sábado, 30 de marzo de 2013

CHÁVEZ, ESCUCHA: ESTAMOS EN LA LUCHA

(Una mirada histórica)

¡Quién pudiera amar después de roto!
Alfredo Zitarrosa

            Me topé con Hugo Chávez en 1992. Desde la adolescencia había seguido los pasos del Libertador, Simón Bolívar, uno de los personajes más odiados y vilipendiados por el fascismo (principalmente por la Falange Española) y más amados por mi padre quien definía a Santa Fe (Granada), como la “cuna de la mierdandad”.
            El 5 de febrero de 1992, un día después del levantamiento militar contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez, cuyo “paquetazo” provocara la explosión social de 1989, conocida como “el Caracazo”, yo no tenía correo electrónico, ni Internet, ni sabía qué cosa podrían llegar a ser estas herramientas tecnológicas. En los medios de comunicación españoles saltaba el nombre de un militar que había intentado un golpe de Estado y, al que metían en el grupo de militares “gorilas”, tipo Pinochet o Videla, o más próximos en aquel tiempo, a los “caras pintadas” de la Argentina.
            Este teniente coronel enarbolaba el nombre de Bolívar y, en una reseña del periódico ABC se citaba al escritor venezolano Uslar Pietri (no sé si con razón o sin ella), entre la “trama civil” del golpe militar. Para mí estos pequeños detalles desataron todas las alarmas y anduve escribiendo cartas, ¡de papel!, de aquí para allá, pidiendo información sin conseguir muchos resultados.
            En 1993 asistí, en representación del PCPE, al IV Encuentro del Foro de Sao Paulo, que se celebraba en La Habana, en el mes de julio; terribles meses de julio y agosto aquellos, los más duros del “período especial en tiempos de paz”: en la ciudad hacía un calor sofocante, los “apagones” eran interminables así como la escasez de alimentos.
En los ratos libres de los que dispuse, fuera de las reuniones plenarias, me dediqué a buscar la opinión de representantes de la izquierda venezolana; y así fue como conseguí una entrevista con Gabriel Puertas (entonces muy chavista), secretario de Bandera Roja. Lo perseguía por todas partes para que respondiera a los interrogantes que a cada momento me suscitaban sus anteriores respuestas. No fue fácil para mí, deben creerme, pues este señor no manifestó un carácter precisamente afable. De su evolución desde la extrema izquierda a la extrema derecha, como pueden entender, yo no me hago responsable.  Y, en cualquier caso, le estoy agradecida pues me ayudó a comprender muchas cosas y a tomar una posición política a favor del Movimiento Bolivariano Revolucionario-200, lanzándome a la solidaridad más aguerrida, que he seguido practicando hasta el día de hoy junto al estudio permanente de la historia política venezolana y latinoamericana.
            En julio de 1996, se celebraba el VI Encuentro del Foro de Sao Paulo en San Salvador. Hugo Chávez, y el resto de militares bolivarianos,  habían salido  de la cárcel hacía tiempo y sus delitos sobreseídos durante el gobierno de  Rafael Caldera. Se habían convertido en auténticos héroes populares; de hecho, que fueran sobreseídos (y no indultados o amnistiados), demostraba el descrédito político de las instituciones en el país, la legitimidad de la sublevación de 1992 y la gran movilización que se desarrolló para que salieran en libertad; junto a los militares patriotas sublevados en noviembre de ese mismo año.
            Muchas veces hemos escuchado lo que supuso la cárcel para ellos, de modo especial para el que sería poco después Presidente de Venezuela. Estudio, reflexiones, debates colectivos, críticas y autocríticas, etc. Fue en la cárcel donde se fraguó la estrategia de construcción de un gran movimiento político que disputara a la oligarquía criolla su poder en las instituciones a través de las elecciones y la apertura de un proceso constituyente.
            Hugo Chávez inicia un largo recorrido por Venezuela, por todos los Estados, hablando con el pueblo, hasta el último rincón de la República. Comienza también a viajar por América Latina, allá donde lo dejan entrar o allá de donde no lo echan, para explicar a la izquierda latinoamericana el proyecto. He escuchado al “Pepe” Mugica (Presidente de la República Oriental del Uruguay), contar con cierto humor una reunión, en un pequeño hotelito de Montevideo, prácticamente clandestina, en la que un grupo de tupamaros aceptaron entrevistarse con aquel teniente coronel. Hugo Chávez refirió en algunas entrevistas la gran satisfacción que le produjo su recorrido por Venezuela, no así por el exterior donde se encontró con muchas incomprensiones.
            En aquel período de ir y venir, aterrizó en San Salvador. “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”, que cantara Joan Manuel Serrat. Al anunciarse su presencia se armó un gran revuelo. Los organizadores (FMLN) no le concedieron la palabra ante el plenario; lo considerarían “políticamente incorrecto”: la prensa en El Salvador se hacía eco de su llegada y criticaba su presencia en el país y en el Foro; pronto habría elecciones, etc.
Que no le concedieran la palabra resultaba inaudito en el esquema de funcionamiento del Foro de Sao Paulo (ya que el Movimiento Bolivariano Revolucionario-200 había sido inscrito como miembro), pero al ponerse en pie para saludar a los asistentes, una gran mayoría nos levantamos y el aplauso fue largo, sentido y a rabiar. A pesar de los pesares para algunos, su persona se convirtió en la estrella del Foro.
            Hugo Chávez se instaló en el patio del hotel, con un secretario que le acompañaba y se encargaba de anotar las peticiones. El plenario, a veces, se quedaba semivacío, pues los asistentes estábamos haciendo cola para poder entrevistarlo. En grupos de delegaciones nos recibió a todos, tratándonos con igualdad y dedicándonos todo el tiempo del mundo para contestar a nuestras preguntas. A mi me tocó con el Partido Comunista do Brasil (José Reinaldo) y con el Democratic Socialist Party de Australia (Stephen O´Brien). Nos entregó un ejemplar de la “Agenda Alternativa Bolivariana: una propuesta patriótica para salir del laberinto”. Era el día 28 de julio. Él cumplía 42 años.
            Muchas veces he vuelto a leer la Agenda, apenas un folleto tamaño cuartilla, impreso en un papel de baja calidad.  ¡Es impresionante!, en todos los años de gobierno, jamás se separó de ella. Ha sido una de las características más abrumadoras de su quehacer como político: no faltar a la verdad, no faltar a sus compromisos ni promesas. Claro que el proyecto siguió desarrollándose al calor de la lucha política, de las victorias, de los golpes y las dificultades pero hay un hilo conductor que ha permanecido incólume.
            Aquella entrevista se publicó en Propuesta Comunista (Revista Política del PCPE), en 1997, siendo, seguramente, la primera entrevista a Hugo Chávez, publicada en España. Su título, “La soberanía no tiene límites: es o no es”. Sirvió para formar grupos de debate de los que surgieron las primeras organizaciones de solidaridad con la Revolución Bolivariana en España; estamos hablando del año 97-98, antes incluso del primer triunfo electoral.
            Reproduzco a continuación el último párrafo, su contestación a la pregunta, “¿Se mantiene el estado de ánimo y de lucha del pueblo venezolano?” (en alusión a todos los acontecimientos ocurridos en el país desde 1989): “Para que un pueblo pueda definirse como tal debe de tener elementos fuertes que lo unan. En Venezuela, a raíz del 4 de febrero, se levantó una corriente de dignidad nacional, de sentimiento de lo colectivo que se expresa en una permanente rebelión, un poco aquello que decía Camus: “nos rebelamos, luego somos”. Si en alguna etapa de este siglo ha habido en Venezuela un pueblo en ese sentido, esa etapa es esta: un pueblo en movimiento que salió de sus casas a la calle y no regresa; en Caracas, a diario, a pesar de la policía y la represión, hay manifestaciones, hasta los viejitos salen a protestar, a pedir su pensión, los niños están sentados en la calle con sus pupitres porque no tienen agua en la escuela, no tienen luz, no tienen maestros, etc., salen a la calle los niños, los militares, huelgas de todo tipo… El viejo Simón Rodríguez decía que la fuerza material está en la masa; así, el movimiento de masas es nuestra fuerza moral. Nuestra estrategia va dirigida hacia la construcción de un movimiento de masas cívico-militar. Ese espíritu, si en alguna etapa de este siglo ha existido en Venezuela, es hoy. A Bolívar lo sentimos vivo en las calles de Caracas; en Venezuela toda, Bolívar anda en el pecho de los jóvenes, pintado en las paredes, si algún militar habla de Bolívar les da miedo…Creo que vamos a lograr pronto algo muy grande, el mundo pronto va a saber de ese pueblo venezolano”.
 
Foro Social Mundial-Caracas, 2002. Nos está cantando “Granada” de Agustín Lara

Gloria al Bravo Pueblo

            Siempre he pensado que la Revolución Bolivariana era la Revolución de mi vida. Quiero decir que fue mi primera oportunidad de observar y analizar, en tiempo real, los acontecimientos, contradicciones y transformaciones que cualquier proceso profundo de cambios conlleva desde su inicio.
Una forma muy didáctica y permanente de repensar temas tan candentes en la formación de un revolucionario, tales como: relación entre condiciones objetivas y subjetivas, los sujetos sociales, la articulación de la vanguardia, táctica y estrategia, política de alianzas, conquista de la hegemonía, vías de la revolución, etc. Con sinceridad y estremecimiento afirmo que ha sido una auténtica escuela en mi formación personal.
No siempre una tarea grata pues hemos asistido a una agudización de la lucha de clases y de la agresividad del imperialismo y sus lacayos para derrotarla. Lo cual, cierto, era previsible pero cuánto dolor en los momentos terribles del golpe de 2002, del sabotaje petrolero y de muchos más, hasta la enfermedad del Presidente.  Estos 15 años transcurridos han sido una guerra a muerte, como aquella decretada por Bolívar en 1813, y hasta el último momento, el pueblo ha seguido cantando, ascendiendo, multiplicándose y fundiéndose con un hombre, Hugo Chávez, líder natural y moral del proceso.
            La memoria  y el análisis retrospectivos son imprescindibles si queremos tomar conciencia del impacto y significación de la Revolución Bolivariana, a cuya existencia ya nos hemos acostumbrado.
El capitalismo, a finales de los años 90, vivía la euforia de su triunfo en la guerra fría. Los proyectos revolucionarios, y la izquierda en general,  estaban sumidos en una fuerte crisis de identidad, muchos desapareciendo o “adaptándose” a las condiciones de lo que se llamó Nuevo Orden Mundial. Hasta llegar a la teoría irracional del “fin de la Historia”. El neoliberalismo como ideología totalitaria irrumpiendo hegemónico en todo el cuerpo social, en la cultura, en las relaciones entre países; la desvertebración social, económica y humana de grandes áreas geográficas hasta ayer parte de otro modelo, con otro tipo de relaciones sociales. La ruptura del “consenso” que supusieron los Estados del Bienestar, la rapiña y expropiación universal de plusvalías, hasta la formulación de los “Estados mínimos” y de la “monarquía absoluta del mercado”; una vuelta de tuerca más del imperialismo, al que Lenin denominara, “fase superior del capitalismo”, que anunciaba los “efectos colaterales” que vivimos en la actualidad.
            Pues justo en esta nueva coyuntura histórica, un hombre y un pueblo deciden DECIR NO y levantar un referente de reconstrucción nacional, de justicia social, de soberanía e independencia, defendiendo el ideal bolivariano de integración de los pueblos de América Latina y El Caribe; la segunda y definitiva independencia y la construcción de la Patria Grande.
            Desde 1998, primer triunfo en las Presidenciales, la figura del Presidente Chávez no ha dejado de crecer. Viéndolo y oyéndolo jurar su cargo sobre “esta moribunda” (la Constitución de 1961) y reiterando el llamado a convocar elecciones para una Asamblea Constituyente, que elaboraría una nueva Carta Magna, que sería aprobada en diciembre de 1999 mediante referendum, la cosa prometía. Si luego el Presidente Chávez tuvo el valor en las Naciones Unidas de denunciar que allí “olía a azufre” es porque previamente tuvo el valor de decir ¡Basta!, en la peor de las coyunturas imaginables y en el marco del retroceso generalizado de la izquierda a nivel mundial.
            El tránsito no ha sido fácil, bien lo sabemos. La derecha endógena, la oligarquía criolla más rancia y dependiente de los dictados de los EE.UU., ha desarrollado todos los planes posibles para acabar con el proyecto sin conseguirlo, dando tiempo a la Revolución Bonita para transformar la vida de todo un pueblo, consolidar una nueva institucionalidad donde la organización popular es elemento determinante, implementar políticas estratégicas a todos los niveles, desarrollar su propia ideología hasta la reivindicación del “Socialismo Bolivariano” (también llamado “del siglo XXI” o “Nuestroamericano”), abrir una nueva política de alianzas estratégicas a nivel financiero, industrial y comercial con grandes potencias económicas y con pequeños países del mundo, apostando por un mundo “multipolar” que pueda servir de contrapeso, en esta etapa, a la apisonadora de los EE.UU. de Norteamérica. ¡Cuánto trabajo, cuánto esfuerzo, cuánto sufrimiento se ha vivido para conquistar día a día este tiempo!
            Sin disponer de este tiempo histórico, de haber sido derrotada la Revolución Bolivariana, en sus convulsos primeros años, sería difícil imaginar la existencia de otros gobiernos revolucionarios, populares o progresistas en el Cono Sur, Centroamérica o El Caribe (a excepción de la experiencia cubana, hermana mayor con todos los doctorados en resistencias).
            Esto es así porque el “guión” para liquidar a los recién paridos gobiernos de izquierdas, se ha repetido sin modificar ni un solo párrafo, a partir del “caso” venezolano: masacres (como la de Pando en Bolivia), golpes de Estado (como en Ecuador), sabotajes emprendidos por las empresas multinacionales, utilización masiva de los “medios del terror”, campañas de descrédito internacional, etc. Es de suponer que el aprendizaje urgente ha tenido mucho que ver en la estabilización de todas estas experiencias que comienzan su recorrido después de 1998.
            Y qué decir del ALBA-TCP (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América- Tratado de Comercio entre los Pueblos), Petrocaribe, el fortalecimiento de MERCOSUR o la iniciativa de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños).
No podemos olvidar que todas estas iniciativas empiezan a plantearse en un tiempo histórico marcado por la propuesta de los EE.UU. de Norteamérica, denominada ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), y cuya derrota final se certifica en la IV Cumbre de las Américas, celebrada en Mar del Plata (Argentina), en el año 2005. En la foto podemos contemplar el rostro de Bush y de su aliado, Álvaro Uribe.
           
¿Y nosotros? Ni debate ni autocrítica

Desde la debilidad y el eurocentrismo más rancio, la izquierda española  y también la izquierda más allá de la española, tardó mucho tiempo en comprender qué ocurría en Venezuela. Y en vez de darse un tiempo para reflexionar y mientras tanto permanecer callada, manifestó reiteradamente sus reservas al proceso revolucionario venezolano y su rechazo simple (por militar), al Presidente Hugo Chávez Frías.
Desde la debilidad y la ignorancia, desde la pérdida de valores y de tradiciones, se permitió todo tipo de juicios apresurados, de repetición de calificativos no propios (quiero decir ajenos porque procedían de las élites económicas e ideológicas de la derecha), que llegaron a la justificación  y hasta al aplauso (en el caso del PSOE), del golpe de Estado de 2002.
En un acto de masoquismo guardo recortes de prensa, comunicados, declaraciones públicas, etc., de aquellos duros tiempos de aislamiento. Y no sólo fueron palabras, que ya son cosas, sino también acciones tendentes a boicotear el proceso revolucionario. Hasta hace “cuatro días”, en las conferencias de OIT (Organización Internacional del Trabajo), nuestros “sindicatos de clase” estuvieron apoyando la legalidad de la Central de Trabajadores de Venezuela (CTV), organización corrupta, aliada de la patronal y el imperialismo, participante en el golpe del 2002 y convocante, junto a FEDECAMARAS (la patronal venezolana), del sabotaje petrolero de 2002-2003, que sumió en la carestía y las necesidades más terribles al pueblo venezolano y que costó la friolera de más de 35.000 millones de dólares al Estado, como única representante de la clase trabajadora venezolana…¡Vergüenza ajena!
            Tiempos duros de aislamiento en los que algunos modestos sindicatos de rama o Uniones Provinciales de CC.OO., llevaban una propuesta de resolución a cualquier congreso en apoyo de las luchas sociales que se desarrollaban en la ya República Bolivariana de Venezuela, y no conseguían ni siquiera que se debatieran en plenario, al no obtener un mínimo de firmas entre los delegados. ¡Vergüenza ajena!
“Las que mueren por la vida, no pueden llamarse muertas”

            No puedo olvidar el 8 de marzo de 2002, un mes justo antes del golpe, lo que oí gritar a las mujeres en las calles de Caracas: ¡No pasarán! El movimiento popular venezolano estaba rescatando la vieja consigna de la resistencia antifascista que defendía Madrid y mientras, nuestra izquierda, miraba hacia otro lado; actitud que en el fondo expresaba, sigue expresando, un gran temor: lo que la experiencia venezolana ponía en evidencia era el gran fraude del modelo de la Transacción Política Española, ese “Pacto de Punto Fijo” a la mediterránea, del que todavía no hemos sido capaces de salir porque los compromisos y las corresponsabilidades que se establecieron, a espaldas de los pueblos de España, no quieren ser ni reconocidos ni superados. A ese nivel, aún hoy, hay cuestiones intocables. Está claro que a nosotros, “la historia no nos absolverá”.
Tiempos duros de aislamiento que comenzaron a desquebrajarse gracias a la hermandad “desde abajo”, entre las organizaciones de solidaridad internacionalista; gracias al trabajo realizado por el Partido Comunista de Venezuela quien utilizó sabiamente su entramado de relaciones internacionales; gracias a las apabullantes victorias populares acaecidas en la Patria de Bolívar y gracias también, a la paciencia, tolerancia y pedagogía del Presidente Chávez que siempre fue a lo suyo, es decir, a facilitar la relación entre los movimientos populares de los distintos países, a participar en actos multitudinarios con motivo de las Contracumbres, de visitas oficiales, de reuniones de los Foros Sociales, etc.
Y gracias, por último, a que sobre nuestras eurocéntricas cabezas, la crisis del capitalismo está echando “pringue ardiendo”, que dicen en mi pueblo; resultando obligado volver la vista a aquellos países en los que se consolida el crecimiento económico, se redistribuyen los ingresos y recursos, se apuesta por lo público, se establecen leyes laborales protectoras del trabajador, se reconocen derechos sociales para las grandes mayorías; las mujeres ven reconocidos sus derechos y adquieren un papel protagónico a todos los niveles;  se reconoce rango constitucional a los derechos de los pueblos originarios, se defiende la soberanía política, financiera y económica y se establecen modelos de integración regional basados en el respeto, la cooperación, la complementariedad y el apoyo mutuo.
Descanse en paz, mi Presidente, su pueblo seguirá luchando, los pueblos del mundo seguiremos luchando. Los republicanos antifascistas españoles seguiremos gritando: En Venezuela: ¡No pasarán!

Roete Rojo
Plataforma Simón Bolívar de Granada
 

sábado, 9 de marzo de 2013

DON ENRIQUE MOLES ORMELLA: UN CIENTÍFICO BRILLANTE Y COMPROMETIDO CON EL PUEBLO


Con este artículo sobre el profesor y científico republicano comienzo a darle contenido a una de las “etiquetas” que en el blogs aún permanecían vacías, “Compañeros Almas y más”.

La frase no es mía, se debe a la sensibilidad y genialidad del payador uruguayo, Alfredo Zitarrosa, quien la utilizó en  un disco grabado en la República Oriental del Uruguay, en 1989, titulado “Sobre Pájaros y Almas”, y en el que está acompañado por el guitarrista Numa. En la Cara 2, en primer lugar aparece “Su Alma”, dedicado a un viejo comunista, del que “todos sospechan tiene miles y miles de compañeros almas y más”.

Recomiendo la audición de este disco, que no es fácil de encontrar y del que yo sepa, no se ha hecho versión en disco compacto. Pero imagino y guardo la esperanza de que los más duchos en el manejo de las nuevas tecnologías puedan acceder a él.

Pura poesía hablada y tocada, resulta sobrecogedora la voz de Alfredo. Washington Benavides, en la contraportada, lo califica de “testamento lírico”.

Además de payador, y gran conocedor del folklore latinoamericano, Alfredo Zitarrosa tenía una voz única por magnífica. De hecho, antes de dedicarse a la música, era conocido por sus programas de radio como “la voz”. En este disco cualquiera puede comprobar que es cierto todo lo que aquí escribo pues Alfredo ejerce principalmente de narrador. En un disco donde se cuentan cuentos; todos, por su lirismo y por estar basados en personajes y circunstancias reales provocan fuertes emociones en el oyente.

Vaya, pues, desde esta entradilla, mi homenaje sentido a quien fuera también militante comunista y frenteamplista; quien al volver del exilio, pensando que su gente lo habría olvidado y con fuertes penas internas por no haber sufrido desde dentro del “paisito” las mismas resistencias y violencias que sus paisanos (¡como si el exilio no hubiese sido para él el más terrible de los tormentos!), quedó perplejo al ser recibido por una multitud en el aeropuerto de Carrasco (Montevideo); muchedumbre que lo esperaba como a un héroe hermano y que, poco tiempo después, llenó el Estadio Centenario para, tras una ovación interminable, guardar un terrible silencio, para escuchar su amada y popular voz. Inició su canto con “El violín de Becho”.

Todos deseamos tener “miles y miles de compañeros almas y más” y, seguro, los tenemos. Sólo se trata de reconstruir la trenza de las solidaridades, de sabernos comprometidos en el mismo proyecto, generación tras generación. Intento explicarme: gracias a mi compañero alma y más, Roque, he descubierto a otro compañero alma y más, a Enrique Moles Ormella, quien me ha abierto la puerta para conocer a otros tantos… casi hasta el infinito.

“La soledad son cuatro mundos: el de la mentira, el de la vergüenza, el del miedo y el de la soledad… ¡Quién pudiera amar después de roto! Alfredo Zitarrosa, en “De pájaros y almas”.
¡Rompamos las cadenas de la mentira, la vergüenza y el miedo! Y la de la soledad, se romperá sola.

Volviendo al artículo, su autor es el profesor de la Universidad de Granada, Roque Hidalgo Álvarez, doctor en Ciencias Físicas, quien no deja de sorprenderse de la ingente tarea que sus colegas republicanos desarrollaron incluso en condiciones de guerra. El artículo ha sido publicado recientemente por El Otro País de Este Mundo.

La existencia de este sector de la intelectualidad republicana es bastante desconocido incluso entre los científicos de hoy; por eso el esfuerzo para “sacarlos” a la superficie y “ponerlos a trabajar de nuevo”, está resultando una tarea grata e ingrata al mismo tiempo. Grata por el descubrimiento de personalidades que lo dieron todo por un proyecto  colectivo y distinto de sociedad, más libre, más culta y más justa; grata también por lo que supone de ampliación numérica de compañeros almas y más.  Ingrata por la constatación del olvido obligado, primero por el terror del fascismo (y el miedo consiguiente) y luego por la mentira  (y la vergüenza consiguiente) de la Transacción Política Española, proceso que ha intentado volvernos autistas o locos, aplastándonos en una soledad demoledora, sin esperanzas.
Desde esta página animo al compañero Roque para que siga sumando nombres, rostros y esfuerzos en la larga lista de nuestros compañeros almas y más.
           
En la ciudad del desamparo
Roete Rojo


D. Enrique Moles Ormella: 
Un científico brillante y comprometido con el pueblo.


Hubo un tiempo en nuestro país en que la mayoría de los intelectuales y, muy especialmente médicos e investigadores, tenían un pensamiento progresista, es decir, defendían el progreso de su gente, de su pueblo. Un destacado miembro de esa intelectualidad progresista fue D. Enrique Moles Ormella.

Enrique Moles Ormella nació el 26 de agosto de 1883 en la Villa de Gracia (Barcelona). Estudió Farmacia en la Universidad de Barcelona terminando sus estudios en 1905 con las máximas calificaciones.Posteriormente se trasladó a la Universidad Central de Madrid donde obtuvo el grado de Doctor en Farmacia en 1906 (durante muchos años la Universidad Central de Madrid, hoy Complutense, fue la única Universidad española que podía otorgar el título de Doctor). Tras un breve periodo como Auxiliar en la Facultad de Farmacia de Barcelona es pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios en varios ocasiones (1908-1910, 1912 y 1915-1917) y como producto de sus trabajos en el extranjero obtiene el grado de Doctor en Física (Ginebra 1916) y en Química (Leipzig 1918). Así mismo obtiene el grado de Doctor en Química en la Universidad de Madrid (1922). El profesor Moles era capaz de hablar en castellano, catalán, francés, inglés, alemán, italiano y entender el polaco y el ruso. Fue capaz de escribir 264 artículos desde 1902 hasta 1953 y publicar uno en 1931 en la prestigiosa revista “Nature” sobre la determinación del peso atómico del flúor.

Según narra quien fuera su discípulo, el profesor Augusto Pérez-Vitoria(1), el 12 de abril de 1927 se celebró en la Facultad de Farmacia de Madrid la oposición para designar al catedrático de Química Inorgánica de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid. Después de  tres votaciones el tribunal decide por unanimidad proponer a D. Enrique Moles. Los estudiantes presentes en la sala estallan en aplausos, abucheos, vítores y hasta imprecaciones e insultos de  todas clases según fueran “molistas” o “antimolistas”. Era una manifestación más de la tensión existente entre la renovación y el inmovilismo imperantes esos años en la Universidad y sociedad españolas. D. Enrique Moles contaba entonces con 40 años y era un simple Auxiliar de Química Inorgánica cuando años antes la Universidad de Ginebra lo había nombrado “Privant-Docent”  y había recibido invitaciones de las Universidades de Baltimore (EE.UU) y Zúrich para ser profesor de Química Física. Como muchos científicos de su generación estaba convencido de la necesidad de hacer buena ciencia en su país. Era la conciencia que la Institución Libre de Enseñanza inculcó en muchos investigadores españoles desde 1876 hasta 1939. En su caso y, muy probablemente por lo que había podido vivir en Alemania, el profesor Moles estaba convencido de que el desarrollo de la Química en España daría lugar también a un desarrollo económico no visto hasta entonces.

El 6 de febrero de 1932 se inauguraba oficialmente el Instituto Nacional de Física y Química(I.N.F.Q.). Este Instituto de investigación era más conocido por “el Rockefeller”, pues su construcción fue posible gracias a la financiación recibida años atrás por la Fundación Rockefeller. El profesor Moles estuvo encargado de la sección de Química Física y siempre fue un ferviente defensor de la enseñanza práctica de la Química, siendo vocal del Instituto del Material Científico, organismo creado por el Estado para dotar a los centros de enseñanza e investigación de instrumentación científica.

En su discurso de ingreso en la Academia de Ciencias el 28 de marzo de 1934, el profesor Moles afirmaba “El enemigo fue siempre el mismo: la Administración y la burocracia. Los mejores planes, las mejores intenciones, los propósitos más ideales, quedan destrozados contra el muro inconmovible de la rutina”. El proceso de acumulación del capitalismo español fue tan diferente al del resto de Europa que no necesitó casi nunca de la ciencia para mejorar su rentabilidad. El escaso interés que la burguesía española tuvo y continua teniendo por el desarrollo científico-técnico  explica el escaso desarrollo industrial y la baja productividad de la economía española, así como sus elevadísimas tasas de paro. 

Investigadores como el profesor Moles intentaron a comienzo del siglo XX cambiar esa tendencia parasitaria de la Universidad y sociedad españolas pero fueron derrotados por los inmovilistas de siempre partidarios de un modelo que ya desde 1898 no era económicamente viable.

En 1936 se encargó de la dirección accidental del “Rockefeller” y más tarde fue nombrado Director General de Pólvoras y Explosivos de la Subsecretaria de Armamentos (que en ese momento dirigía D. Alejandro Otero Fernández quien era catedrático de Ginecología y Obstetricia de la Universidad de Granada) en Barcelona.

Una muestra más del compromiso con su gente y el legítimo gobierno del Frente Popular que había sido elegido democráticamente unos meses antes, lo constituye su firma el 31 de octubre de 1936 del manifiesto titulado “Los intelectuales españoles apelan a la conciencia internacional”, en respuesta al bombardeo que unos días antes había sufrido Madrid por parte de la aviación fascista que apoyaba al golpista general Franco.  En el mismo se decía, “Doloroso es para nosotros, españoles que sentimos la dignidad de serlo, tener que proclamar ante nuestro país y ante el mundo que hechos como éste, producidos sin objetivo militar ni finalidad combativa alguna, simplemente por el sádico deseo de matar, colocan a quien los comete fuera de toda categoría humana”.  
El 7 de febrero de 1939, siguiendo las orientaciones del Gobierno de la República, pasa a Francia, iniciando así el exilio, como el 50 % del profesorado universitario español. Se trasladó a Paris y es nombrado “Maitre de Recherche” del CNRS (Centro Nacional de Investigación Científica);institución que curiosamente fue impulsada por Jean Baptiste Perrin-Premio Nobel de Física en 1926-, cuando eraSubsecretario de Estado de Investigación en el Gobierno de Léon Blum  del Frente Popular, entre 1936 y 1937.

Su trabajo en París le permite reiniciar sus investigaciones y disfrutar de una posición estable en un contexto de reconocimiento internacional. No obstante,  en los primeros días de diciembre de 1941 regresa a España y es detenido en la misma frontera y trasladado a la prisión de Torrijos, de Madrid, sin que su hijo, que lo esperaba en la frontera, pudiera ni siquiera verlo. Dos meses después se le dejó en libertad provisional y, lleno de ilusión, inició las gestiones para reanudar sus actividades investigadoras, motivo por el cual había decidido regresar a España. Sin embargo, un grupo de universitarios putrefactos (termino utilizado por Federico García Lorca para referirse a la peor burguesía que habitaba en Granada) logran mediante acusaciones falsas que el profesor Moles fuera de nuevo detenido en la madrugada del 12 al 13 de mayo de 1942 y encarcelado esta vez en la cárcel de Porlier de Madrid. Como indica el gran novelista inglés Graham Green en su obra “Monseñor Quijote”, en España la mejor gente ha estado alguna vez encarcelada.
El 28 de julio de 1942 un consejo de guerra condena al profesor Moles a doce años y un día de prisión por auxilio a la rebelión militar, proponiendo el tribunal que la pena fuera reducida a la de seis años y un día -lo que le hubiera supuesto salir en libertad provisional-, pero disintió el auditor, que propuso la pena de veinte años y un día por adhesión a la rebelión militar, y en su caso pasó al Tribunal Supremo de Justicia Militar. El fiscal solicitó la pena de muerte –sin que haya lugar a su conmutación-, aunque luego, en el curso de la vista, la cambió por la de treinta años de reclusión, siendo el profesor Moles condenado finalmente a la reclusión perpetua el 10 de mayo de 1943. Se encarcelaba así a un profesor universitario de Química Física que había recibido, entre otras muchas distinciones, El Premio Van’t Hoff, de la Academia de Ciencias de Amsterdam (1927), el Premio Solvay, de la Academia de Ciencias de Bruselas (1928); así como, las medallas: Lavoisier de la Sociedad de Química de Francia (1937) , la Gran Cruz de la Orden de la República Española (1933) y de Oficial de la Legión de Honor Francesa (1936) y era Vice-presidente de la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (I.U.P.A.C.). Aunque estos datos son siempre difícil de comprobar es opinión muy generalizada que el profesor Moles fue el introductor en España de la Química Física y está fuera de toda duda su papel como dinamizador de la Sociedad Española de Química y de sus publicaciones como los ya desaparecidos Anales de Química.

D. Enrique Moles salió de prisión al cumplir los sesenta años después de más de tres años de encarcelamiento efectivo. En cuanto fue puesto en libertad empezó a trabajar, y siguió haciéndolo durante los últimos años de su vida, en los laboratorios del Instituto de Biologíay Sueroterapia IBYS, de Madrid.

En 1951 decidieron que fueran cancelados todos sus antecedentes penales pero no se le permitió reincorporarse a la Universidad. 

En la madrugada del 29 al 30 de marzo de 1953, fallecía el profesor Enrique Moles en Madrid, víctima de una trombosis cerebral. Todos los putrefactos de dentro y fuera de la Universidad podían ya vivir tranquilos.

En conclusión, el profesor Moles fue persona de profundas convicciones democráticas que le llevaron a apoyar en todo momento el proyecto de modernización y avance social que representaba la IIª República, capaz de escribir cinco artículos científicos durante su reclusión en las cárceles franquistas. Por desgracia, la amnesia  impuesta primero y asumida después nos ha privado de conocer a todos aquellos científicos que trabajaron duro para que España saliera del atraso científico y social que siglos de dominación borbónica habían provocado, pero que cobran actualidad ahora cuando necesitamos ejemplos de comportamiento y compromiso éticocon  el trabajo bien hecho y la justicia social.

Bibliografía.
(1) Enrique Moles: La vida y la obra de un químico español. Coordinador, Augusto Pérez-Vitoria. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid,1985

Roque Hidalgo Álvarez
Miembro del Seminario
Otro Pensamiento es Posible
de la Universidad de Granada.

Artículo enviado a publicar a “El Otro País de Este Mundo”