de las mismas… los ejércitos
libertadores no podían adoptar neutralidad frente a sociedades ya muy divididas
por contradicciones sociales sangrantes. Lamentablemente, frente a la visión
más avanzada, más popular y universal del ejército libertador, surgió la realidad,
más fuerte que las proclamas, de quienes ya ejercían un dominio y explotaban a
otros hombres en su beneficio: terratenientes, azogueros y comerciantes.
Creados los estados nacionales, rota la visión latinoamericanista de Simón
Bolívar, constituidos los ejércitos nacionales, el ejército venezolano,
derrotado estratégicamente, fue el que mantuvo de manera más clara su origen y
pensamiento emancipador…”
La Historia del siglo XX en América Latina, y muy
concretamente las experiencias emancipadoras desarrolladas con un alto
componente popular y soberanista, son impensables sin la presencia de los
militares nacionalistas:
Lázaro Cárdenas (México, 1934), Omar Torrijos (Panamá,
1968); Jacobo Arbenz (Guatemala, 1951), Caamaño Deñó (República Dominicana,
1965); Velasco Alvarado (Perú, 1968); Guadalverto Villarroel (Bolivia, 1943),
Rafael Franco (Paraguay, 1936), Perón (Argentina, 1946), etc. ¡Hasta Don José
Batlle y Ordóñez (Uruguay)!, forjador del primer Estado del Bienestar del
mundo, fue en su juventud un “alzado a caballo”.
Volviendo a
nosotros
Para nuestra desgracia, no conocemos los acontecimientos que
determinaron la historia de nuestro país. Aquellos que nos sentimos
republicanos, cantamos, por ejemplo, el “Himno de Riego”, sin saber que el
levantamiento de este General liberal, el 1 de enero de 1820, impidió la
expedición militar al Río de la Plata, para sofocar al movimiento libertador
latinoamericano, obligando de nuevo al criminal de Fernando VII, a acatar la
Constitución de 1812. Desconocemos también los lazos que unieron a Riego con
Bolívar, ambos masones.
La violencia y el militarismo, como recursos de dominación y
de aniquilación, han sido los más utilizados por las élites ligadas al Absolutismo
y a la Monarquía
Borbónica ; sirviéndose esta última, sin ningún reparo, de
períodos dictatoriales para garantizar la pervivencia futura del modelo.
Ocurrió en el siglo XIX, en el XX, y puede que también en el XXI.
Dicha violencia no sólo se ejerció contra el movimiento
independentista latinoamericano. En aquellas décadas del siglo XIX, en ambas
orillas del Atlántico, los liberales luchaban contra el mismo poder y, en ambas
orillas, recibieron la misma respuesta. Baste recordar que tras el período
liberal transcurrido entre 1820-1823, la persecución desarrollada contra los
liberales fue atroz, sufriéndola alrededor de 30.000 seguidores del
constitucionalismo en nuestro país.
Años después de la ejecución de Túpac Amaru (18 de mayo de
1781), un 7 de noviembre de 1823, el general Rafael de Riego Núñez, condenado a
morir en la horca, fue arrastrado dentro de un serón por las calles de Madrid;
una vez ahorcado, su cuerpo fue despedazado en cuatro cuartos, que fueron
ubicados en Madrid, Sevilla, León y Málaga.
¡100.000 soldados franceses!, se ocuparon de perseguir y
derrotar a las fuerzas constitucionalistas. Riego fue derrotado por el general
francés, Bonneman. Se reinstauró el Tribunal de la Santa Inquisión ,
batallones franceses acompañaban y protegían a las turbas que ofendían al
general Riego durante su suplicio; enfermo moralmente, había firmado un
documento retractándose de sus errores políticos y religiosos, bajo promesa de
indulto. Tenía 38 años.
Mariana Pineda era ejecutada a garrote vil, en Granada, el
26 de mayo de 1831. Casi un siglo exacto antes de que fuera proclamada la II República
Española.
Hubo que esperar un siglo pues para que los valores laicos, republicanos y
reformadores triunfaran en esta orilla del Atlántico. Pero después, tuvimos que
hacer frente a un golpe fascista, iniciado por el sector “africanista” del
Ejército, que provocó el inicio de la
Guerra de España, más de cuarenta años de dictadura fascista; tuvimos que
tragarnos que Franco se muriera tranquilamente en su cama, sin responder de
ninguna de sus responsabilidades históricas; tuvimos que asistir a la Transacción Política ; tuvimos, por último, que
asumir la voluntad del Dictador y asistir a la II Restauración
Borbónica. En ella estamos.
Pasados casi 200 años del levantamiento militar del General
Riego sigue activo el sustrato ideológico colonial. Lo cual no deja de tener su
lógica ya que, a excepción del breve período de la II República
Española , y de los contenidos que consagrara la Constitución
de 1931, la pretensión de “paternidad” sobre América Latina ha seguido
existiendo como pensamiento hegemónico entre las élites económicas y políticas
del país.
Un buen amigo suele decirnos en tono de broma cuando nos oye
hablar de Simón Bolívar, que no le perdona al Libertador que no nos liberara también a nosotros de los
Borbones y sus secuaces.
Fue imposible hace 200 años y lo sería también ahora. El
objetivo de nuestra liberación sólo está en nuestras manos.
Ha construido un modelo de democracia avanzada,
participativa y protagónica, de modo pacífico, a pesar de las agresiones
internas y externas.
Ha devuelto la esperanza a un pueblo castigado y sometido
sin piedad, saldando gran parte de la deuda social arrastrada; cumpliendo casi
en su totalidad las Metas del Milenio, señaladas por las NN.UU., para 2015.
Está haciendo realidad el sueño de Simón Bolívar, “Unámonos
y seremos invencibles”; de Ezequiel Zamora, el “General de Tierras y Hombres
Libres”, y del maestro revolucionario, Simón Rodríguez, “O inventamos o
erramos”.
El proyecto de integración soñado por Bolívar avanza, una
integración basada en la cooperación, la complementariedad y el respeto a la
soberanía de los pueblos; devolviendo también la esperanza a los pueblos del
mundo y, muy concretamente, a los pueblos de América Latina y El Caribe.
¡Y ESTÁ LUCHANDO POR CONSTRUIR EL SOCIALISMO!
¿Cómo poder agradecer o responder por este sueño?, ¿cómo no
estar conmovidos por tanta victoria conseguida en medio de la violencia del
imperialismo y el fascismo interno?, ¿cómo no entender que los enemigos de los
pueblos, a ambos lados del Atlántico, siguen siendo los mismos?
Con lo que está cayendo encima de nuestras eurocéntricas
cabezas, ¿cómo no apreciar en todo su valor la lucha titánica que el pueblo
bolivariano de Venezuela viene protagonizando?
La solidaridad internacionalista es, como en el flamenco, un
“cante de ida y vuelta”. Bien que entendieron los pueblos del mundo lo que se
estaba dilucidando en aquella joven República Española, atacada por el fascismo
internacional, saboteada y zarandeada por la oligarquía y los terratenientes
internos y olvidada por las llamadas “democracias occidentales”; bien que
entendieron la obligación moral y política de defenderla con su propia vida,
escribiendo una de las páginas más conmovedoras y épicas del siglo XX.
En nombre de mis abuelos y de mis padres; en nombre de todas
las luchadoras y todos los luchadores antifascista y antiimperialistas del
mundo, me permito decir:
¡Gloria al Bravo Pueblo!
¡En Venezuela, NO PASAR!
Roete Rojo
Roete Rojo
Grupo de Estudios de Historia Actual de la Universidad de
Cádiz
Plataforma Simón Bolívar de Granada.
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