jueves, 15 de diciembre de 2016

CONSTRUYENDO LA PAZ EN COLOMBIA


El día 21 de Noviembre se celebraba en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada un acto organizado por El Seminario Otro Pensamiento Es posible, dedicado a explicar los Acuerdos de Paz, firmados en La Habana, entre el Gobierno de la República de Colombia y las FARC-EP. Intervino como ponente principal el periodista y activista por los Derechos Humanos en Colombia, Jaime Cedano. El acto estuvo apoyado por un grupo de organizaciones como la UJCE y el PCE; así como por la Plataforma “Simón Bolívar” de Granada.
Reproducimos a continuación la intervención de la Plataforma “Simón Bolívar” de Granada.

Buenas tardes a todas y a todos:

PRIMERO: Como miembro de la Plataforma “Simón Bolívar” de Granada quería hablar desde el público pero me han solicitado que lo hiciera desde la mesa.
Desde la creación de la “Simón Bolívar”, en 1998, hemos dedicado muchas actividades a contextualizar  la guerra que por más de 100 años azota al pueblo colombiano; a denunciar la terrible cifra de más de 6 millones de desplazados y desplazadas que el conflicto ha generado dentro de sus fronteras; a señalar cómo las mujeres eran víctimas principales de la violencia política; a explicar el papel saboteador que Colombia estaba jugando  en tiempos de “unidad bolivariana”,  a denunciar la persecución que el movimiento de solidaridad con el pueblo colombiano sufría por el simple hecho de serlo, aquí en nuestro país, etc. Nos hicieron pagar duro el compromiso.

En julio de 2008 era detenida en Madrid, a petición del juez Garzón y la Audiencia Nacional, antiguo Tribunal de Orden Público, nuestra querida compañera Remedios García Albert, miembro de OSPAAAL, por pertenencia al “grupo terrorista” de las FARC; eran tiempos de Uribe y Aznar. La prensa española y colombiana desataron una criminal campaña contra ella, que tuvo implacables consecuencias en su vida.

Otro juez de la Audiencia Nacional, Pablo Ruz, decidió en 2012 a instancias de la Fiscalía declarar nulas las pruebas contra nuestra compañera.

SEGUNDO: En realidad la guerra contra el pueblo colombiano, contra sus campesinos y campesinas,  contra sus mujeres humildes, contra la niñez, contra sus pueblos originarios, comenzó a inicios de las luchas por la independencia latinoamericana, cuando se conforma la nueva oligarquía colombiana de la tierra, la más xenófoba,  clasista y violenta del continente,  y se expropian en beneficio propio los campos y los recursos del país, mediante la utilización del naciente “Estado” como su brazo armado; se traiciona el ideario bolivariano y el Estado colombiano se convierte en vasallo estratégico del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, saboteando el Congreso Anfictiónico de Panamá, convocado en 1826. Triste destino para el país que el Libertador Simón Bolívar había soñado como corazón de la Gran Colombia, con la generosidad extrema que siempre lo caracterizó.

La propiedad de la tierra, y posteriormente de los recursos que contiene, son la base del terrorismo de Estado  (y aquí englobo al paramilitarismo) desarrollado desde entonces. Cualquier movimiento que haya intentado modificarla ha sido contestado con la violencia y el tormento extremos. Ya en el siglo XX, el asesinato de Eliézer Gaytán, Presidente del Partido Liberal y candidato a la Presidencia de la República, en 1948; el genocidio contra la Unión Patriótica fundada en 1985 y, en los últimos tiempos, el llamado “Plan Colombia” y los 10 años de Presidencia de Álvaro Uribe, la sobreinstalación de bases norteamericanas, los “falsos positivos”, etc., resultaron ser los períodos de mayor violencia, con el agravante de la imbricación del narcotráfico  y el paramilitarismo en las instituciones del Estado.

TERCERO: El debate y posterior posicionamiento sobre la posibilidad en estas condiciones de desarrollar la lucha política legal o no, ha sido permanente y cualquiera que haya sido la opción de unos sectores o de otros, debemos entenderlas como legítimas. Movimientos guerrilleros y movimientos sociopolíticos, en cualquiera de sus expresiones (lucha sindical de los trabajadores y los estudiantes, por los DDHH, lucha campesina, lucha de las mujeres, lucha de los pueblos indígenas, resistencia cultual, etc), DEBEN SER ENTENDIDAS COMO PARTE DEL MOVIMIENTO POPULAR POR LA VIDA Y LA PAZ CON JUSTICIA SOCIAL, INDEPENDENCIA Y SOBERANÍA NACIONAL.

CUARTO.- Hoy, tras 6 largos años de conversaciones en La Habana, entre las FARC y el Estado colombiano; diálogos en los que han participado también representantes de las víctimas de la violencia política y la guerra, donde se han podido escuchar las voces de los y las campesinas, de los desplazados y desplazadas, de los voceros y voceras del movimiento por la paz y los DDHH, de los pueblos originarios, etc., parece que se apuesta firme por una salida política a la guerra y la violencia.
Seguro que entre los presentes queda la incertidumbre, la duda y el dolor al preguntarnos qué pasará luego de aprobados los acuerdos por el Congreso de la Nación. Ya sabemos quién ha defendido el NO en el referéndum convocado. Tenemos además la experiencia y la memoria de cómo se recrudeció el conflicto y la violencia en otros intentos (9 fijan los historiadores) fallidos de conversaciones de paz (como las iniciadas en El Caguán en 1999 entre el Presidente Andrés Pastrana y las FARC), o en aquellas conversaciones iniciadas en 1982, en tiempos de Belisario Betancurt,  cuando se creó la Unión Patriótica. De hecho los asesinatos políticos siguen produciéndose en medio de los actuales acuerdos.

Desde el movimiento internacionalista de solidaridad con los pueblos creemos que ha sido la lucha del pueblo colombiano la que ha propiciado los acuerdos de paz firmados en La Habana. Lo que ha quedado evidente en las últimas semanas cuando, tras los resultados del referéndum, se han producido extraordinarias movilizaciones en todo el territorio de la República  de todos los sectores afectados por la guerra y la violencia, a favor de la firma definitiva de los acuerdos.
EL HEROICO MOVIMIENTO POPULAR COLOMBIANO ha acumulado una gran experiencia; esta experiencia explica su capacidad de resistir en tan duras condiciones. En dicha experiencia debemos confiar. En ningún otro proceso de diálogos para construir la paz en Colombia el movimiento popular ha estado tan presente como en La Habana y en las calles de Colombia.

Al movimiento popular colombiano, pues, corresponde la capacidad de decidir. Y por nuestra parte, la voluntad de acompañamiento y solidaridad sin condicionantes.

Gracias

Roete Rojo

Plataforma “Simón Bolívar de Granada”


jueves, 17 de noviembre de 2016

Homenaje a Margarita Xirgu y Federico García Lorca en el hotel “Alhambra Palace” (Granada), el 5 de mayo de 1929

Lecturas posibles de una fotografía


(Conferencia impartida por el profesor Roque Hidalgo Álvarez, en el Centro Artístico, Literario y Científico de Granada, el 8 de noviembre de 2016)
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Agradecimientos

En primer lugar, quiero agradecer al Centro Artístico, Literario y Científico de Granada la oportunidad que me ha dado de intervenir hoy aquí y muy especialmente al profesor Emilio Atienza por su cariñosa presentación.   
En segundo lugar, doy las gracias a todas las personas que me han ayudado en la preparación de esta conferencia y a quienes, con sus trabajos previos, me han permitido identificar a las personas asistentes al mencionado homenaje. Estas son: Eduardo Quesada Dorador, Javier Pérez, Miguel García-Posada, Carmen Morente, Nicolás Antonio Fernández, Antonio Barceló Rosselló.

Introducción

“El olvido está lleno de memoria”, afirmaba el poeta uruguayo Mario Benedetti y, en esta conferencia, queremos sacar del olvido llenándolo de memoria, un acto cultural que reunió a gran parte de la intelectualidad granadina . El acto tenía como objeto homenajear a la actriz Margarita Xirgu y a Federico con motivo del estreno en Granada de la obra Mariana Pineda, escrita por nuestro universal poeta y dramaturgo.

Fue en Barcelona donde se estrenaría el 24 de junio de 1927 en el Teatro Goya. El reparto fue el siguiente:

Margarita Xirgu- Mariana Pineda
Carmen Carbonell – Amparo
Eugenia Illescas- Dña. Angustias
Pascuala Mesa- Isabel la Clavela
Julia Pacheco- Sor Carmen
Luis Peña padre- Fernando
Alfonso Muñoz- Pedro de Sotomayor
Francisco López Silva- Pedrosa
Luis Peña Illescas- Niño

La sintonía de Federico con el ambiente cultural catalán venía de años atrás, llegando, en carta dirigida a su amigo Melchor Fernández Almagro en enero de 1926, a proclamarse “un catalanista furibundo, próximo al ambiente literario catalán y cada vez más alejado del madrileño”.

El eje Granada-Barcelona, que actuaba de contrapeso del eje Sevilla-Madrid, tuvo en esos años expresiones no sólo culturales sino también políticas. En 1918, Antonio Gallego Burín había firmado una versión municipal del “Manifiesto de los parlamentarios regionalistas al país” inspirado por Francesc Cambó.

En Madrid, Mariana Pineda  se representó en el Teatro Fontalba el 12 de octubre de 1927. En la crónica publicada en el diario ABC se podía leer lo siguiente: “Al conjuro de un poeta de tan lírica prestancia como García Lorca, se alzó sobre el escenario del Fontalba la épica figura de Mariana Pineda, la noble dama granadina, que sucumbiera en aquel período turbulento y execrable del fernandismo, en holocausto de los más altos ideales… colaborador decisivo en el brillantísimo éxito de Mariana Pineda fue el pintor granadino Salvador Dalí. Él ha estilizado con luminoso arte las “estampas” de García Lorca en sintéticas escenografías”. Con tal motivo se le ofreció a Federico un banquete organizado por la Gaceta Literaria que dirigía Ernesto Giménez Caballero. Según las crónicas periodísticas, el acto fue un éxito y contó con la presencia de los autores más señalados del momento cultural madrileño. Hubo una excepción muy señalada, a D. Ramón María del Valle-Inclán no le gustó la obra y en su crítica utilizó  términos muy despectivos. ¡Así era D. Ramón María!

El mismo día del estreno, Federico enviaba al diario ABC la siguiente autocrítica: “De mi obra no tengo lo que se llama un juicio, aunque ya va teniendo lejanía en mi producción. La escribí hace cinco años, atraído por el tema que tan vivo sigue en Granada y que desde niño me rodeó en forma de romances y narraciones de personas muy próximas al suceso.
No enfoqué el drama épicamente. Yo sentí a la Mariana lírica, sencilla y popular. No he recogido, por tanto, la versión histórica exacta, sino la legendaria, deliciosamente reformada por los narradores de placeta.
No pretendo que mi obra sea de vanguardia. Yo la llamaría mejor de "gastadores"; pero creo que hay en ella una vibración que no es tampoco la usadera. Se trata de un drama ingenuo, como el alma de Mariana Pineda, en un ambiente de estampas, querido por mí, utilizando en ellas todos los tópicos bellos del romanticismo, porque hoy no se puede hacer en serio un pastiche, es decir, un drama del pasado. Yo veía dos maneras para realizar mi intento: una, tratando el tema con truculencias y manchones de cartel callejero (pero esto lo hace insuperablemente don Ramón [del Valle-Inclán], y otra, la que he seguido, que responde a una visión nocturna, lunar e infantil.

De lo que sí estoy contentísimo es de dos cosas: de la colaboración pictórica de Salvador Dalí y de la colaboración personal de Margarita Xirgu.

El Defensor de Granada del 3 de mayo de 1929, incluía en su primera página, la siguiente noticia: “Homenaje a Margarita Xirgu y al poeta García Lorca:

Con motivo del clamoroso éxito del poema dramático del gran poeta granadino Federico García Lorca Mariana Pineda, ha surgido entre sus amigos y admiradores la idea de obsequiarle con un banquete, que será un homenaje a nuestro paisano y a la genial actriz Margarita Xirgu, admirable intérprete de la heroína.

El acto tendrá lugar en el hotel Alhambra Palace, el próximo domingo, a la una y media de la tarde.

Las tarjetas para el banquete pueden recogerse hasta mañana sábado, a las cuatro de la tarde, en los cafés Imperial, Royal y Colón”.

En ese mismo número del Defensor, Francisco Oriol Catena publica a dos columnas un artículo titulado:

“Impresiones”.
Mariana Pineda.

Decía así Oriol Catena. “Noche de estreno de Mariana Pineda. Noches de añoranzas y recuerdos. Al dirigirme al teatro desfila en mi interior, rápidamente, la visión emotiva y profunda de otra noche semejante: la del estreno en Madrid, y las impresiones agradables de entonces se renuevan en mi espíritu con fuertes relieves. La consagración del poeta como dramaturgo tuvo allí lugar, y el amigo siente en sí la alegría del poeta. En esta noche de primavera renace en el ánimo esa alegría íntima y la ansiedad hace apresurar el paso. La lluvia cae insaciablemente como ávido polen fecundante de la tierra. Frente al teatro se alza, impasible, la estatua de la heroína. “Granada, al heroísmo de Mariana Pineda”.

¡Mariana Pineda! Este nombre obsesiona mi conciencia. ¡La heroína de la Libertad! Y en estos momentos, una inexplicable inquietud me desasosiega. ¡El liberalismo! El santo liberalismo de los doceañistas es algo tan fuerte, tan sentido, tan verdad, que no puede menos de aprisionarnos en una rendida admiración y máximo respeto. Verdaderamente hemos sido injustos al hablar del siglo XIX. El Romanticismo da a la Humanidad el Liberalismo y la Democracia; sólo por eso merece nuestra adhesión incondicional. Pero ¿dónde está su obra? ¿Dónde están las realidades vividas? La labor de los constitucionalistas de Cádiz produce sus frutos, y en la época romántica encontramos nombres y nombres, índices reveladores de tal cantidad de pasión que nos asombra, y de entre todos ellos, nosotros, esta noche destacamos con vigor el de ¡Mariana Pineda! Pero toda esta pasión ha sido infecunda; el mismo siglo XIX, que hace poco reclamaba nuestra admiración, se nos presenta ahora como primaveral helada que mata a los frutos cercanos a su sazón.

Restauración. La razón se va imponiendo. Hay que matar la pasión. ¡Hay que ser razonables, señores! Y así, poco a poco, entramos en la época política del pancismo; despreciable época sin juventud, sin pasión. El pseudo liberalismo y el pseudo romanticismo producen la época “putrefacta”, tan perfecta y certeramente odiada hoy.

¡Mariana Pineda! Continuemos frente a su monumento. La añoranza va pasando y recobramos gradualmente nuestro ser, ¡Mariana Pineda! Verdaderamente, no recordamos haber encontrado nunca la emoción que su recuerdo debía despertar.

Los liberales de tu época, Mariana Pineda, abandonaron tu cuerpo al verdugo; los pseudo liberales posteriores te hicieron daño: mataron tu espíritu. Y todavía se estimarán contentos con la gran profanación del 25 y 26 de mayo, que chabacanamente se repite año tras año. Quizá estimarán que es la perfecta y adecuada expresión del liberalismo popular de Granada, y puede que no se equivoquen… No están los tiempos para liberalismos.
El poeta ha encontrado a la heroína. Toda su alma ha vibrado ante ella. Desde ese momento ha constituido su obsesión. Sí; la recogerá, la mimará; a ella dedicará sus más sentidos cuidados. El poeta ha llorado al tenerla entre si y ha sentido la imperiosa necesidad de recordársela a los hombres. Mariana Pineda es un símbolo, ¿pará qué? Hubiera sido inútil. Estamos todavía en la época putrefacta. Y, así, el poeta sólo lleva al Teatro a la Mujer, a la divina Mujer capaz de todo por el Amor. Y con esta grandeza humana nos presenta hoy a Mariana Pineda. Todo su exquisito lirismo brilla en la obra, hablándonos de pasiones, de sentimientos. Y esta lírica de Federico García Lorca triunfa plenamente en Mariana Pineda.
Con todas estas impresiones, entramos en el teatro. Murmullos, ruido, hormigueo incesante, silencio… Margarita Xirgu pone, si es posible, más cariño que nunca en su papel, y así todos sus compañeros y discípulos. Y el aplauso no tarda en brotar. Noche de triunfo para el poeta.
De nuevo la plaza del teatro; en ella impasible, la estatua de Mariana Pineda. Por un momento, el público de aquél rompe el silencio solemne de la plaza.

Un buen amigo dice:

Sí, realmente, realmente la figura política de Mariana Pineda…
Calle usted-interrumpimos-; el poeta no ha querido profanar, ha visto sólo a la Mujer; realmente, ¿para qué más?

La ciudad duerme. “Granada al heroísmo de doña Mariana Pineda”

Tal y como estaba previsto, el banquete-homenaje se celebró en el hotel Alhambra Palace el domingo 5 de mayo de 1929. Dos días después, El Defensor, publicaba un extenso artículo dando todo lujo de detalles.

En la portada de ese mismo día se informaba, entre otros, del siguiente asunto: “Las japonesas pueden ser jueces. Pero lo que todo el mundo ignora es que llegan a estos cargos por elección y después de una campaña de propaganda desarrollada en plena calle”.

Mientras que, en la Nota Universitaria se informaba de que “El Patronato Universitario anuncia la concesión de dos dotes para doncellas pobres y honradas, una de 1.375 pesetas y otra de 275, que pretendan casarse o tomar estado religioso”.

Volviendo  a la noticia preferente de El Defensor, se indicaba que: “Presidieron el acto Margarita Xirgu y Federico García Lorca, que tenían a su derecha a D. Fernando de los Ríos Urruti, don Alfonso García Valdecasas, señorita Julia Pacello y don Francisco Oriol; y a su izquierda, al maestro don Manuel de Falla, don Constantino Ruiz Carnero, don Federico García Rodríguez, señora Pascuala Mesa, señorita Carmen Carbonell y don Valentín Álvarez de Cienfuegos”.

La disposición de los integrantes de la mesa presidencial ya nos da algunas pistas sobre el sentido y protagonismo de los comensales. Además de los homenajeados, destaca sobremanera la presencia del maestro don Manuel de Falla, genio reconocido internacionalmente y amigo de Federico y del resto de miembros de la tertulia de “El Rinconcillo, desde su llegada a Granada en 1920”.

Don Manuel convirtió a Granada en el centro de la periferia cultural a escala internacional. Según sus propias palabras, “me siento en Granada como en el centro del mundo, como si Granada fuese un pequeño París”.
El director del periódico, Constantino Ruiz Carnero, y los redactores, Valentín Álvarez de Cienfuegos y Francisco Oriol Catena, eran reconocidos como impulsores y organizadores del acto. Fernando de los Ríos, como figura política y maestro de muchas generaciones de abogados, tenía ganado un indiscutible prestigio entre la intelectualidad de Granada e incluso entre amplios sectores de la población trabajadora. Alfonso García Valdecasas, además de catedrático de la Facultad de Derecho representaba a la burguesía granadina y a los “señores de la tierra”.

Don Federico García Rodríguez era el padre del homenajeado. Julia Pacello, Pascuala Mesa y Carmen Carbonell eran actrices de la compañía de Margarita Xirgú y únicas mujeres asistentes al acto. Volveré sobre este detalle más adelante.

En la fuente utilizada, es decir, El Defensor de Granada del 7 de mayo de 1929, se cita a todas las personas que estuvieron presentes en el homenaje y a quienes enviaron adhesiones.

En los brindis intervinieron por este orden: 

Constantino Ruiz Carnero, Alfonso García Valdecasas y Federico García Lorca. Especialmente significativas fueron las primeras palabras dichas por Federico: “Hace ya seis o siete años terminé la última escena de “Mariana Pineda”. La obra recorrió varios teatros y en medio de los más calurosos elogios me la devolvían, unos, por atrevida; otros, por difícil. Margarita Xirgu la leyó y a los dos meses comenzaron los ensayos para hacerla viva en la escena”. Tras agradecerle a Margarita Xirgu su actitud y “expresarle de manera fría y razonada la profunda admiración que siento por su labor en el teatro de nuestro país”, continuó diciendo: “Mi drama es obra débil de principiante y aún teniendo rasgos de mi temperamento poético, no responde ya en absoluto a mi criterio sobre el teatro”. Por último, dio algunas pistas sobre su estado emocional y creativo cuando afirmó: “Ahora, más que nunca, necesito del silencio y la densidad espiritual del aire granadino para sostener el duelo a muerte que sostengo con mi corazón y con la poesía”.

“Con mi corazón, para librarlo de la pasión imposible que destruye y de la sombra falaz del mundo que lo siembra de sol estéril, con la poesía, para construir, pese a ella que se defiende como virgen, el poema despierto y verdadero donde la belleza y el horror y lo inefable y lo repugnante vivan y se entrechoquen en medio de la más candente alegría”.

Los únicos excluidos de aquel banquete serían algunos de los jóvenes vanguardistas quienes, por razón del precio prohibitivo del cubierto, no pudieron sumarse al homenaje. Sin embargo, un mes después, el 7 de junio de 1929, esos jóvenes le ofrecieron un homenaje, que el poeta refirió en una carta dirigida a su buen amigo, el diplomático chileno Carlos Morla Lynch: “Mañana se reúnen todos mis amigos para despedirme. Es una fiesta organizada por los chicos de la Universidad y no se permitirá la entrada a personas mayores de treinta años, en venganza de que al banquete que me dieron últimamente no pudieron ir porque costaba 30 pesetas. El precio de la tarjeta es de 5 pesetas y será un rato inolvidable”.

A Federico no le resultó fácil estrenar Mariana Pineda. Como comenta Miguel García-Posada en el prólogo del tomo II de las obras completas, “La evaluación adecuada del teatro Lorquiano no debe olvidar el marco en que nació y se desarrolló: un marco más que problemático, al que definía la apoteosis del teatro comercial, en el peor sentido del término, y donde las empresas de relieve eran escasas”.

Según Isabel García Lorca, hermana de Federico, “El estreno de Mariana Pineda en Granada, en 1929, fue algo muy importante. Fue un éxito loco y, sobre todo, una satisfacción muy grande para mi padre, porque vio muy pronto el triunfo de su hijo. Él tenía mucho miedo de que eso no sucediera. Hay una anécdota muy buena con un amigo suyo, ingeniero, uno de los primeros que fusilaron en Granada. Le dijo: <<¿Tiene usted miedo por el futuro de un chico que ha sido capaz de escribir el segundo acto de Mariana Pineda? Usted está loco. ¡Va a ganar mucho más dinero que usted!>> Mi padre estaba muy preocupado porque Federico no se ganara bien la vida”.
En el homenaje brindado en Granada estarán presentes, como ya hemos podido comentar, los pilares que Federico siempre consideró como básicos en su vida: la familia y los amigos. Siempre mantuvo fuertes vínculos con su familia y con sus amistades, manteniendo, para aliviar la distancia, regular correspondencia con muchos de ellos.

Registro del acto homenaje

El homenaje quedó registrado para la posteridad mediante una extraordinaria fotografía hecha por Don Manuel Torres Molina en la terraza del hotel Alhambra Palace, que fue publicada en el número de abril-mayo de 1929 de la revista Granada Gráfica.

¿Quiénes son las personas que acompañan a Federico en esta foto?, ¿Qué representaban en la Granada del 29 estos “verdaderos elementos culturales”?

La fotografía nos permite conocer el estado de ánimo de la mayoría de los asistentes al banquete-homenaje. La expresión más generalizada es de  felicidad, por ver cómo uno de los suyos alcanzaba el éxito.

Y en concreto, el grupo de Gallo veía por fin logrado su objetivo: Federico reconocido como un escritor de calidad excepcional. Es felicidad lo que se refleja en la expresión corporal de todos sus amigos, los de la vanguardia cultural y los que defendían estéticas más tradicionales.

Para esa fecha, y según sus propias declaraciones, Federico consideraba  como núcleo “duro” de sus amigos a los reunidos alrededor de la revista Gallo, la “revista nuestra”. En dicho grupo se inscribía lo que denominó la “cuerda granadina”: Joaquín Amigo, Arboleya, Ramos[1], Ayala, Fernández Casado, Menoyo. Lo que Federico calificaba como “masonería epéntica”, haciendo uso de su costumbre de inventar palabras.

Como decía el pie de foto se trataba de una “distinguida reunión de verdaderos elementos culturales”. Sin embargo, Federico en su serena tristeza, era reflejo también del difícil momento personal que estaba atravesando y que lo llevaría, junto con Don Fernando de los Ríos, a emprender un largo viaje hacia Estados Unidos donde tendría oportunidad de ver directamente las consecuencias de la crisis capitalista del 29 y que él describió cómo “un sistema económico cruel al que pronto habrá que cortar el cuello”, y de escribir su gran obra Poeta en Nueva York.

La foto y los amigos de Gallo

El éxito del estreno de Mariana Pineda; en un contexto político de dictadura militar como la ejercida por el general Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, dictador con el plácet de su Sacra, Católica, Real Majestad D. Alfonso XIII, fue compartido con entusiasmo por los componentes de la revista Gallo

Dicha revista tuvo una vida corta; editó sólo dos números, uno en abril y otro en octubre de 1928. El Defensor de Granada, en la "noche de Gallo", celebrada el 28 de octubre de 1928, definió dicha iniciativa cultural como "actual movimiento estético que anima y da energías a la juventud".
Dirigida por Francisco García Lorca y animada por su hermano Federico, demostró que, dentro de la "generación de las revistas", era posible un movimiento de vanguardia cultural que trabajase de forma colectiva.
Dentro del equipo de Gallo sobresalen dos jóvenes prosistas, Banús y Arboleya, y un intelectual integral como Joaquín Amigo Aguado (Granada 1899-Ronda, 1936). De este último, Federico diría lo siguiente, "uno de los jóvenes de más valía de Granada y de más entusiasmo y pureza”. Joaquín Amigo fue un ferviente defensor de la obra de Salvador Dalí y realizó la traducción al castellano del "Manifest groc", también conocido como el "Manifiesto antiartístico catalán", que fue publicado en el segundo número de Gallo. Era un entusiasta de Sigmund Freud y conocía muy bien el psicoanálisis. Para los jóvenes de Gallo, Amigo era "nuestro jefe de grupo por derecho propio”. Años más tarde Arboleya lo calificaría de "filósofo y poeta", añadiendo que "representaba la teoría al lado del entusiasmo, pero igualmente lleno de ilusión”.

Manuel López Banús (Purchena, Almería, 1905-Fuengirola 1989). De él diría Federico lo siguiente: “Ya ha terminado de crecer. Es pequeñito. Lleva gafas y a veces usa mal humor. Su prosa tiene entre muchas cualidades una especial de simpatía. Baudelaire dejó en su niñez un rastro de ajenjo, que él ha borrado diestramente con polvos de salvadera. Se opone casi siempre a todo lo que se propone y salta muy bien sobre las sillas y los obstáculos domésticos. Estudió para militar y colecciona las estampas de los cigarrillos ingleses” (Revista Gallo, nº 1). Estudió en las Facultades de Derecho y Filosofía y Letras. Durante la Segunda República Española trabajó en el madrileño Centro de Estudios Históricos, dirigido por Américo Castro.
Enrique Gómez Arboleya (Cebreros, Ávila, 1910; Madrid 1959). De el diría Federico en el primer número de Gallo:

“Este es el niño. Resulta increíble sin haber sido jamás precoz. Entró en las letras con el pantalón corto. Ahora ya casi es un hombrecito. Antes de pasar la escarlatina era débil, informal, como un pájaro sin amo. Después de la escarlatina es más sereno, más sentadito, pero su magnífica imaginación emprende raids de mayores riesgos. Perdió lo que tenía de flor, para ganar en fruto jugoso aunque razonablemente no sea todavía de su propia y única cosecha. Es pálido. Parece que está iluminado por la luna. Y es un castigador. En los cines y en los teatros, castiga a las niñas con su gesto originalísimo entre tímido y desafiador de las miradas. Su sensibilidad tiene un temblor de infancia y nuevo día, de lo más sugestivo que puede hallarse”.  (Revista Gallo, nº 1).  

Arboleya sería la figura central de la historia de la sociología en nuestro país desde que ganara la Cátedra de Sociología en 1954 en la Universidad Central de Madrid.

Su temprana muerte dejó el desolado sentimiento de una obra inacabada.

La España de 1929

Está azotada por enormes desigualdades sociales, la más terrible de ellas el hambre.

El país arrastra un fuerte peso del sector primario, base del caciquismo.

La lacra del analfabetismo afecta al 75% de la población.

Los desequilibrios regionales históricos siguen agravándose.

La corrupción institucionalizada es extrema y generalizada, lo cual unido a la Guerra Colonial y al Desastre de Annual, ocurrido en el Protectorado de Marruecos, agudizan el descrédito de la Monarquía.

Todos estos datos no son nada más que la expresión del infinito amor que la oligarquía financiero-terrateniente española siempre tuvo hacia sus pobres y muy especialmente hacia sus campesinos. Es en ese contexto socio-político en el que debe interpretarse la figura de un desclasado como Federico García Lorca quien,  en algún momento llegaría a decir, “Yo creo que el hecho de ser de Granada me inclina a la comprensión simpática de los perseguidos. Del gitano, del negro, del judío..., del morisco, que todos llevamos dentro".   

La Granada de la época

El 5 de diciembre de 1929 el gobierno declaraba parcialmente a Granada conjunto histórico-artístico; entraba oficialmente así la ciudad de Granada a formar parte del Tesoro nacional. Tal cosa ocurría después de 437 años de la toma de Granada por los Reyes Católicos y era una de las primeras capitales españolas en lograrlo.

Según informaba El Defensor  el 7 de diciembre, “ La concesión pondrá a salvo nuestros valores artísticos y pintorescos”. Se aceptaba así una petición formulada el 12 de marzo del mismo año por el Ayuntamiento al ministro de Instrucción Pública que a su vez recogía otra en el mismo sentido hecha por el Centro Artístico unos días antes. La declaración tuvo pocos resultados prácticos.

Según el censo de población de las capitales de provincia, Granada tenía 118.179 habitantes en 1930. Ocupaba el noveno puesto en la clasificación de capitales españolas por población.

Unos años antes, tal y como ha estudiado extensamente D. Manuel Martín Rodríguez, en 1906, Granada ocupaba la posición decimotercera entre las provincias españolas en cuanto a cantidad de capitales de sociedades que tributaban por el Impuesto de Utilidades y que en ese mismo año era la octava en importancia contributiva según la recaudación obtenida por todos los impuestos. Entre las ocho primeras se encontraban tres provincias andaluzas: Sevilla, Cádiz y Granada.

La clase obrera granadina repartía su actividad en los siguientes sectores: agricultura 6184 (15.8%), industria 15.277 (39.25%) y servicios 17.460 (44.86%).

La existencia de una élite cultural en la Granada de los años veinte tenía sólidas bases económicas. Granada  y su provincia contaban con una clase social burguesa y pequeño burguesa que por fin parecía asumir su deber histórico de vertebrar una ciudad que tal como afirmara Federico, “había perdido su alma con la expulsión de árabes y judíos”.

En cualquier caso, pocos años después, concejales del PSOE en el Ayuntamiento hacían público datos (referidos a 1931) sobre la realidad social de la ciudad de Granada y denunciaban la existencia de 1500 familias en paro forzoso que padecían hambre y  5000 niños y niñas que no recibían educación. Lo cual puede explicarse por la interrupción del plan de obra pública iniciado durante la dictadura de Primo de Rivera y el carácter estacional (la campaña duraba 3 meses) de la mano de obra en la industria azucarera, entre otros factores. A todo ello habría que sumar las paupérrimas condiciones de vida de los trabajadores del campo que se agudizaron con las malas cosechas de trigo con que se inició la década de los años 30.

Desde 1928 la Universidad de Granada, como la mayoría de las Universidades existentes en esos momentos, se encontraba en plena movilización en contra del Plan de Enseñanza de Callejo (ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes desde 1925 hasta 1930), reforma universitaria que, entre otras medidas, permitía en su art. 53 la expedición de títulos en los colegios de jesuitas de Deusto y agustinos de El Escorial. 

Como resultado de las protestas estudiantiles que fueron apoyadas por algunos profesores, el catedrático de Derecho Civil y Procesal, Gabriel Bonilla Marín, fue desterrado a un pueblo de Jaén y D. José Palanco Romero (Catedrático de Historia de España) detenido. A primeros de marzo de 1929 fue destituido, por orden gubernativa, de la presidencia del Ateneo de Granada, D. Fernando de los Ríos  (catedrático de Derecho Político) y el vicepresidente de la entidad, Gabriel Bonilla. Así mismo, es detenido y encarcelado el profesor Joaquín García Labella (catedrático de Derecho Administrativo en la Universidad de Santiago de Compostela, en ese momento)  lo que llevó a D. Fernando de los Ríos a renunciar a su cátedra.
Una vez conocido el contexto social y político de Granada en la primavera del 29, volvamos a la foto y al homenaje.

Lecturas de la foto

La fotografía de Torres Molina, en la que se inmortaliza el banquete-homenaje permite muchas lecturas e interpretaciones.

Puede entenderse como una reunión de amigos y familiares de Federico García Lorca para celebrar su éxito.

Por la composición social de los fotografiados también puede interpretarse como un retrato de la burguesía y pequeña burguesía de Granada.

Por las profesiones de los presentes también podría leerse como una expresión gráfica del papel rector de la inteligencia.

Y más allá de estas interpretaciones, o junto a todas ellas, puede traducir la inminencia de una nueva encrucijada, a la que no todos se enfrentarán de igual modo; entre el miedo y la esperanza.

Llama la atención que amigos muy próximos a Federico que asistieron al banquete-homenaje no aparezcan en la foto del Alhambra Palace, los más significados son: Manuel Fernández Montesinos, Juan José Santa Cruz  Antonio Gallego Burín, entre otros.

Otro signo llamativo lo constituye el hecho de que las únicas mujeres que aparecen en la foto y asistieran al banquete fueran Margarita Xirgu y algunas de las actrices de su compañía. Ciertamente el acto estaba concebido sólo para hombres, reflejando fehacientemente el carácter patriarcal  de aquella sociedad. No es casualidad que de las cuatro mujeres la única que no llevara sombrero fuera Margarita Xirgu.

En el plano cultural un grupo de mujeres de distintas profesiones ligadas a las artes intentan modificar los “usos y costumbres” que durante siglos vienen perpetuando la desigualdad de género. Uno de esos “usos y costumbres” las obligaba a llevar sombrero siempre que estuvieran en la calle.

Todas ellas desobedecieron la tradición de llevar sombrero, asumiendo los riesgos que ello conllevaba, como insultos e incluso agresiones callejeras.
Señalemos ahora a algunas de las personas que aparecen en esta foto.

Familiares de Federico

Enrique González García (primo hermano)
Don Federico García Rodríguez (padre)


Amigos de Federico

Antonio de Luna García (¿?), Joaquín Amigo Aguado, Francisco Oriol Catena, Manuel López Banús, Joaquín García Labella, Enrique Gómez Arboleya.

Profesores

Hermenegildo Lanz González (Escuela Normal)
Joaquín García Labella (Facultad de Derecho)
Jesús Yoldi Bereau (Facultad de Ciencias)
Fernando de los Ríos Urruti (Facultad de Derecho)
José Palanco Romero (Facultad de Filosofía y Letras)
Alfonso García Valdecasas (Facultad de Derecho)
José Segura Soriano (Facultad de Derecho)
Ángel Saldaña Pérez (Facultad de Ciencias)

El Defensor de Granada (1880-1936)

Luis Seco de Lucena (Propietario)
Constantino Ruiz Carnero (Director)
Francisco Oriol Catena (Colaborador)
Valentín Álvarez de Cienfuegos (Redactor)

Los genios

Federico García Lorca
Joaquín García Labella
Don Manuel de Falla
José Val del Omar
Carlos Fernández Casado

Los alcaldes de Granada

Jesús Yoldi Bereau
José Palanco Romero
Joaquín Ramírez Antrás

Los identificados ahora

Carlos Fernández Casado (ingeniero)
Alberto Valero Martín (escritor)

La fuerza bruta se impuso a la fuerza de la razón.

Aunque nos duela y tenga para todos nosotros un elevado coste emocional hay que concluir diciendo que siete años y dos meses y medio después de celebrado este homenaje, la fuerza bruta se impuso a la fuerza de la razón. La violencia de quienes, incumpliendo su juramento de fidelidad al orden constitucional y al legitimo gobierno de la IIª República Española, se alzaron en armas con el apoyo del fascismo italiano y del nazismo alemán, nos arrebató a:

Jesús Yoldi Bereau
Federico García Lorca
José Palanco Romero
Constantino Ruiz Carnero
Joaquín García Labella

Por el otro lado, quienes entendieron que a los militares sublevados sólo se les podía hacer frente con la anarquía, nos arrebataron a:

Joaquín Amigo Aguado

Tal y como finaliza la obra de Federico podríamos hoy cantar como entonces y en memoria de todos ellos el siguiente poema:

¡Oh, qué día tan triste en Granada,
que a las piedras hacía llorar,
al ver que Marianita se muere
en cadalso, por no declarar!

Muchas gracias por su atención. 


Foto del homenaje a Margarida Xirgu i Subirá y Federico García Lorca        el 5 de mayo de 1929 en el Hotel Alhambra Palace.
Manuel Torres Molina




[1] Ramos seguramente era Manuel Ramos Romero, miembro del equipo de redacción de la revista Andalucía 1915. 

lunes, 24 de octubre de 2016

FEDERICO GARCÍA LORCA SIGUE DESAPARECIDO


(Noticia que esperaba y  de la cual me alegro)

Ha tenido suficiente publicidad el último intento desarrollado por técnicos e interesados en descubrir dónde se encontraban los restos de Federico García Lorca. Por eso me evito los detalles.
Seré de las pocas personas que en el entorno de la izquierda sea contraria a que se sigan buscando los restos del poeta fusilado en el Barranco, entre Viznar y Alfacar, junto a otros tres hombres (un maestro de escuela republicano y dos banderilleros anarquistas). 

Cuando lo expreso en público me miran como si fuera una enajenada mental. En otras ocasiones, callo y les dejo hablar. Cuando llega la noticia de que dan por descartado seguir las pesquisas, retirar radares, palas, arqueólogos y “memorialistas”, me siento muy aliviada y feliz aunque no pueda gritarlo a los cuatro vientos. En esta última ocasión casi he estado a punto de abrir las ventanas de mi casa y gritarlo a pleno pulmón.

Ante el último fracaso cobra de nuevo protagonismo la teoría  que especula que la familia de Federico llegó a un acuerdo con las autoridades golpistas y éstas permitieron, a cambio de una cantidad de dinero soberbia para aquella época, 300.000 pesetas, sacar el cadáver y enterrarlo de nuevo en la Huerta de San Vicente, propiedad de los padres de Federico.

Cierto que el padre de Federico era un poderoso hacendado, propietario de grandes fincas de cultivo, que se enriqueció con la producción de remolacha azucarera y que supo retirarse del negocio antes de que éste entrara en una crisis aguda y arruinara a muchos otros. Pero hay que ponerse en el sitio y momento exactos: como es natural, los bienes de la familia Lorca fueron incautados (la orden se levanta en 1948, después de 8 años del asesinato de su hijo); si los fascistas lo tenían todo, ¿de dónde sacó el padre de Federico las 300.000 pesetas?; de otro lado, intentar una negociación con quienes habían asesinado a su nuero, el alcalde socialista de Granada, dejando a su hija viuda y madre de dos niños pequeños huérfanos, médico de profesión, unos días antes que a su cuñado Federico; la violencia que la familia tuvo que sufrir en la propia Huerta de San Vicente; las maldades que cualquier bribón degenerado pero con uniforme de la Falange o el Ejército golpista ejercieron sobre la familia, ya mudados de la Huerta de San Vicente a la Calle Puente Castañeda del centro de la ciudad, donde viviera el alcalde fusilado con su mujer y sus dos hijos, para acompañar el dolor de su hija y el de todos ellos. No sé, parece todo muy fantasioso y fuera de la realidad, aunque no se puede descarta que ocurriera así.

Un testimonio obtenido por Agustín Penón en 1955, recoge las palabras de Antonio Gallego Morell, quien dice hablar en nombre de su padre, Antonio Gallego Burín, afirmando que efectivamente el cuerpo de Federico fue desenterrado de la primera fosa donde estuvo pero llevado por las mismas autoridades golpistas a otro lugar del mismo paraje. Esta posibilidad me parece más verosímil. Esas “autoridades civiles o militares” sabían del escándalo internacional que había supuesto el asesinato del poeta; el frente de guerra estaba muy próximo, a unos pocos kilómetros, y en cualquier momento los republicanos podrían tomar la ciudad de Granada y, entre otras cosas, buscar el cadáver de Federico, quien ya era un símbolo mundial  de la barbarie del fascismo. Y lo hicieron desaparecer. Nunca se ha indagado en esa dirección pues parecería más dificultosa para armar el “espectáculo permanente” de búsqueda de los restos.

Nade tengo que ver, por supuesto, con los herederos de Federico García Lorca, no sé cuáles son los motivos que tienen, aunque algún elemento expresan de vez en cuando, para no querer que se sigan buscando los restos del poeta pero forma parte de sus derechos humanos. No manifiestan desprecio, hasta ahí podíamos llegar, sino la voluntad de que su tío permanezca como un ejemplo más, en el lugar donde fue asesinado.

Es triste afirmarlo pero en realidad los “buscadores” del trofeo sólo quieren dar con Federico García Lorca. ¿Tendrán conciencia de que si ese hecho se produjera los miles de enterrados en igual paraje dejarían de existir? Parece un poco fuerte pero si ese paraje, el Barranco, no ha desaparecido en su totalidad a pesar de toda la expansión urbanística de la zona, es porque no se puede descartar que ahí estén los restos de nuestro poeta y dramaturgo universal.

Cuando Agustín Penón llegó a Granada y comenzó a hacer indagaciones el propietario de una gran finca donde se iba a construir la ampliación del antiguo hotel en Alfacar le dijo a Penón que en su finca había varias fosas y que si querían buscar les daría autorización y les acompañaría. Las cosas no fueron tan fáciles como la promesa, claro. El propio Penón hizo fotografías de restos humanos que habían salido camino abajo por el Barranco después de unas fuertes lluvias, estamos hablando del año 1955-56: AQUELLO ES UN CAMPO DE EXTERMINIO BAJO TIERRA.

En resumen digo lo siguiente: con el dineral que llevan gastado en las varias “búsquedas”, seguro se habría podido hacer del Barranco, entre Víznar y Alfacar, un MUSEO VIVO DE LA MEMORIA REPUBLICANA Y ANTIFASCISTA EN GRANADA. Sería muy simple: adecentar todo el lugar, adecentar las fosas que están identificadas. Poner en el recorrido del Barranco señales respetuosas con el carácter de un Parque Natural,  y en cada una de ellas el nombre de un o una asesinada, poniendo “asesinada por defender la libertad y al gobierno legítimo de la II República Española y la fecha. Entonces sí cobraría sentido el indicador que el Ayuntamiento de Víznar puso en su día: “Federico eran todos”.

¡¡¡CÓMO ME ALEGRA, FEDERICO, QUE NO HAYAN DADO CON TUS RESTOS!! Me entran ganas de proferir algunas blasfemias, tan comunes en Andalucía, pero por respeto a las lectoras y los lectores, me las trago sin amargura.

Roete Rojo


Granada, octubre 2016

lunes, 5 de septiembre de 2016

HOMENAJE FEDERICO GARCÍA LORCA EN URUGUAY


Con motivo del 80 Aniversario de su fusilamiento

(Escrito para El Otro País de Este Mundo)

En muchos lugares del mundo se ha rendido homenaje al gran poeta y dramaturgo, nacido y muerto en Granada. Apenas cumplidos los 38 años era ya un escritor de éxito internacional y parte de sus obras comenzaban a ser traducidas al francés y al inglés. En 1929 había hecho una estancia de un año en la Universidad de Columbia (Nueva York); de regreso para España visitó Cuba donde fue muy bien recibido y conoció a los poetas e intelectuales del momento, entre ellos a Nicolás Guillén. En 1933-1934  una gira que lo llevó a Argentina y a Uruguay llegó a aturdirlo pues la fama le impedía caminar por las calles sin ser abordado. La gente se agolpaba en las afueras de los teatros o lugares donde impartía conferencias para poder escucharlo a través de los altoparlantes instalados; sus conferencias eran radiadas y la escucha era seguida con auténtica devoción.

En Montevideo, además, lo esperaba su gran amigo, el periodista granadino  José Mora Guarnido, miembro de la Tertulia “El Rinconcillo”, quien no volvería nunca a España, muriendo en su exilio uruguayo. Al comienzo de la Guerra Civil en muchas ciudades uruguayas  se constituyeron Comités de Apoyo a la II República Española, uno de ellos en la ciudad de Salto. Jóvenes uruguayos se alistaron también como voluntarios en las Brigadas  Internacionales. Los lazos con Uruguay se estrecharon al pasar de los años pues la actriz que había dado vida a muchos de los personajes de sus obras de teatro, la catalana Margarita Xirgu, se exilió en este país, adquiriendo la nacionalidad uruguaya, siendo la fundadora de la Escuela Municipal de Arte Dramático de Montevideo.

Los actos en homenaje a Federico García Lorca se han prolongado desde el día 15 al 21 de agosto y han recorrido la capital de la República Oriental del Uruguay y la ciudad de Salto; en esta última, en 1956, se construyó un monumento dedicado a Federico García Lorca, a los 20 años de su fusilamiento. Un movimiento popular y la colaboración del Intendente hicieron posible este monumento que había sido iniciativa de Enrique Amorín. En la inauguración, Margarita Xirgu representó una escena de  Bodas de sangre, que sobrecogió a los asistentes. En dicho monumento se  reprodujeron  los versos del poema de Antonio Machado, “El crimen fue en Granada”.

La Comisión Organizadora de los actos del 80 aniversario  ha estada compuesta por  Martín Scabino (estudiante de la Escuela Nacional de Bellas Artes), por el joven granadino afincado en Montevideo, Pablo Laguna y por el diputado del Frente Amplio, Julio Battistoni.

Actos en Montevideo

El día 16, en la Sala Estela Medina del Centro Cultural de España (CEE), se celebró una  conferencia de Antonina Rodrigo sobre Lorca y Margarita Xirgu. Tanto Lorca como Xirgu han sido biografiados por la historiadora granadina, afincada en Barcelona, Antonina Rodrigo. Tras su intervención se leyeron textos de Federico García Lorca.

 La Sala lleva el nombre de la actriz uruguaya, discípula de Margarita Xirgu, quien ha representado casi la totalidad del teatro lorquiano, motivo por el cual fue nombrada, en junio de este año, Doctora Honoris Causa por la Universidad de la República Oriental del Uruguay.

Federico García Lorca en la Cámara de los Diputados

El día 17, en la Cámara de los Diputados del Parlamento de la República, el Poder Legislativo rindió homenaje, en nombre del pueblo oriental, a Federico García Lorca en el 80 aniversario de su fusilamiento.

Julio Battistoni, diputado del Frente Amplio y promotor de la iniciativa,  realizó una intervención  de la que resumimos algunas ideas: señaló que la ciudad de Montevideo está llena de marcas que muestran el afecto del pueblo uruguayo por la II República Española; destacando el gran aporte de los exilados republicanos españoles al patrimonio político, artístico, científico y cultural del país .

Hizo un riguroso análisis sobre la coyuntura política que se produjo en España  en 1936, con el triunfo del Frente Popular y con el posterior levantamiento militar contra el legítimo Gobierno republicano. Describió, con numerosos documentos, el ambiente de terror que se produjo en la ciudad de Granada y de las circunstancias que provocaron la detención y posterior fusilamiento del poeta, quien era considerado por los golpistas como desafecto; acusado de ser socialista, amigo de Fernando de los Ríos, masón y homosexual; incluso llegaron a acusarlo de ser un “espía soviético”.

Recordó que el levantamiento militar provocó el inicio de la Guerra Civil, más de medio millón de muertos y más de 100.000 desaparecidos (el segundo país del mundo después de Camboya).

De las obras,  declaraciones públicas, reflexiones, conferencias y actividades de Federico García Lorca se concluye que, sin tener adscripción a ningún partido  político, fue un hombre comprometido con la justicia social y crítico con la sociedad de su tiempo y defensor de la República.

Su paso por Argentina y Buenos Aires no sólo fue un éxito; también Federico aprendió mucho de esta experiencia al conocer a otros artistas, comprender el valor de la gran comunidad hispano-hablante; ayudándole a consolidar y desarrollar sus dotes como director de escena.

Las repercusiones de su asesinato, prosiguió, fueron inmensas en América Latina y en Uruguay, de modo particular, por los lazos con Margarita Xirgu.

Recordó el movimiento que condujo a la construcción del monumento al poeta en Salto, en 1956, que está considerado el 
primero erigido en el mundo.
El diputado Julio Battistoni mencionó la presencia en el Palco del Palacio Legislativo de una granadina (Antonina Rodrigo) y un granadino (Pablo Laguna) y pasó a informar de los testimonios llegados desde Granada: las palabras de la periodista Carmen Morente, así como las llegadas (en video) desde el pueblo de Víznar; pidiendo que todas ellas se incluyeran en la versión taquigráfica de la sesión y se hicieran llegar a todas las instituciones colaboradoras.

Más actos en Montevideo

El mismo día en el Centro Cultural de España, en Montevideo, se proyectó la película “El Público” de Alex Rigola, gracias a la colaboración del Teatre Nacional de Catalunya.
El acto central se realizó el día 18, en el Auditorio Nelly Güitiño. Se representó el cuadro segundo de “El Público”, en el que participaron Martín Scabino (Instituto Escuela Nacional de Bellas Artes), Sebastián Cancela (Instituto de Actuación de Montevideo) y Maxx Cayetano (Escuela Nacional de Danza del SODRE).
Estela Medina interpretó textos de Federico y Antonina y ella realizaron un “conversatorio”.

Actos en Salto

El día 19, en el Parque Federico García Lorca de esta ciudad, se reinauguró el monumento, tras las obras de rehabilitación del muro y de los alrededores del mismo que han sido ajardinados. Asistieron las autoridades departamentales y artistas locales.

El día 20, en el Ateneo de Salto se repitió el esquema del acto central realizado en Montevideo y, por último, el día 21, Antonina Rodrigo y Estela Medina realizaron una visita guiada al Parque Federico García Lorca de la ciudad.

Las actividades convocadas en ambas ciudades han tenido el patrocinio del Ministerio de Educación y Cultura y del Centro de España en Montevideo. Han sido colaboradores el Teatre Nacional de Catalunya, el Teatro “El Galpón” y el Servicio Oficial de Difusión, Radiotelevisión y Espectáculos del Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay (SODRE) y el Departamento de Cultura de la Intendencia de Salto; siendo apoyadas por la Comedia Nacional de Montevideo y por la Universidad de la República.

La conmemoración del 80 Aniversario del fusilamiento de Federico García Lorca ha sido declarada como “Evento de Interés Cultural” por el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay.

Epílogo desde Granada

Quiero mostrar mi agradecimiento al pueblo de Uruguay que ha mantenido viva la memoria del poeta y dramaturgo granadino, Federico García Lorca. Por condiciones históricas la memoria de la II República Española ha sido preservada de modo especial en Uruguay. No creo recordar ninguna otra ciudad latinoamericana que haya erigido tantos monumentos republicanos como la ciudad de Montevideo. Me emocionó mucho, cuando pude visitarlo, el que erigieron los propios republicanos españoles que llegaron como exiliados en agradecimiento a la acogida que les brindó el pueblo uruguayo; la frase inscrita dice: “Parque II República Española. EXPRESIÓN DE GRATITUD DE LOS REPUBLICANOS ESPAÑOLES A LA DEMOCRACIA URUGUAYA. CENTRO REPUBLICANO ESPAÑOL DE MONTEVIDEO. 7 DE NOVIEMBRE DE 1943”.  

En lugar céntrico y privilegiado de la ciudad también podemos encontrar la Plaza y monumento a Lluis Companys, Presidente de la Generalitat de Catalunya o el monumento a los brigadistas uruguayos, ubicada también en el Parque II República Española, que viajaron a España para luchar contra el fascismo internacional y en defensa del legítimo gobierno del Frente Popular; en él aparecen los nombres de los 54 participantes uruguayos en las Brigadas Internacionales. Reza la leyenda, antes de la lista de nombres: “En los días de la República Española se alzó la primera barricada contra el fascismo y en ese frente estuvieron 54 uruguayos que aún hoy nos están dando ejemplo de coraje y solidaridad. ¡Viva la República! 1939”. A lo que hay que añadir la Calle Federico García Lorca, la calle Antonio Machado, la Plaza Margarita Xirgu…

Ni qué decir tiene que los actos en homenaje a Federico García Lorca no han contado con el apoyo de ninguna institución gubernamental española. Los (y las)que nos gobiernan son, además de los descendientes naturales y de clase de los fascistas de antaño, ignorantes en grado soberbio. Desde mi modestia quisiera aportarles un dato, que seguro desconocen: el Gobierno de la República Oriental del Uruguay fue el primero del mundo en reconocer al Gobierno de la II República Española, apenas unas horas después de proclamada. La noticia quedó reflejada como muy importante en el periódico granadino, El Defensor de Granada.

Roete Rojo