domingo, 29 de diciembre de 2013

NAVIDADES EN CRISIS


            En el bar del pueblo, el único existente, el ambiente desalentador se pega a la suela de los zapatos. A pesar de que hombres y mujeres están trabajando en la aceituna y la climatología acompaña con tiempo seco y frío, los hombres acodados en la barra o los que están jugando la partida de dominó, no parecen tener nada que celebrar.
            Antiguamente, la época de recogida de la aceituna era de trabajo duro pero de cierta alegría y esperanza. Con los jornales se pagarían pequeñas deudas al tendero, se haría acopio de alimentos básicos (legumbres, arroz, harina…) y se realizarían pequeñas compras imprescindibles, quizás unos zapatos para el padre o algunos utensilios para la casa. El fin de la campaña se celebraba colectivamente: al calor de una hoguera, un choto guisado en sartén de hierro, adultos y niños alrededor; una botella de aguardiente, mistela o licor café, villancicos de letras picantonas, algunos bailes; las abuelas pendientes de sus mozas y los mozos pendientes de burlar la vigilancia de las abuelas.
            Ahora cada quien resguarda sus problemas y dificultades dentro de su casa.
            Ni siquiera los más afortunados, los que no perdieron su empleo y pueden respirar algo aliviados, pueden evitar la pesadumbre.
-         Allí los tengo a los dos, viendo la tele, sentados en el sofá.
Un vecino nos está hablando de sus dos hijos jóvenes, chico y chica, que ya acabaron estudios de grado medio. No tienen trabajo y siguen viviendo en casa de sus padres.
-Pues tendrán que irse fuera a buscarse la vida, se nos ocurre comentar.
El hombre parece sorprendido y nos dedica una mirada entre sarcástica y escéptica:
-¿Esos?, ¿mis niños?... ¿dónde van a ir? Nunca les ha faltado nada, no saben lo que es trabajar ni afrontar problemas. No son como nosotros, sigue diciendo. Yo me fui con 18 años a Barcelona a buscar trabajo, con una mano delante y otra detrás…eran otros tiempos, a nosotros nos enseñaron a pelear y a buscarnos la vida desde que nos trajeron al mundo… Pero éstos, ¿a dónde van a ir? Para que se los coman los lobos, mejor están en casa, mientras nosotros podamos no les faltará un plato de comida que echarse a la boca.
            Es como si el futuro hubiese desaparecido para ellos. Es, incluso, un tiempo del verbo que ha entrado en desuso porque nadie puede utilizarlo. Y, sin embargo, el presente, bien lo sabemos, tiene sus límites y las horas contadas: en un  instante se convertirá en pasado.
            Tras un silencio la conversación retorna a un pasado pretérito.
            - Yo era un muchacho, continua el hombre, y me sentaba con vuestro padre a jugar al dominó. Me gustaba hablar con el de locomotoras diesel y hacerle enfadar con mis preguntas…

 Diciembre 2013


Roete Rojo

miércoles, 11 de diciembre de 2013

HISTORIA DE DOS EXILIOS ECONÓMICOS (II)

HISTORIA DE DOS EXILIOS ECONÓMICOS (II)

            Han pasado muchos años desde la historia del primer exilio económico y mucho ha cambiado el país a todos los niveles. Para el tema que tratamos, el de la emigración, el cambio más radical se produjo al dejar de ser España, principalmente sus pueblos más deprimidos, expulsadores de mano de obra, para convertirse en receptora de migrantes de los países del Este, desvertebrados como resultado de la desaparición del campo socialista; de América Latina, sometida a brutales políticas neoliberales que provocaron niveles altísimos de pobreza y marginación y de África (magrebíes y subsaharianos en su mayoría).
            Durante la primera década del siglo XXI, la imagen de nuestras calles, del transporte público, de los escolares saliendo de sus escuelas, de la sala de espera del Centro de Salud, etc., nos sorprendieron con un arco iris de razas y lenguas, de gentes venidas de países que la mayoría de nuestros “aborígenes” no sabían encontrar en un mapa. Y, a pesar de aquella historia terrible de exilios económicos de los que fueron protagonistas millones de los “nuestros”, los que ahora llegaban por motivaciones similares a nuestro país, fueron mirados con recelo y desconfianza. Para desgracia nuestra no fue frecuente que nos reconociéramos en ellos.
            A mi pueblo llegaron de todas las razas y orígenes. A mi me alentaba la “pipirrana” de rostros y sonidos. En la placeta del barrio, en un edificio de apartamentos, vivía un colectivo de hombres eslavos. Uno de ellos, los fines de semana, en pleno invierno, salía en camiseta de tirantes a su balcón y deleitaba a todo el vecindario tocando de modo magistral el acordeón.
            Las consecuencias de la grave crisis que vive el sistema capitalista, que ha golpeado de manera brutal a los países del sur, ha vuelto a modificar el mapa de entrada y salida de trabajadores. Decenas de miles de los que llegaron están regresando a sus países de origen; es el caso de los procedentes de América Latina, alentados por el crecimiento económico y social. Otros han dado el salto para distintos países europeos y, un grupo numeroso permanece pululando por nuestros pueblos, campos y ciudades.
            Con un índice de desempleo cercano al 30% de la población activa y más del 50% de desempleo juvenil, las corrientes migratorias vuelven a cambiar de rumbo y para muchos trabajadores “aborígenes”, migrar se ha convertido en la única esperanza de futuro. Según el Instituto Nacional de Estadística, en el primer semestre de 2013, 260.000 personas dejaron España, de las cuales 40.000  son españoles.
           
¿Estaremos volviendo al pasado vivido en los años 60 del siglo pasado?

No, puesto que las condiciones históricas no son las mismas. Europa ya no necesita avalanchas de trabajadores manuales, con o sin cualificación, que sirvan a la construcción de grandes infraestructuras, ni mano de obra masiva para sus fábricas. Aquello fue una coyuntura especial producto de la II Guerra Mundial, de la destrucción que produjo y de las víctimas humanas que en cantidades formidables mermaron la población activa.
Obreros no cualificados sobran hoy en todos los países “ricos” de la Unión Europea, quienes sin llegar a las cifras de desempleo que sufre España o los países del sur, lejos están del pleno empleo.  
Frente a aquella historia de colas interminables de trabajadores jóvenes con sus maletas de cartón que huían del hambre en España, ahora asistimos a una masiva “fuga de cerebros”, mano de obra de alta cualificación intelectual y tecnológica. Todos los esfuerzos hechos por la ciudadanía en nuestro país para generar un sistema de ciencia y tecnología homologable a la Europa más desarrollada se están yendo al garete. Estos jóvenes, formados como doctores en universidades y centros de investigación, están haciendo las maletas “samsonite” ante la falta de perspectivas; en general están encontrando dónde ubicarse y dónde rehacer sus vidas con dignidad y reconocimiento profesional. Es el caso también de profesionales del sector de la salud, muy reclamados en Inglaterra, Alemania o Italia.
En los últimos años hemos asistido a acontecimientos muy trágicos, como la situación de un grupo de jóvenes españoles quienes, alentados por programas de televisión como “Españoles en el mundo”, marcharon a los países nórdicos pensando que aquello era “El Dorado”; buscando trabajo sin encontrarlo les pilló el invierno y sin recursos ni para volver a España tuvieron que ser atendidos por Cruz Roja.
La Unión Europea no es una casa de acogida. Seguimos siendo ciudadanos de segunda o de tercera, según los casos. El hecho de que el pasaporte nos permita ir de un lugar a otro no nos libra de los sufrimientos y las dificultades de cualquier migrante. Lo cual ocasiona un gran impacto emocional y frustración en estos jóvenes que se creyeron que éramos europeos sin adjetivos y que estuvieron acostumbrados a la protección de su entorno familiar.
A sectores como la construcción, y servicios como limpieza y hostelería, están llegando jóvenes, y menos jóvenes, españoles. Muchas horas de trabajo, bajos salarios, carestía habitacional, etc. Sólo algunos que llegan con alta cualificación dentro de su profesión, como cocineros, si aprenden inglés o alemán, conseguirán abrirse camino.

Llegamos a la segunda historia de exilio económico

El hijo de Pepito, también albañil, en paro intermitente en los últimos años, se ha marchado a Alemania con un contrato de trabajo. Si su padre viviera no llego a entrever qué pensaría. ¿Una pesadilla quizás?
Su hijo no se ha marchado con 19 años sino con 47, lo cual indica que ya tenía su vida más que hecha en el entorno donde nació.
En el pueblo deja mucho. Además de  mujer y dos hijos, deja una deuda por hipoteca, como la mayoría de la población de su edad. Es el fantasma de no poder hacer frente a dicha deuda y verse ante un deshaucio, lo que empuja a estos trabajadores a migrar. De no tener esa losa infinita sobre sus espaldas, la mayoría optaría por “seguir tirando”, “trapicheando” y recibiendo la ayuda de sus mayores, esperando mejores tiempos.
Deja una buena casa, confortable, con acceso a Internet, ordenador, telefonía móvil,  buena ropa, coche, etc; deja opciones de ocio que pensaba consolidadas. Elementos de los que no podrá disponer en su nuevo destino, donde empezó a vivir en un barracón y del que ha salido para compartir un modesto apartamento con otros hombres emigrados.
Como la mayoría de la gente de su generación, hijos de trabajadores de todo tipo, tuvo posibilidades de estudiar y no lo hizo. En general, hasta el estallido de la burbuja, el trabajo no faltaba y la adquisición de conocimientos reglada o autodidacta, no era un valor social en alza. Es de imaginar que estos nuevos migrantes tendrán más dificultades para entender por qué se hundió un mundo que creían el mejor posible e inmutable. Nunca o casi nunca sintieron la necesidad de luchar por mejorar el mundo en el que vivían y sus vínculos sociales o de amistades no surgieron de la hermandad de compartir con otros iguales trincheras reivindicativas. ¡Qué soledad más terrible deben de sentir ahora!

Roete Rojo
Diciembre 2013


           



domingo, 1 de diciembre de 2013

HISTORIA DE DOS EXILIOS ECONÓMICOS (I)

HISTORIA DE DOS EXILIOS ECONÓMICOS (I)
(A Pepito Román, “El Chino”. In Memoriam)

            Cuando llegamos a vivir al pueblo de Atarfe, a finales del verano de 1981, nos incorporarnos a la lucha social y política del pueblo; lo cual nos obligó a conocer a mucha gente, aprender sus apodos… y sus nombres, si se podía, al mismo tiempo.
            Eran tiempos de división y derrotas en el seno de la izquierda. En el pueblo, de apenas 5.500 habitantes, existían tres partidos comunistas, que se habían repartido la militancia del antaño fuerte Partido Comunista de España. En el año 1984 me incorporé al Partido Comunista de los Pueblos de España, que entonces se denominaba PC. (y se decía, “pecé y punto”).
            Uno de sus dirigentes era el obrero de la construcción, José Román García, “Pepito”, “El Chino” o “Pepito el de las Silverias”. Una de las personas que más me impresionaron y cuyo ejemplo ha seguido pegado a mí, sin rastro de olvidos, a pesar de los años.
            Había sido un niño de la guerra. Fusilado su padre, en tierras de Sevilla, su madre lo envió a un orfanato de aquella cruel historia de derrotados . Huía cuando podía del hambre y aparecía en el pueblo, de donde era otra vez devuelto. En los veranos, unos parientes que tenían una carbonería en Madrid se lo llevaban y entre ellos sofocaba el hambre y aprendería las primeras letras.
Con esta historia personal a sus espaldas debería haber sido analfabeto pero no lo era. Al contrario, su afán de superación y su militancia política le incentivaron a leer, a aprender de forma autodidacta. Aún guardo algunos resúmenes de las reuniones del Partido, de su puño y letra, escritos con rigor, buena caligrafía y ninguna falta de ortografía.
            Todos los días, cuando volvía del tajo, tras lavarse y cambiarse de ropa, se iba a la sede del “partío”; lo podías encontrar, todas las tardes, sentado en una pequeña habitación que hacía de secretaría, leyendo un libro. En plena Transición Política, fue uno de los promotores de la creación de la Biblioteca Popular, en los locales del sindicato de Comisiones Obreras en el pueblo. Un hombre culto, capaz de analizar el mundo en el que vivía, conocedor de la historia y la filosofía; su único lujo, amén del tabaco, era la compra de libros.
            Más de dos millones de andaluces se marcharon como emigrantes, entre mediados de los años 50 hasta principio de los 70 del siglo XX; muchos de ellos, a Alemania.  Pepito marchó a este país, alrededor de 1954, siguiendo la huella de la mayoría de hombres jóvenes del pueblo. Allí nadie le esperaba, es decir, no se iba con un contrato de trabajo. Se marchó sin papeles y, una vez llegado a la frontera entre Francia y Alemania, por el río Rhin, entró ilegal. Semanas escondido hasta que algún paisano le consiguió un trabajo con contrato que le permitió legalizar su situación. Como los “sin papeles” que vimos llegar a España cuando se produjo la “burbuja del ladrillo”.
            Vivían en barracones. El joven “Chino” enseguida despuntó por su interés en aprender el “idioma alemán” (esa era la expresión que él utilizaba) y en hacer de intérprete entre los encargados de la empresa y los andaluces del barracón. Siempre aprendiendo, siempre esforzándose para superar el desamparo de la incultura a la que el régimen fascista español lo había condenado por su condición de perdedor. He hecho algunas cuentas: debió iniciar este periplo alemán con 19 años.
            En el pueblo fue dejando  mucho y poco al mismo tiempo. Ni casa, ni deudas; el recuerdo del hambre pegada al estómago, el frío pegado a los huesos por la mala vestimenta, la represión, etc.  En sus idas y venidas ennovió y casó con una hermosa mujer que quedaba sola ya que  las leyes de emigración le prohibían acompañarlo. Sólo estaban permitidas las visitas por 3 meses, con la prohibición expresa de que las esposas viajaran embarazadas para evitar que un parto en Alemania les permitiera prolongar su estancia de modo legal.
            Esas mujeres jóvenes enlutadas, como la mayoría de las mujeres andaluzas de aquella época, conseguían gracias a un médico del pueblo, hacer el viaje con el certificado de que no estaban embarazadas. Muchas de ellas lo estaban y de más de 6 mes; embarazos ocultos bajo fajas y vestimentas adecuadas. Así lograron Pepito y su esposa, lo que hoy se llama el “reagrupamiento familiar”, gracias a que allí nació su primera hija que tiene ahora 51 años.
            Como la mayoría de los emigrantes andaluces pretendía volver. Trabajar y trabajar, ahorrar hasta el último marco para llegar al pueblo e iniciar una nueva vida: construir una modesta casa.
            A su vuelta encontró trabajo en la construcción siendo como era un excelente oficial de primera. Seguro que en Alemania había entrado en contacto con el PCE, organización que tenía gran fuerza entre la emigración. En su maleta de emigrante retornado también llegaba su militancia política clandestina, siendo impulsor en Granada del naciente  y perseguido movimiento de las Comisiones Obreras. Siguiendo la política del PCE, se presentaría a las elecciones a “enlaces sindicales” que promovía el Sindicato Vertical Fascista, siendo elegido. Cuando murió, en 1989, seguía siendo representante de los trabajadores de su empresa.
            Formó parte de la Comisión de trabajadores de la construcción que tuvo la responsabilidad de negociar con la patronal del sector, en plena dictadura fascista, el convenio colectivo. Miles de hombres hicieron huelga aquel 21 de julio de 1970, convocados por la Comisión,  y fueron a acompañar a sus representantes. La movilización pacífica acabó con tres trabajadores muertos por disparos de balas de la Policía Nacional. Se creó una situación de terror colectivo, muchos trabajadores tuvieron que huir y pasar a la clandestinidad; comenzaron a funcionar las “listas negras” para que los dirigentes obreros  no encontraran trabajo, se les negó el pasaporte para que no pudieran buscar asilo fuera de España, etc.
            A pesar del tiempo transcurrido todavía me emociono y me muerdo la rabia al recordar cómo fueron sus últimos años.  La empresa “Ávila Rojas” (cuyo propietario está actualmente en la cárcel por corrupto), para evitar el liderazgo del “Chino”, lo había castigado a trabajar solo, en edificios ya terminados, haciendo reparaciones de última hora, para evitar que tuviera contacto con el resto de sus compañeros; estamos a finales de los años 80, él cercano a los 50 años.  Pero daba igual, cuando se convocaban elecciones para formar el Comité de Empresa, lo votaba todo el mundo, también los jóvenes que nunca habían podido ver sus ojos aceptaban su liderazgo natural; sabían de su compromiso, su lealtad, su valentía; sabían que aquel hombre nunca los traicionaría, que los defendería en cualquier circunstancia aunque no los conociera de nada. Pepito siempre fue un representante de su clase social, se sentía parte de ella, parte de un colectivo, de unos intereses propios a nivel mundial puesto que como buen comunista era un ferviente internacionalista.
            Siempre recordaré su voz ronca, como un trueno; voz temida por aquellos que traicionaban, desde plataformas obreras, los intereses de los trabajadores. Los señalaba con el dedo y los nombraba por su nombre…
            Su féretro fue el primero en el pueblo en salir de su casa envuelto en una bandera roja con la hoz y el martillo, sin pasar por la Iglesia. Llevado en hombros por trabajadores y amigos, se organizó un “cordón” a su alrededor para que ningún traidor pudiera tocarlo.
            A pesar de las estrecheces económicas familiares, la puerta de su casa siempre estaba abierta. Allí se criaron muchos niños del barrio, cuyos padres llegaban tarde de trabajar o estaban a cargo de sus abuelos. Recuerdo una mesa grande, con mucha gente, adultos y niños,  jugando a la “lotería” (bingo) y compartiendo “rosetas” (palomitas de maíz). Su viuda, aún hoy, sigue manteniendo la costumbre. Todas las tardes, la tertulia se organiza alrededor del “cinquillo”, juego de cartas muy popular. En la mesa hay pastas, fruta, refrescos, frutos secos. La misma red de solidaridades de antaño. Los niños entran y salen “como Pedro por su casa” y van directos al frigorífico; ahora ya no toman limonada con hierbabuena sino bebidas enlatadas, bios, yogures…

Roete Rojo


Diciembre 2013

miércoles, 20 de noviembre de 2013

GRANADA POR LA CIENCIA

GRANADA POR LA CIENCIA Y LA INVESTIGACIÓN
(Entrevista al profesor e investigador Roque Hidalgo Álvarez, para “El Otro País de Este Mundo)

El día 10 de Octubre se celebraba en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada (UGR), un acto convocado por 13 de los mejores investigadores e investigadoras de la UGR y del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC); con el objetivo de denunciar la suicida política de recortes del actual gobierno del Estado español, así como para plantear la necesidad de potenciar la Ciencia y la Investigación como promotoras del desarrollo social y económico de cualquier país, y más en estos momentos de crisis.

P. ¿Qué motivos les han llevado a promover el acto del día 10 de octubre?

R. Creo que aportando algunos datos se podrán entender nuestros motivos. Decir que si la participación de los Presupuestos Generales del Estado en I+D+i (Investigación, Desarrollo e Innovación), en el año 2009, era de más de 4000 millones de euros, dicha participación pública se ha reducido en un 40%, para 2012, situándose en unos 2400 millones. Se trata de una disminución brutal que ya ha generado múltiples consecuencias negativas; entre ellas: la expulsión de investigadores del más alto nivel, formados durante años, un auténtico destierro. Hoy se ha hecho pública la cifra de que de cada 10 jóvenes españoles que han emigrado, 9 son titulados universitarios; de ellos, un porcentaje importante, como confirmó la intervención del investigador del CSIC, Rafael Garrido, son investigadores de alto nivel; la paralización de líneas de investigación que costaron muchos recursos y décadas en instalarse; la no contratación de jóvenes que pudieran incorporarse como becarios; menos proyectos de investigación… ¡Un auténtico desastre! Al que se ha sumado la acción de la Junta de Andalucía generando más caos aún, sacando nuevas convocatorias de becas y proyectos sin haber resuelto los de convocatorias anteriores.
Estos políticos neoliberales no quieren enterarse de que el desarrollo de la Ciencia no se puede paralizar como si de la construcción de un edificio se tratase, y continuarla pasado un tiempo. En Ciencia no puede existir la relajación pues se pierde el sentido de lo que se está haciendo e inmediatamente se es superado por el vecino de al lado. En Ciencia no se pueden “retomar” las obras. No hay salida a la crisis si sigue aumentando la brecha tecnológica y las políticas de recortes en I+D+i son, más que una brecha, una distancia oceánica.
Ni como trabajadores, ni como ciudadanos, ni como servidores públicos podemos permanecer callados e impasibles. La agresión está siendo de tales dimensiones que también la necesidad y la autodefensa han estado presentes en la convocatoria del día 10, así como en las acciones posteriores en las que estamos comprometidos. Como dijo el profesor Miguel Losada, en el acto del día 10, “Hay que volver a las luchas de los años  70”.

P. ¿Es este un problema endémico en la historia de España?

Por desgracia, SÍ. Sobre este tema basó su intervención el profesor Pedro Luis Mateo, quien nos explicó cómo las clases dominantes en nuestro país siempre habían estado al margen del desarrollo científico; lo cual significó históricamente atraso social, cultural y humano para las grandes mayorías. La acumulación capitalista española nunca necesitó de la Ciencia, sustentada como estuvo siempre en clases parasitarias y en sus dos poderosos aparatos de Estado, Iglesia e Ejército. Fue el modelo de “El Dorado”, que se hundió con carácter definitivo en 1898. Como Pedro Luis subrayó, hemos estado enfrentados a todas las revoluciones que se produjeron en nuestro entorno. Ahora, ante la Revolución del Siglo XXI, que viene de la mano de la nanociencia y la nanotecnología, que tantas aplicaciones tienen en campos como la biomedicina o la energía, también nos sitúan de espaldas.
         En un período de nuestra historia más reciente las cosas fueron de otra manera. Gracias a la concesión del Premio Nobel de Medicina a D. Santiago Ramón y Cajal, en 1906, se creo un año después, la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE), organismo autónomo encargado de promover la investigación y la educación científica. Inspirada en la Institución Libre de Enseñanza, supuso un gran impulso en el desarrollo científico que llegó hasta la II República, la cual siguió, en el escaso tiempo del que dispuso (incluidos los años de la guerra) comprometida con esta estrategia; poniendo el pie que faltaba al desarrollar un ambicioso plan de escolarización masiva y al separar la Iglesia del Estado. Es lo que se conoce como “la Edad de Plata”  de la ciencia en España, sobre la cual he tenido el honor de escribir varios artículos en El Otro País.
Ahora, por contrario, los esfuerzos que el contribuyente ha realizado en los últimos 30/40 años, para que existiera un sistema de ciencia homologable a los países de nuestro entorno, pueden resultar baldíos si en los próximos Presupuestos Generales del Estado no se incrementan significativamente las partidas para I+D+i.

P. ¿Qué explicación puede darse a la actual política de recortes del gobierno del Partido Popular?

Resaltaría dos elementos: el primero, el marco global de recortes en todos los sectores públicos de mayor interés social, como educación, sanidad, pensiones, derechos laborales, etc. Una política de rapiña para extraer de la clase trabajadora y de otros sectores populares el monto de la deuda contraída por el capital especulativo y los bancos. La segunda: que el Gobierno tiene un modelo económico, que comienza a fraguarse durante la llamada Transición Política, dependiente y subalterno. ¿Para qué investigar o innovar si ese papel corresponde a Alemania o a Francia? A nosotros nos tocó el sol en el reparto; el “ladrillo” sólo fue una coyuntura transitoria urgida por el lavado de capitales y la liberalización especulativa que permitieron las políticas de los distintos gobiernos de España.
Todo está relacionado: la reforma educativa del ministro Wert es un todo, que apesta, pero que no deja de tener su coherencia de clase. Los niveles básicos para generar una mano de obra masiva no cualificada, que no pueda competir con los vástagos de las clases dominantes, que se formarán en instituciones clasistas costeadas con fondos públicos; y la educación superior, para dicha minoría.

P. ¿La salida a la crisis está vinculada a la promoción de la Ciencia y la Investigación o éstas son un “lujo asiático”?

En el año 2005, el profesor Nathan Rosenberg, de la Universidad de Stanford, declaraba en Madrid lo siguiente: “España va a sufrir mucho si no empieza a innovar”; e “innovar no es otra cosa que producir y poner en práctica con incidencia social y/o económica, nuevo conocimiento; es la capacidad para generar y aplicar conocimiento que incremente la productividad, eficiencia y efectividad de una comunidad u organización, permitiéndole alcanzar sus objetivos o incrementar su bienestar”, como tantas veces ha señalado otro amigo de este periódico, el profesor venezolano, Jesús Peña Cedillo.
         En los países de la OCDE, entre el 70 y el 90% de los trabajadores en activo, lo hace en pequeñas y medianas empresas (PYMES). Mejorar la capacidad científico-tecnológica de las PYMES es contribuir positivamente a bajar el paro en España. Portales especializados indican cifras abrumadoras de fracaso de las PYMES. Nuestro trabajo como investigadores es hacer ciencia básica que amplíe los horizontes del conocimiento, pero también colaborar con estas PYMES para que sean viables en un mundo altamente competitivo, única vía de crear empleo.
         La destrucción del sistema de Ciencia en España no sólo supondrá paro para los investigadores que se han formado tras un largo, duro y costoso proceso sino que impedirá que las empresas españolas tengan mejores posibilidades científico-técnicas para competir en un mundo donde la Ciencia se ha convertido en el principal motor de la economía productiva y en el que el diseño y fabricación de las manufacturas implican procesos cada vez más innovadores. El bienestar de la sociedad española no será posible si, entre otras cosas, la brecha tecnológica entre nuestro país y el mundo desarrollado se acrecienta.
         La investigación no es un lujo “asiático” del que pueda prescindirse en momentos de crisis económica, sino por el contrario, un medio para salir de ella. La ciencia es el motor del conocimiento y de la economía. No invertir en ciencia es condenar a las generaciones futuras a la ignorancia y al desempleo.
         Echemos una mirada a lo que están haciendo los gobiernos de izquierdas, como el ecuatoriano, lanzando ambiciosos planes de formación de científicos y de planes estratégicos para ir disminuyendo su dependencia de economías y empresas extranjeras, altamente cualificadas en el terreno científico-tecnológico;  garantizando de este modo un futuro de soberanía y bienestar para sus ciudadanos y ciudadanas.
         Desde mi punto de vista, nuestra obligación como investigadores es ser útiles a nuestras gentes, a nuestro país y a la construcción de un mundo posible que supere las contradicciones, explotaciones y estragos del capitalismo depredador.

Roete Rojo

El Otro País de Este Mundo

lunes, 4 de noviembre de 2013

MALDITOS CANALLAS

MALDITOS CANALLAS
(Seguimos hablando de la crisis)

     No siempre uno puede plasmar en un título un tratado de marxismo. Los responsables de la crisis no son, de sobra lo se, malditos o solamente canallas. Malditos fueron grandes hombres, y mujeres, de la Historia, entre ellos el propio Marx. El calificativo “canalla”, por su parte, no tiene solo un contenido ofensivo; al menos en nuestro habla también expresa cariño. Pero alguna vez, digo yo, podremos decir las cosas tal y como nos salen del estómago. Y, hoy, lo que sale de mi estómago es llamarles Malditos Canallas.
     El país se desmorona para los de abajo mientras los Malditos Canallas, como han demostrado los beneficios obtenidos por el Banco Santander o por Bankia, son extraordinarios. Hoy se hará público el PIB y los Malditos Canallas hablarán en los medios de comunicación de la salida de la crisis pues se prevé  que 2013 acabe con un crecimiento del 0.1%.
     Mientras, en la casa de mis vecinos, todos sus miembros en edad de trabajar están en paro desde hace más de dos años. Al padre, obrero del metal, lo he visto en algunas ocasiones echando propaganda comercial en los buzones de las viviendas del pueblo. El hijo, un joven electricista, marchó a Italia a trabajar contratado por una empresa española; jornadas extenuantes de trabajo, condiciones inhumanas de vivienda y el desprecio de los trabajadores italianos; “nos trataban peor que a los turcos y nos hacían responsables de los bajos salarios”. Volvió por navidad, como los turrones, y no ha vuelto a marcharse. Hoy comienzan a bajar las temperaturas, se acaba el otoño atípico que hemos tenido hasta ahora, y me pregunto cómo harán para hacer frente al frío que se avecina. Ha subido el precio de la energía eléctrica y el del gasoil-calefacción está por las nubes. Los escasos recursos que obtienen tendrán que dedicarlos a seguir comiendo. Cuando nos decimos “buenos días” o cruzamos unas palabras en la calle, todas las circunstancias caen sobre mi cabeza como un saco repleto de piedras.
     En la acera de enfrente, dos jóvenes profesionales con título universitario y todos los masters que se puedan pensar, planifican su futuro fuera de España. Están perfeccionando su inglés a marchas forzadas. El objetivo, según me cuentan, pueden ser los países nórdicos. Ellas, pues son chicas, no tendrán que pasar por las penalidades del joven electricista pero son igualmente víctimas de los Malditos Canallas que han reventado sus ilusiones y proyectos de vida.
     Los Malditos Canallas han conseguido hacernos retroceder en la historia. Estos jóvenes, trabajadores manuales o intelectuales, tienen menos posibilidades de desarrollo, dentro del país que los vio nacer, que la generación de sus padres, quienes  ya no vivieron la emigración masiva. Fueron los abuelos y abuelas de los jóvenes actuales,  los que emigraron desde Andalucía, por cientos de miles, a Catalunya, a Alemania, Francia, Bélgica u Holanda. Se calcula que más de 2 millones de andaluces emigraron en los años 60 del siglo pasado.


Salida de emigrantes andaluces en los años 60
Escultura al emigrante en Tocón (Íllora-Granada).










     La posibilidad del exilio económico se ha endurecido para los jóvenes actuales, evidenciando los cambios sociológicos que el capitalismo especulativo globalizado ha impuesto. Ya Europa, tampoco los llamados “países emergentes”, necesitan mano de obra no cualificada.      Ahora reclaman técnicos, científicos, médicos y enfermeras, arquitectos, ingenieros… Son ya miles los que se han marchado y decenas de miles los que están pensando en hacerlo. Los datos del último informe del Instituto Nacional de Estadística nos dicen que las divisas que recibe nuestro país de sus emigrantes en el exterior es superior a las divisas que los emigrantes extranjeros envían desde España a sus países de origen.


"No nos vamos. Nos echan". Movilización de jóvenes emigrantes españoles en Bruselas.

     Mientras unos se han marchado y otros están preparando sus maletas, la mayoría de los jóvenes, los no cualificados, quedarán en tierra de nadie, es decir, prisioneros en su propio país, condenados a no tener futuro, desalentados.
            ¡Malditos Canallas!
           
            Octubre 2013

            Roete Rojo

viernes, 18 de octubre de 2013

PSICOLOGÍA DE LA CRISIS



            Difícil definir la psicología de las masas, sobre la que tanto escribiera Sigmund Froid. Más modesta mi intención me conformo con hacer algunos comentarios sobre el “estado de ánimo” más o menos generalizado que la crisis que vive el sistema capitalista en España genera en amplias capas de la población.
            Cualquiera de las siguientes expresiones serían ciertas: frustración, desesperación, angustia. Pero como observadora de la realidad social, y partícipe de la situación extrema que vivimos, las que más me llaman la atención y preocupan son: sorpresa e incredulidad.
            La gente sigue sorprendida; lo cual es, desde el punto de vista ideológico, muy peligroso y demuestra hasta qué punto se consiguió la confianza en el modelo capitalista salvaje. Los golpes que están recibiendo las clases populares y medias no son sofisticados; en buena lógica, establecer relaciones y llegar a conclusiones resultaría sencillo. Pero nada más alejado de la realidad. Hace tiempo que el llamado “sentido común” dejó de funcionar en nuestras cabezas.
            La sorpresa conduce, entre otros destinos, a la incredulidad. No nos creemos que sea cierto lo que está ocurriendo; siendo la siguiente conclusión, hacerse la ilusión, sin ninguna base objetiva, de que “esto pasará”, como futuro que se encuentra detrás de la puerta y al que llegaremos por arte de magia, (digo yo).
            Es amplio, por lo tanto, el rechazo a los análisis y posicionamientos que hacen énfasis en que de esta crisis no saldremos sin convulsionar los cimientos del sistema que hasta aquí nos trajo.
            La gente se agarra como un clavo ardiendo al hoy y se niega a pensar en el mañana. Cualquier mentira violenta (ahora las clases dominantes mienten de forma violenta) es aceptada como agua de mayo. Decir, por ejemplo, que el paro comienza a disminuir, porque en el último trimestre, según las cifras del INEM, se crearon 32 puestos de trabajo más; o afirmar que la tendencia de destrucción de empleo se ha frenado ¡Por supuesto! Con cerca del 30% de desempleo entre la población activa, el porcentaje de nuevos desempleados tiene por cojones que disminuir.
            De no cambiar las cosas en el sentido de una convulsión social, de una rebelión, no hay esperanza para las grandes mayorías. Sin embargo lo que se está consolidando, como estado de ánimo, es la apatía y la desmovilización  más atroces; estados de ánimo que afectan de modo particular y de dramáticas consecuencias, a los jóvenes.
Decía Mao que era obligatorio para cualquier revolucionario “preguntar a las masas”. A esa tarea me dedico a diario sin formular preguntas. Subo en el autobús y “sondeo”, acudo a comprar el pan a la tienda del barrio y sigo “sondeando”; asisto a un acto en Defensa de la Ciencia y la Investigación y prosigo “sondeando”. Regreso a casa hecha una piltrafa, estado de ánimo que consigo superar, no sin que la operación deje sus cicatrices, gracias a que mi condición de “bolchevique” me permite con posterioridad intentar un análisis que me ayude a  explicar (no justificar), el caos intelectual y moral generalizado.
Volviendo al acto en Defensa de la Ciencia y la Investigación, que reunió en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada, a más de 200 personas, convocadas por 12 investigadores de alto nivel, “sondeo” la actitud de un joven investigador que tomó la palabra para decirles a los convocantes que algo estaban haciendo mal cuando el auditorio estaba compuesto mayoritariamente por viejos y viejas. Es decir, los responsables de que los jóvenes investigadores no se comprometan en defensa de la investigación y la ciencia son justamente los que han tomado la iniciativa de defenderlas y de denunciar la situación que padecen los jóvenes investigadores que se ven obligados a migrar a países desarrollados del entorno, entre otras cosas. Las y los asistentes, por tanto, deberíamos de sentirnos mal, de sentirnos culpables por estar allí manifestando nuestro interés y preocupación por el tema importante que se trataba. Quizás este joven investigador hubiese estado más satisfecho si las viejas y los viejos nos hubiéramos quedado en nuestras casas, viendo la tele; en cuyo caso la actividad no habría existido pues, empezando por los propios convocantes (12 de entre los más cualificados científicos e investigadores de la Universidad de Granada), cuya edad media superaba los 60 años.
Forma parte también del estado de ánimo generalizado responsabilizar a los demás de la falta de respuesta ante las agresiones que estamos sufriendo. El español, siempre tan heroico para quemar herejes o cristianizar a los infieles, no va a una manifestación porque eso no sirve de nada, es hacer el gilipollas… ¡Cuando vayáis para quemar un banco o matar a los políticos, me avisáis! Ahora, con motivo de la enfermedad de la Presidenta de Argentina, Cristina Fernández, su imagen es noticia en los informativos. Y motivo para que cualquier desgraciado o desgraciada diga, por ejemplo: “Esa y el Evo Morales tienen la culpa de lo que nos pasa, porque han echado a los españoles de allí, quedándose con lo que era nuestro”. Otro día los enemigos serán los catalanes, los migrantes que les quitan el trabajo (aunque ya haga tiempo que desaparecieron de nuestras calles, primero los argentinos, luego los eslavos y rumanos y, por último, los senegaleses), etc. La ignorancia los hace fuertes.


Estado del Parque del barrio donde vivo

Como vieja bolchevique me niego a no intervenir sobre mi entorno. Bulle con permanencia en mi cerebro aquello de “comenzar por las reivindicaciones más simples”; intentar un amago de conversación con las vecinas y vecinos para que firmen una carta en la que reclamamos al ayuntamiento que ponga freno al vertido de basuras en nuestras plazas y parques, abandonados a su suerte, como el resto de enseres y seres del país. El tema, simple, da para mucho, pienso como vieja bolchevique pues te permite plantear otros asuntos de mayor calado: la quiebra de la hacienda municipal por el despilfarro anterior, el aumento de los impuestos, la reducción del número de trabajadores del servicio de limpieza y tantas cosas más que conducen a hablar de forma “natural” de la crisis del capitalismo. Pero mi sorpresa es grande cuando pongo en práctica el empeño. Ya no estamos en los años 60 ni 70 del siglo pasado. La gente, trabajadores y trabajadoras (con o sin  empleo) sometidos a las más duras condiciones de explotación y vida, padres y madres entre los 30 a 40 años, vuelven las caras cuando me dirijo a ellos; de manera ostensible me demuestran su desprecio… o cargan su despecho y frustración contra el cuidador del parque, un hombre de 60 años, que desde el Expediente de Regulación de Empleo, debe hacer el trabajo de dos trabajadores y medio.
La mezquindad es otro estado de ánimo que aflora con motivo de la crisis del capitalismo en España. Si no nos estamos comiendo a bocao limpio por las calles es sin duda gracias a que esos mayores despreciables, madres y padres, abuelos y abuelas, están manteniendo a tres generaciones con sus reducidas pensiones. Ellos y ellas sí que escuchan cuando me acerco y firman la carta de protesta. ¡Qué paradoja!, ¿verdad?
La salida a la crisis no tiene que ser revolucionaria. Como tantas veces para nuestra desgracia ha demostrado la Historia, también puede ser el fascismo. Los “estados de ánimo” que sondeo hasta ahora, me quitan el sueño.
            Octubre de 2013
 Roete Rojo

¡Lo conseguimos!


PD. Después de escribir estas líneas, y antes de que sean publicadas en el blogs, nos despertamos con todas las reivindicaciones conquistadas. No hemos llegado a la luna, claro. Más esta victoria me envalentona para intentar un segundo paso: colocar cartelones en el barrio con una consigna simple: “Gracias a la unidad entre vecinas y vecinos: Lo conseguimos”. Como dijo uno de los profesores que intervino en el acto En Defensa de la Ciencia y la Invesgiación: …”Hay que volver a las luchas de los años 70”.



lunes, 23 de septiembre de 2013

JESÚS YOLDI BEREAU: EL OLVIDADO DE LOS OLVIDADOS


(Entrevista al profesor Roque Hidalgo Álvarez, para el Otro País de Este Mundo)

¿Cómo se llega desde la Física Aplicada a la investigación histórica?

Jesús Yoldi Bereau. Fotografía cedida por su hijo.

Respuesta.- No de una manera natural, por supuesto. Se han requerido elementos circunstanciales. El más simple quizás el hecho de que fuera la Historia la asignatura que más me llamó la atención durante el bachillerato; luego la vida me llevó por otros derroteros profesionales. Ahora he recuperado ese sentimiento que llamo “pasión por la Historia”, el interés por entender las claves del presente indagando en el pasado como herramienta que nos permita reflexionar sobre el futuro.

¿Fue esa “pasión” la que le llevó a investigar sobre el profesor de la Universidad de Granada, Jesús Yoldi Bereau?

Respuesta.- En 2013 se cumplen 100 años de la creación de la Licenciatura de Ciencias Químicas, en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada, con plena capacidad docente y de expedir títulos. Por este motivo se creó una Comisión que redactaría un libro con los hechos y personajes más importantes en esos 100 años de trayectoria.
Con el profesor Pedro Luis Mateo Alarcón, de Química Física, decidimos investigar el período poco conocido de los años 30. El profesor Miguel Gómez Oliver, de Historia Contemporánea, nos asesoró sobre acceso a fuentes, metodología, etc.
            Lo que hemos llevado a cabo ha sido una investigación histórica que ya tiene más de año y medio de recorrido. Nos interesaba saber cuál había sido el impacto de la proclamación de la IIª República Española sobre la Facultad de Ciencias de Granada y muy concretamente, la figura de un profesor de Química General, Jesús Yoldi Bereau, del que lo único que sabíamos era que había sido fusilado en 1936. El eje de nuestra investigación ha sido conocer la trayectoria profesional y vital de este hombre que había nacido en 1894 en la localidad Navarra de Arizkun.
            Hemos trabajado en el Archivo de la Universidad de Granada, en el Libro de Actas de la Facultad de Ciencias, en el Boletín de la Universidad; en el Archivo General de la Administración e incluso en la Biblioteca Nacional, en el Archivo Histórico de Granada, en los archivos de “El Defensor de Granada” y en otras instancias. Hemos contado con la ayuda de muchas personas.
            Nos llevamos la sorpresa de que el expediente disciplinario del profesor Jesús Yoldi Bereau no existía. A pesar de los hallazgos realizados en este tiempo de trabajo seguimos sin saber dónde está. Sí hemos encontrado, en el Archivo Provincial de Granada su expediente judicial (folio 314, nº 1645, libro 114).

Deduzco que el trabajo ha sido un permanente descubrimiento.

Respuesta.- Cuando comenzamos, ni los más viejos de la Facultad tenían una idea de cómo era Jesús Yoldi Bereau. No había ni un documento, ni una fotografía, nada. Un descubrimiento, sí. Hemos rescatado del olvido intencionado a un personaje capital en la Historia de la Universidad de Granada y de la propia ciudad. Jesús Yoldi era el más olvidado de los olvidados.
           
Tengo entendido que habéis conocido a su único hijo vivo, D. Antonio Luis Yoldi Pérez y que su testimonio y documentos aportados han sido de gran utilidad.

Respuesta.- La investigación dio un giro cuando, gracias a la ayuda de personas que se dedican a rescatar del olvido a figuras que fueron determinantes en nuestra historia, como la Dra. Enriqueta Barranco, de la Facultad de Medicina o Javier Pérez, historiador; nos aportaron pistas que fueron abriendo puertas.  Enriqueta recordaba haber visto en el documental, “La maleta de Penón” (sobre Federico García Lorca), una entrevista a un hijo del profesor Yoldi. Y, aunque parezca mentira, dimos con él buscando en la guía telefónica de Granada capital.
La emoción y el dolor que me provocaba pensar que estábamos a un paso de informaciones importantes hizo que tardara varias semanas en tomar la decisión de marcar aquel número de teléfono que nos pondría en contacto con el único hijo aún vivo.
            Una tarde lo visitamos el profesor Mateo y un servidor. Los misterios empezaron a aclararse, cada descubrimiento nos abría múltiples posibilidades de seguir avanzando.
            En la primera ocasión nos mostró una fotografía de su padre, lo cual fue muy emotivo pues poníamos rostro al hombre sobre el que estábamos investigando. Nos mostró fotografías de su padre con Federico García Lorca, en el estreno de “Mariana Pineda”; fotografías de su padre en un laboratorio de Químicas, o haciendo una visita con sus alumnos y alumnas a las industrias Químicas de Granada; en el Jardín Botánico de la Universidad acompañado de Madame Curie y Pieter Zeeman (ambos premios Nobel de Física y Química) e incluso fotografías en su responsabilidad como Alcalde de Granada… ¡hasta sus apuntes de clase! Por primera vez para nosotros y para muchas personas más con posterioridad, Jesús Yoldi Bereau tenía rostro y se convertía en un hombre de carne y hueso.

Con Madame Curie y Pieter Zeeman, en Granada


Va dibujándose su figura…

Respuesta.- Así es. Además de ser Catedrático de Química desde 1924 en la Universidad de Granada, era un destacado miembro de la comunidad universitaria; imaginamos que sintió la necesidad de adquirir un compromiso  político y social para cambiar la realidad de una ciudad y provincia marcadas por el paro, el analfabetismo, la miseria y el caciquismo. Ese compromiso se concretó en la afiliación a un partido republicano de ámbito local y, posteriormente, ingresando en Izquierda Republicana, el partido de Don Manuel Azaña.
            Fue concejal y Alcalde por cinco meses, en 1932. En este corto período consiguió que se bajara el precio de la harina, aunque el boicot de los panaderos impidió que repercutiera en el precio del pan; una línea de autobuses de Málaga a Sierra Nevada; rompió el contrato que el Ayuntamiento tenía con el periódico “Ideal”, inauguró la placa homenaje al rey Alhamar junto a la puerta de las Granadas en la Alhambra (todavía se encuentra en ese lugar) en presencia del Jalifa Muley Hassan y del poeta Villaespesa. Siendo Alcalde de Granada tuvo una posición muy firme en defensa de la República, cuando el Golpe de Sanjurjo.  Iban apareciendo de este modo también los intereses y personas que lo pondrían en su diana represiva.

Los golpistas fueron especialmente brutales con él, ¿no es cierto?

Respuesta.- Hay que recordar que el golpe fascista triunfó en Granada, sin apenas resistencias. La represión fue brutal desde los primeros días y muy directa contra la intelectualidad republicana, sembrando el terror con detenciones masivas y muy selectivas.
            Jesús Yoldi, como otros muchos, tuvo la posibilidad de escapar pero no lo hizo. Estaba casado con una mujer de una familia de propietarios agrícolas de las Alpujarras granadinas (Capileira), con la que tenía ya 3 hijos; era un hombre muy religioso y católico practicante. Cuando llegó la orden de captura contra él se encontraba de vacaciones en el pueblo de su esposa. Allí le propusieron pasar a zona republicana pero él se negó. Según testimonio de su hijo, no quiso dejar a la familia sola en esas condiciones. Así que fue detenido y llevado al campo de concentración de Víznar, donde los presos y las presas eran utilizados para cavar las fosas de los fusilados; tendría, seguro, que reconocer muchos rostros de amigos y compañeros entre aquellos cuerpos abandonados en las cunetas… llegando a perder la razón de tanto espanto. En un acto de sadismo sin límites fue puesto en libertad durante 3 días, quizás con el objetivo de que intentara huir de Granada. Durante esos días, no dejó que nadie abriera las ventanas de su casa. En su domicilio capitalino fue de nuevo detenido y llevado directamente al Cementerio para ser fusilado, el 23 de octubre de 1936; ese mismo día era fusilado en Víznar el Rector de la Universidad, D. Salvador Vila Hernández.
            El castigo no terminó con su fusilamiento. Las propiedades de la familia fueron confiscadas y sus hijos multados con 750 pesetas cada uno. Gracias a un trabajador del Cementerio Municipal, que había sido contratado cuando Jesús Yoldi era Alcalde, la esposa pudo rescatar su cuerpo que descansa, desde 1970, en Capileira.

¿Por qué el más olvidado de los olvidados?

Partida de defunción

Respuesta.- Es el único de los catedráticos fusilados en 1936 del que no existe ninguna referencia en la ciudad, ni en la Universidad. Ninguna calle recuerda su nombre, ningún aula, ningún acto lo ha reivindicado en las últimas décadas, ningún partido político o institución.
            La fotografía que nos mostró su hijo estuvo durante años o décadas doblada por la mitad, posiblemente para ser ocultada mejor. No hemos querido que fuera retocada para su publicación.
El hecho de que su expediente disciplinario haya desaparecido es una prueba más de que quisieron borrar su memoria, borrar cualquier huella de su existencia. Durante todo este tiempo nos hemos preguntado el porqué de tanta ignominia. Quizás que fuera catedrático de la Facultad más reaccionaria de la Universidad pudo haber influido; también que se tratara de un católico practicante. Quizás no haya que buscar más explicación que la necesidad de ocultar el talante de esta generación de intelectuales que actuaron en defensa del ideario de la IIª República y de su legítimo gobierno, un compromiso total hasta sus últimas consecuencias.

Roete Rojo
Plataforma Cívica por la República (Granada)

domingo, 1 de septiembre de 2013

ESPAÑA: CRISIS Y CORRUPCIÓN (II)

Más que la “clase política” es el sistema

Hace unos días veía en TV un documental sobre el NODO, la agencia de “noticias” del fascismo español. Pude escuchar al dictador Francisco Franco despotricar de la “clase política”, refiriéndose, claro está, al pasado, es decir, a los tiempos en que los representantes políticos eran elegidos democráticamente.
Denominar a nuestros políticos y representantes públicos en general como “clase política” siempre me pareció incorrecto; una treta ideológica de carácter reaccionario y con un claro sustrato fascista. Motivos hay para el desprestigio generalizado de instituciones y representantes pero llama la atención el hecho de que al mismo tiempo que el desprestigio se generaliza, la mayoría de la población siga afirmando que no existen las clases sociales y menos, la lucha de clases; lo cual es compatible con la afirmación generalizada también de señalar al Ejército como la institución más valorada.
Evidente que los intereses que representan son empresariales pero no por su condición de “políticos o representantes públicos”, sino sencillamente porque son hijos, nietos o biznietos de capitalistas, casados o casadas con empresarios o banqueros. Es decir, son por su origen y posición, parte de la clase capitalista explotadora y como tal defienden sus intereses. Otros, de distinto origen social, encontraron la oportunidad a través de los privilegios y la corrupción de apropiarse de sumas de dinero que invirtieron en empresas, bienes muebles e inmuebles, entrando a formar parte de la clase empresarial. Y los más, de todas las tendencias políticas, hacen uso de las “puertas giratorias”, es decir, acabado su periplo político, son nombrados asesores de grandes empresas, ocupan puestos de designación en órganos europeos con elevadísimos salarios, forman parte de los Consejos de los bancos y cajas de ahorro,  llegan a las universidades públicas y privadas, a los medios de comunicación,  son invitados por universidades de todo el mundo, garantizándoseles así seguir amasando dinero proveniente de los contribuyentes de todo tipo y lugar.
Aunque la corrupción sea un fenómeno existente en cualquier sociedad, qué duda cabe que condiciones históricas, para el caso de España, la hacen muy particular. Como en la canción infantil, “el patio de mi casa es particular, cuando llueve se moja,  como los demás”.
 Nada más normal que en un sistema como el capitalista cuyo basamento no es otro que la apropiación del trabajo ajeno (asalariado), exista la corrupción. No existe más ética que la acumulación de capital bajo cualquier modalidad. Si a esto le sumamos la determinación que ha adquirido el capital financiero y especulativo, el panorama está servido. Cuenta también el hecho de que nuestro país sea una economía dependiente y subalterna y carente de soberanía.
Los procesos de reconversión industrial (de desaparición industrial sería lo exacto) exigidos por la Comunidad Europea para el ingreso de España, la afluencia de fabulosos ingresos procedentes de los fondos FEDER, medida “compensatoria” para que dejáramos de producir y nos convirtiéramos en consumidores de bienes y servicios procedentes de los países industrializados, etc., hicieron al sistema más vulnerable al fenómeno de la corrupción generalizada.
El llamado “boom” del ladrillo, con su entramado de blanqueo de dinero y sus imbricaciones institucionales (para construir era necesario “liberar” suelo y “conceder” licencias de obras a las empresas constructoras en liza), forman parte del fenómeno. ¿Cómo entender que en España se construyeran, año tras año, más viviendas que en Alemania, Francia e Inglaterra juntas? Una verdadera locura que exigió niveles de financiación soberbios y la irrupción desmedida de los bancos y cajas de ahorro, liberalizados en sus operaciones de préstamos de capital e inversiones. Como decimos por aquí, sin orden ni concierto, sin encomendarse ni a Dios ni al Diablo.
Por eso ahora el monto de la deuda, impagable, tiene un elevadísimo porcentaje de deuda privada (es decir, de empresas, arrastradas todas por el sector de la construcción y de particulares, de familias endeudadas). La deuda no procede de inversiones en construcción de escuelas, hospitales, centros de investigación, por poner solo algunos ejemplos.
El modelo corrompió por igual a todas las instituciones del Estado ya que uno de sus pilares ha sido, como comentábamos, la liberalización de suelo que es potestad de las corporaciones locales, es decir, de las unidades institucionales más básicas. Todos los pueblos y ciudades, en su proporción, “fueron Marbella”. Produciendo dicho modelo secuelas sociales de gran impacto: de país proveedor de mano de obra barata pasamos a convertirnos en receptor de inmigrantes principalmente no comunitarios, disminución del nivel cultural de la población, cuyos jóvenes abandonaban con prontitud los centros de estudio para incorporarse como trabajadores en el sector construcción; le disputamos durante años a los EE.UU., el primer lugar en consumo de cocaína;  pérdida de valores colectivos y victoria de la ideología del neoliberalismo salvaje.

            La Transacción Política Española

            Este paisaje quedaría incompleto sin mencionar la responsabilidad de la llamada Transición Política Española (desde ahora $PE), el pacto establecido entre los poderes fácticos del fascismo, la oligarquía financiero-terrateniente “aborigen”, el capital transnacional (y sus representantes: embajada de los EE.UU., Internacional Socialista, OTAN) y los representantes de las organizaciones antifascistas y democráticas, para garantizar la homologación del Estado español a los requerimientos occidentales, garantizando la estabilidad, el orden existente y el reparto posterior de beneficios e influencias.
            A mi entrañable amigo, el profesor Julio Pérez Serrano, le escuché por primera vez la expresión “capital no tangible”, para definir a la $PE. También, frente a los propagandistas de la $PE, algunos historiadores acuñaron el término IIª Restauración Borbónica, lo cual la sitúa en el proceso histórico.  [1]
            Las clases que aglutinaba el Estado fascista  no sólo no fueron zarandeadas sino que fueron acomodadas  en primera fila en el nuevo modelo político, ocupándolo sin fisuras; las organizaciones verticales del fascismo (entre ellas la Falange y la Sección Femenina, de historia criminal y genocida) fueron literalmente traspasadas al Ministerio de Cultura (me da vergüenza escribirlo); la Iglesia Católica (brazo militar e ideológico del golpe contra el legítimo gobierno de la II República Española) obtuvo mayor preponderancia en sectores claves como el educativo; se impuso la Monarquía en la persona de Juan Carlos I de Borbón (decisión tomada por Francisco Franco con anterioridad); el temible Tribunal de Orden Público que había juzgado y mandado a prisión a decenas de miles de militantes antifascistas se convirtió en la Audiencia Nacional (sí, donde estuvo el super-juez-estrella, Baltasar Garzón, responsable de una de las campañas más brutales contra la izquierda abertzale); se decretó una Ley de Amnistía que era una Ley de Punto Final; se aprobó una Ley Electoral que garantizaba el bipartidismo, la presencia de las derechas nacionalistas y de carácter no proporcional, consolidando las listas cerradas con lo cual los partidos políticos se convertían en los rectores de la vida política. Por su parte la dirección de la izquierda democrática, que había luchado contra el fascismo, aceptó las condiciones (digo yo que en agradecimiento por nada) y desnaturalizó sus organizaciones políticas y sociales (movimiento obrero, estudiantil, vecinal o feminista).
            Las ilusiones de la izquierda antifascista (entre la que no cuento al PSOE, que no existió durante las duras décadas de la dictadura), se diluyeron rápidamente tras las primeras elecciones generales, de 1977, al quedar reducida a un 9.33%, que con la misma Ley Electoral consensuada, se tradujo en 19 diputados, de un total de 350 escaños.  El pretendido “compromiso histórico” a la española se destapó como lo que verdaderamente era: “un pacto de punto fijo” a la mediterránea.A lo hecho, pecho.
            El bloque de clase hegemónico reforzaba sus posiciones y anhelos, sin ningún tipo de ruptura. Ni un atisbo de regeneración democrática, de fortalecimiento de la ciudadanía, de control de ésta sobre las instituciones, de separación de poderes ni soberanía popular.
            La $PE no fue modélica, como han repetido hasta la saciedad sus protagonistas. La resistencia desde las organizaciones populares fue muy fuerte, a pesar del compromiso de las direcciones políticas; cerca de 200 muertos por violencia de los aparatos del Estado y de los grupos de paramilitares a su servicio, no fueron poca cosa.
            El dinero de la socialdemocracia alemana y el trasvase de miles de cuadros del aparato político del fascismo  al PSOE, le permitió a éste convertirse en poco tiempo en un partido de gobierno, consiguiendo mayorías absolutas en muchas autonomías, poderes provinciales y locales. Los llamados “sindicatos de clase” se convirtieron en gestores financiados a través de los Presupuestos Generales del Estado, partícipes del gran pacto social, los “Pactos de la Moncloa”.
            Algunos intelectuales, como Vicenç Navarro, ya hablan de Transición “inmodélica” aunque defienden que la correlación de fuerzas no permitió a la izquierda comportarse de otra manera. Desde mi punto de vista se trata de  una contradicción intelectual, una suerte de “pirueta”, calificar un proceso de negativo, dadas las consecuencias estructurales nefastas que produjo (que el profesor Vicenç Navarro  sitúa y enumera de modo detallado, insistiendo en el gran déficit democrático), pero que al mismo tiempo no se puedan señalar responsabilidades de las fuerzas que actuaron como sujetos.
            Cuando hace algunos meses la revista “Forbes” hizo pública la valoración de la fortuna de Juan Carlos I, que cifró en cerca de 1.800 millones de euros, mi memoria me llevó al libro del profesor Cuenca Toribio, en el que hace una larga entrevista al General Armada, una vez salido de la cárcel. En dicha entrevista Armada cuenta cómo cuando llegaron Juan Carlos y Sofía de Grecia a instalarse en Madrid, allá por los años 60, llamados por Francisco Franco, él era Jefe de Casa Militar. Narra cómo tenía que darle “de su bolsillo” unos billetes a la pareja para que pudieran tomar un taxi para acudir a una reunión de protocolo…
           
¿Desde cuándo las cosas fueron así?

            Lo que hoy llamamos España (así como sus males y contradicciones) tiene sus orígenes en la alianza establecida, en el siglo XV, entre los reinos de Castilla-León y Aragón y en la guerra de expulsión de los musulmanes de la Península Ibérica. Aunque para nada debamos deducir por ello que una vez consumada la expulsión, en estos territorios se configurara un Estado moderno ni mucho menos un Estado centralizado. Las distintas “noblezas” mantuvieron sus derechos territoriales, no siempre de manera pacífica, aduanas, monedas propias, fueros, etc. Simón Bolívar, en sus dos viajes a España, llegó al puerto de Bilbao; para seguir su viaje a Madrid tuvo que esperar a que se le concediera un visado.  La adhesión a la Iglesia Católica Apostólica y Romana fue el único elemento de cohesión entre los distintos territorios.
            Si para los pueblos prehispánicos, la llegada de los colonizadores peninsulares supuso una auténtica catástrofe, ésta no lo fue menos para los pueblos ibéricos. Selló una alianza entre nobleza, ejército, e iglesia que nos condenó, en el marco de un modelo colonial rentista,  a padecer durante siglos un atraso generalizado, que solo benefició a la oligarquía financiero terrateniente y a sus aparatos de Estado: Monarquía, Ejército e Iglesia.
            Mientras los inmensos recursos saqueados en América Latina, favorecían el surgimiento de burguesías mercantiles y, posteriormente, industriales en Inglaterra, Francia y centro Europa, aquí se seguía utilizando el arado de vertedera romano, la productividad de la tierra era mínima, las hambrunas exterminadoras y la población escasa, exigiendo incluso en pleno siglo XVIII, la compra de pobladores extranjeros. El mantenimiento del Imperio, aquel en que no se ponía el sol, exigió utilizar ingentes recursos para costear guerras en Europa, el Mediterráneo, África, América Latina, a través de créditos que fueron esquilmando aún más las arcas del Estado.
            Llegados a finales del siglo XIX, cuando se produce la pérdida de las últimas colonias de ultramar, la crisis que provoca la nueva situación deja en el aire la industria manufacturera, principalmente textil, de Cataluña, que se desarrolló, no gracias a nuevas tecnologías o elevada productividad, sino al amparo del monopolio comercial de sus productos en Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Las explotaciones mineras estuvieron siempre en manos extranjeras, así como gran parte del capital de la industria naval de la cornisa cantábrica. Ya nos podemos imaginar el tráfico de influencias y la corrupción que generaron esas concesiones. La construcción de la red de ferrocarriles y su posterior explotación, por ejemplo, quedó en manos inglesas. Mi abuelo paterno, que era ingeniero de ferrocarriles, trabajaba aún en 1920 para los ingleses en Algeciras.
            Dos movimientos intelectuales de finales del XIX harían, desde distintas esferas, una crítica del atraso secular de España y del sistema consolidado tras la Iª Restauración Borbónica: “El Regeneracionismo” y la Generación del 98.
El Regeneracionismo político, implícito en la breve experiencia de la Iª República (1873-1874), tuvo sin embargo una gran trascendencia al ser el motor ideológico de la fundación de la Institución Libre de Enseñanza, donde se refugiaron los profesores e intelectuales perseguidos y en la creación de la Junta de Ampliación de Estudios, que permitió la formación de científicos e intelectuales en el extranjero[2].
            La crisis era generalizada y no sólo económica. El descrédito del sistema monárquico y sus poderes, incluidos los partidos políticos de la Restauración, extraordinario. La clase trabajadora, industrial y agrícola, contaba con organizaciones sindicales muy combativas, al mismo tiempo que los nuevos partidos (socialistas y republicanos) comenzaban a aglutinar los deseos de cambio. A pesar de que pueda parecer lo contrario: la Monarquía nunca fue una institución estable en nuestra historia contemporánea. Tras la dictadura de Primo de Rivera[3], unas elecciones municipales, celebradas el 12 de abril de 1931, se convirtieron en un plebiscito entre Monarquía y República. Al ganar las candidaturas republicanas en los grandes núcleos urbanos, fue proclamada la IIª República Española; el rey Alfonso XIII partía para el exilio con su corte de mangantes; se nombraba un Gobierno Provisional hasta que fueran convocadas Cortes Constituyentes.
            El 14 de abril fue un día de gran alegría y entusiasmo. Las banderas republicanas ondearon en todos los Ayuntamientos y las gentes se echaron a las calles para celebrarlo.
            El objetivo de la IIª República no fue otro que el de iniciar la modernización y democratización de la sociedad española, sacándola del atraso al que había sido condenada por esa alianza de clases, que había hecho del rentismo, el caciquismo, el nepotismo, la corrupción, el militarismo y el oscurantismo, su base de funcionamiento y reproducción. Acababa la Iª Restauración Borbónica.

            Lo que pudo haber sido y no fue

            La tarea, por tanto, era ingente. La IIª República Española tuvo un recorrido breve y convulso; a pesar de lo cual abordó muchos de los problemas endémicos que se padecían.
            Consiguió la separación Iglesia-Estado; dada la imbricación histórica de ambas instituciones, la medida fue de una gran radicalidad.
            El Ministerio de Instrucción Pública abordó un ambicioso plan de construcción de escuelas públicas, dotándolas de jóvenes maestros y maestras formados en novedosos planes de estudio, por supuesto que la escuela se definió como laica, pública, gratuita y universal, responsabilidad única e ineludible del Estado. Se daba respuesta al déficit educacional y cultural generalizado, al analfabetismo endémico. Esta preocupación de la República fue una de sus enseñas hasta el último aliento de su existencia, incluso, en su etapa en guerra pues hasta las trincheras llegaron los alfabetizadores, materiales educativos para los soldados, misiones culturales, etc.
            La Ley de Reforma Agraria debía resolver el problema de la tenencia de la tierra, es decir, mermar la influencia de la oligarquía terrateniente, paso previo para iniciar su modernización. El debate y las resistencias que suscitó fueron muy grandes, como era lógico, atrasándose su desarrollo y aplicación. El compromiso parece una realidad al triunfo del Frente Popular pero para entonces la desesperación de los trabajadores de la tierra había provocado grandes movilizaciones y dejado un trasfondo de frustración muy fuerte. Y, estallada la guerra, el debate derivaría en una confrontación entre colectivización y/o socialización.
            En cuanto al Ejército, la nueva Constitución, aprobada en diciembre de 1931, hacía una declaración de principios en la que se renunciaba a la guerra como instrumento para dirimir conflictos entre naciones. Era un freno constitucional, del mayor rango, a la tradición intervencionista y colonialista del Ejército. Se produjeron jubilaciones y pases a la reserva, para mermar la influencia de los altos mandos más comprometidos con el anterior ideario. Pero queda claro, visto el Golpe de Estado que los “africanistas” promovieron el 18 de julio de 1936 y que deribó en la guerra, que no fueron suficientes. El gobierno de la II República creó la “Guardia de Asalto”, como contrapeso a la Guardia Civil, y con la intención de crear una policía republicana.En cualquier caso, en la derrota militar del legítimo gobierno republicano no se puede contemplar tan sólo a estos sectores militares (y civiles: terratenientes, banqueros e Iglesia) que se aglutinaron alrededor del “Alzamiento Nacional”; sin la intervención de la Alemania y la Italia fascistas y la “neutralidad” (en realidad lo que hoy se denomina “espacio de exclusión aérea”, más el embargo de armas y el cierre de fronteras de todo tipo), de las “democracias occidentales”, el final seguramente hubiera sido otro.
            En tan corto período de tiempo, la II República promovió un extraordinario desarrollo de los derechos económicos, sociales y políticos.Ahora puede parecer normal que el derecho al voto sea universal pero en aquel momento este derecho estaba vetado para las mujeres en muchos países occidentales. Se fijó el salario mínimo, incluidos los trabajadores del campo. Se estableció como único legal el matrimonio civil. El divorcio se declaró libre, etc. La Ley Electoral consagró las listas abiertas. Liberados los sectores populares de la opresión directa del oscurantismo promovido por la Iglesia, el clima de libertades se amplió a todos los niveles; una auténtica revolución democrática que amplió perspectivas de crecimiento humano y colectivo, así como la irrupción de las clases sociales oprimidas y de la intelectualidad progresista en el debate, en los partidos políticos, en las organizaciones sindicales, en el Parlamento. Un arrebato de ciudadanía, de republicanismo (de cosa pública).
            Hombres y mujeres de distinto signo ideológico defendieron los derechos colectivos impulsados por profundos convencimientos, sin buscar el enriquecimiento ilícito, con aciertos y errores, pero con ética y moral. Hasta el último momento[4] .
            Como comentábamos, la imagen de una España uniforme estaba muy lejos de la realidad. Por primera vez, de modo pacífico, se reconocen la existencia de pueblos con derechos propios dentro del Estado. Cataluña  y Euskadi conforman sus propios gobiernos; otros pueblos están discutiendo sus Estatutos cuando estalla la guerra. De no haberse interrumpido la experiencia republicana, hubiéramos asistido, seguramente, a un modelo federal e incluso confederal con el paso de los años.
            Historia emocionante, breve y convulsa no solo por su final a sangre y fuego. Como cualquier proceso histórico la IIª República estuvo atravesada por fuertes contradicciones aunque en honor a la verdad habría que decir que al menos durante su existencia, “las intenciones” estuvieron claras; nadie dudaba de que existía la lucha de clases y cada quien actuó en consecuencia.
            La Historia factual permite reflexionar sobre cómo sería nuestro presente si algunas cosas hubiesen sido distintas en el pasado. Con frecuencia me pregunto, ¿cómo serían ahora las cosas en España si la IIª República no hubiese sido derrotada?, ¿o si los “aliados” no la hubieran abandonado en la Conferencia Postdam?, más todavía, ¿habría estallado la II Guerra Mundial si la II República hubiese ganado la guerra?

            Roete Rojo

           

                       

           
             





[1] La Iª Restauración Borbónica se inicia en 1874, cuando liberales y conservadores pactaron el regreso de los Borbones,  para generar estabilidad y repartirse el pastel.
[2] Uno de sus mentores y activistas políticos fue el abogado aragonés, profesor y notario,  Joaquín Costa. Se hizo muy conocida una consigna suya, que refleja muy bien el espíritu de estos reformadores: “Escuela, despensa y siete llaves para el sepulcro del Cid”. Muy preocupado por los temas agrarios, escribió un libro titulado “Oligarquía y caciquismo como la forma actual de gobierno de España: urgencia y modo de cambiarla”.
[3] Por cierto que en el Manifiesto del Golpe de Estado de Primo de Rivera, también se arremetía contra los “profesionales de la política”. Este período abarca desde 1923 a 1930.
[4] Un ejemplo, para expresar lo que intento decir: el catedrático de Obstetricia y Ginecología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada, D. Alejandro Otero, dirigente socialista, fue hecho preso en 1934, durante el Bienio Negro, por ser el presidente del Comité de la Huelga Revolucionaria. Diputado a Cortes Constituyentes, Rector Magnífico de la Universidad, profesional de fama mundial, estaba en contra del aborto, debate que ya se iniciaba. Este mismo hombre, una vez estallada la guerra, asumió la Subsecretaria de Armamento y Pólvoras del Gobierno Republicano.
Otro muy significativo: las Cortes Constituyentes de 1931 tuvieron que discutir el derecho al voto de las mujeres. Dos diputadas (la mujer no podía votar pero sí ser elegida), defendieron posturas contrarias. Clara Campoamor (del Partido Radical, de nefasta historia) fue la aguerrida defensora del voto femenino.  Margarita Nelken (del PSOE), defendió postergar ese derecho por el temor de que las mujeres, influenciadas por la Iglesia, votaran masivamente a las derechas. En las elecciones de 1933 ganaron las derechas, agrupadas en la CEDA, lo cual no le daba la razón a Margarita Nelken; hay que tener en cuenta que la CNT pidió la abstención  y su influencia era muy grande en amplios sectores de la sociedad de aquellos años. Está claro que las mujeres de las “derechas” votaron masivamente.